Bergoglio ¿PopeStar?

Aunque fuera de la teoría que este Papa es capaz de sacudir todo el lodo anquilosado por los siglos de los siglos en la Plaza de San Pedro, no creo que pudiera considerarlo un Rockstar.

Fiel seguidora de la revista Rolling Stone y beata de su periodismo transgresor que supo imprimir desde su ya lejana primera portada, el 9 de noviembre de 1967, sólo puedo concebir que, el Papa Francisco como portada de febrero, forme parte de un golpe de efecto para aumentar las ventas del mes.  

No con ello, desmerezco la hasta ahora obra de Bergoglio al frente de la Iglesia Católica que todos vaticinan como la revolución vaticana. Yo, un poco más conservadora en estos lares, creo que todo está por ver, más por decir y todo por hacer. Pero aunque fuera de la teoría que este Papa es capaz de sacudir todo el lodo anquilosado por los siglos de los siglos en la Plaza de San Pedro, no creo que pudiera considerarlo un Rockstar; el protagonista de la revista que, como definieron sus fundadores Ralph Gleason y Jann Wenner, «camina por el lado salvaje de la vida». Es verdad que no estamos en los sesenta y terminó aquella subversiva rebelión generacional que supo con sabio acierto reflejar la revista, hablando del nuevo despertar cultural a otros modelos de concebir, ver y sentir la música.

Es verdad que todo aquello se perdió y la necesidad de nuevos iconos en esta era de, poco papel y más digital, es impepinable. Pero juntar el Papa de Roma y darle como titular «The Times They Are A-Changin» (Los tiempos están cambiando), una canción de Dylan, me parece más que una transgresión, tratar de casar el aceite con el agua. Aún sabiendo que el poeta de la música se convirtió al Cristianismo e incluso cantó para Juan Pablo II su famoso Knockin’ on Heaven’s Door, el espíritu del Rock es ya de por si una religión y, pocos serían los que aceptarían como líder de la banda al Papa Francisco.