El caso Snowden
Las revelaciones del exempleado de la CIA han mostrado que Estados Unidos sigue prisionero de una mentalidad paranoica, incapaz de superar el trauma del 11 de septiembre del 2011
Las revelaciones del exempleado de la CIA han mostrado que Estados Unidos sigue prisionero de una mentalidad paranoica, incapaz de superar el trauma del 11 de septiembre del 2011
Las revelaciones de Edward Snowden han sido la noticia del año. Gracias a este especialista en informática, ex-empleado de la CIA y la NSA, sabemos de la magnitud del trabajo de espionaje de los Estados Unidos, tanto en países aliados como Alemania Federal como en sus propios ciudadanos. Con una sola jugada de alto riesgo—una jugada que lo ha llevado a asilarse en Rusia—, Snowden no sólo ha demostrado que las nuevas tecnologías digitales permiten interceptar fácilmente las comunicaciones de individuos y gobiernos—no se salvan ni nuestros mensajes en Facebook ni los de las agencias de espionaje que usan sofisticados sistemas de seguridad—; también ha mostrado que Estados Unidos sigue prisionero de una mentalidad paranoica, incapaz de superar el trauma del 11 de septiembre del 2011.
Un tribunal acaba de sentenciar que la recopilación de información de la NSA “probablemente” sea anticonstitucional. Al mismo tiempo, los Estados Unidos informan que Snowden no será amnistiado. Los ciudadanos norteamericanos han demostrado gran paciencia para tolerar los excesos de sus gobernantes en nombre de la seguridad; parecían incluso dispuestos a sacrificar su privacidad. Sin embargo, todo tiene un límite; las últimas encuestas señalan un cambio en el movimiento del péndulo, a favor de restringir las actividades de la NSA. La justicia ha dado los primeros, tímidos pasos para tratar de poner bajo control a una agencia obviamente excedida en sus atribuciones.
Es muy probable que las ramificaciones del caso Snowden terminen llegando a la Corte Suprema. No estaría mal: Obama debía ser el primer presidente después de la era oscura de las violaciones a los derechos en la lucha contra el terror, pero terminó mostrándose en este tema como un continuador de las políticas de Bush. Quizás al más alto tribunal de justicia de los Estados Unidos no le quede más que intervenir para cerrar definitivamente este período.