Ser libre es ser empresario
Ser empresario es tener un estilo de vida que te hace ser un corredor de obstáculos y corredor de fondo. Te hace tener una ilusión y te da independencia. Muchas veces te trae confusión y mucha impotencia porque ni entidades financieras, ni la burocracia alarmante de la administración, y a veces ni tu entorno son capaces de entender lo difícil que es levantarte cada mañana para salir a vender tu idea al mundo.
Ser empresario es tener un estilo de vida que te hace ser un corredor de obstáculos y corredor de fondo. Te hace tener una ilusión y te da independencia. Muchas veces te trae confusión y mucha impotencia porque ni entidades financieras, ni la burocracia alarmante de la administración, y a veces ni tu entorno son capaces de entender lo difícil que es levantarte cada mañana para salir a vender tu idea al mundo.
Mis hijos adolescentes andan preguntando estos días que significa ser empresario y que significa montar tu propia empresa y si estamos ya saliendo de la crisis.
Todas estas preguntas no son fáciles, porque ninguna tiene una fácil respuesta, porque todo depende del estilo y tipo de vida que se quiere llevar.
Ser empresario es tener un estilo de vida que te hace ser un corredor de obstáculos y corredor de fondo. Te hace tener una ilusión y te da independencia. Muchas veces te trae confusión y mucha impotencia porque ni entidades financieras, ni la burocracia alarmante de la administración, y a veces ni tu entorno son capaces de entender lo difícil que es levantarte cada mañana para salir a vender tu idea al mundo. Cueste lo que cueste.
Un empresario es un visionario, es un artista, es un gestor, es un idealista que arriesga todo por llevar a cabo una idea y generar riqueza, no sólo para él, sino también para la sociedad.
Te exige sacrificio y disciplina. Ningún empresario dueño de su propio negocio tiene un sueldo de portada de periódico. No se va a engañar a sí mismo.
Me hace mucha gracia, ahora que andamos en período electoral, que algunos nos digan o hablen de impuestos, cuando no saben ni gestionar las cuentas de su propio partido o las cuentas de su propio sindicato.
El poder preparar a nuestros jóvenes con solvencia suficiente para poder elegir entre poder trabajar por cuenta ajena o por cuenta propia está basado en una educación ad hoc.
Que no nos quiten la ilusión de poder enseñar a nuestros hijos a que puedan elegir entre ser o no empresario. Mal camino llevamos cuando se nos critica a los empresarios por querer emprender.
Ningún político, ningún gestor de grandes corporaciones debería llegar a su puesto sin haber emprendido antes. Intentar administrar el dinero de otros conduce a lo que ya conocemos.