Matar moscas a cañonazos

Llevamos un tiempo con los primeros episodios de la III Guerra Mundial, la que enfrenta a las democracias occidentales contra el terrorismo islamista o como se llame. El penúltimo episodio es el bombardeo de los aliados de Estados Unidos contra el Califato o Estado Islámico.

Llevamos un tiempo con los primeros episodios de la III Guerra Mundial, la que enfrenta a las democracias occidentales contra el terrorismo islamista o como se llame. El penúltimo episodio es el bombardeo de los aliados de Estados Unidos contra el Califato o Estado Islámico. El resultado de la última acción ha sido pírrico: una noche de bombardeos y misiles con 70 bajas de los islamistas.

Los fanáticos islamistas recurren a la vieja táctica de las guerrillas, que tan admirablemente practicaron los hispanos a lo largo de los siglos. Tanto es así que la voz “guerrilla” ha pasado a otros idiomas. No sé si se incluirá en los libros de estrategia, pero lo dicta el sentido común y la experiencia. Las guerrillas o insurgencias de toda laya solo pueden ser vencidas con métodos guerrilleros. Hoy se incluye el dominio de los medios de comunicación.

Los yanquis y sus aliados no aprendieron la lección en Viet Nam, Afganistán, entre otras sonoras derrotas. Los Ejércitos occidentales siguen organizándose como si las guerras fueran a desarrollarse como en el pasado, tropas desplegadas vistosamente en el campo de batalla. La coalición occidental vuelve a tropezar en la misma piedra cuando lucha contra el Califato. No han entendido que, en ciertas ocasiones, los mulos son un mejor medio de transporte militar que los BMR (blindados medios sobre ruedas).

Un dato político que asombra es la contumaz neutralidad española en esta III Guerra Mundial. Ya lo fue así en la I y en la II. Con el agravante, esta vez, de que los islamistas radicales los tenemos en casa. No olvidemos que Al-Andalus es una pieza codiciada por los islamistas. En Córdoba se situó un próspero Califato. El irredentismo es cosa mala.