Ucrania en Europa
Las fotos sobre la revuelta de Kiev resultan estremecedoras. La escena se produce a muchos grados bajo cero. La dureza de la represión es extraordinaria. Lo que empezó siendo una escaramuza puede acabar en revolución.
Las fotos sobre la revuelta de Kiev resultan estremecedoras. La escena se produce a muchos grados bajo cero. La dureza de la represión es extraordinaria. Lo que empezó siendo una escaramuza puede acabar en revolución.
Las fotos sobre la revuelta de Kiev resultan estremecedoras. La escena se produce a muchos grados bajo cero. La dureza de la represión es extraordinaria. Lo que empezó siendo una escaramuza puede acabar en revolución. Ucrania representa la «frontera» (= tierra de nadie) entre la UE y Rusia. Por una vez estoy moralmente con los combatientes, aunque repruebe la violencia. Son un símbolo de la aporía europea.
La aporía se manifiesta así. Es un contrasentido que haya tan pocos obstáculos para la incorporación de Turquía a la UE y que sea tan dificultosa la de Ucrania. Turquía está más cerca del fundamentalismo islámico que de la democracia occidental. Europa es una entidad histórica, fundada sobre el cristianismo, entre otras bases. Por eso resulta indiscutible que Ucrania pertenece a la cultura europea. Si se discute esa pertenencia es porque Rusia considera que la fértil Ucrania es parte de su zona de influencia. El conflicto se resolvería fácilmente si caviláramos que Rusia es también Europa y, por tanto, debería entrar en la UE. Es absurdo pensar que los famosos músicos, novelistas o científicos rusos son ajenos a la tradición europea.
Lo que hoy llamamos Rusia es un régimen heredero de la antigua URSS y, en consecuencia, permanece en un equilibrio inestable. Alguna vez acometerá su definitiva democratización y se incorporará a la UE. En ese caso Ucrania será ya un Estado de la UE.
Otra cuestión es que la UE, tal como se ha diseñado y ha evolucionado, presenta numerosos fallos estructurales. La mejor prueba es que nuestro continente se rezaga respecto de los llamados «países emergentes» (fundamentalmente China, India y Brasil) y Estados Unidos. Esa realidad no tiene aún su fotografía porque es un proceso latente, algo así como el que mueve los glaciares.