Política para los ciudadanos

Vivir en campaña permanente implica perder nuestra capacidad de reflexión. Enseguida nos posicionamos ante los temas diarios que, premeditadamente, conforman la agenda política y social. Hacen del absurdo un debate y evitan legislar lo importante. Ya vendrán otros. Ahora la atención se centra en la política de pactos, donde priman la ideología y el ombliguismo frente al contenido y los ciudadanos.

Si Rivera mira hacia Pedro Sánchez tendría grandes opciones de gobierno o cogobierno en algunos territorios con lo que ello implica: capacidad de gestión, reforzar la marca e implantación territorial y/o pérdida de apoyos y desconfianza. En cambio, si Rivera mira hacia Pablo Casado lanzaría el mensaje de seguir en la batalla por liderar la oposición y el centroderecha; perdería a los votantes socialdemócratas y renunciaría a la experiencia de gestión y de refuerzo en los territorios. La llave la tiene Rivera.

Sin embargo, el líder de Ciudadanos se ha posicionado en la indefinición, como viene haciendo hasta ahora. Adoptar una política de geometría variable afianzada en el no a Vox y a Podemos y escoger al PP como socio prioritario. Un órdago a Abascal para que acepte repetir el pacto a la andaluza en Madrid y evitar así que gobierne la izquierda. Una estrategia cortoplacista de Cs para no perder votantes. De aquí que el riesgo objetivo de Ciudadanos sea la etiqueta de ‘partido veleta’. Y hasta aquí la visión táctica-mediática-política.

La visión de los ciudadanos escapa de ideologías y pide centrarse en el ‘aquí y ahora’ para ganar en gobernabilidad. Faltan hechos y sobran palabras. Es necesario hablar de propuestas, de contenido. ¿Se han preguntado qué tipo de turismo queremos para España? – ¡Ah, pero lo podemos elegir! – Sin duda. El sector reclama pensar más en los ingresos como indicador de referencia y no tanto en el número de personas llegadas. De ahí que podríamos atraer al turista con alto poder adquisitivo pero no lo estamos haciendo.

La gran contradicción de los políticos en campaña es demandar turismo de calidad favoreciendo modelos low cost. Urge un debate de fondo para modificar ciertos comportamientos turísticos que nos permitan evolucionar hacia el país que realmente queremos ser.

¿Podemos apostar por políticas que nos hagan líderes en el futuro? Lo está haciendo posible una empresa privada aragonesa con plantas de tratamiento de agua que convierten cualquier tipo de agua (salubre, salada o de condensación atmosférica) en agua potable para el ser humano. Una solución para los países con entornos hostiles donde el agua es imposible de transportar.

El acceso al agua debe ser un asunto de Estado y, según la ONU, una de las preocupaciones del futuro. España ya se ha comprometido en Europa con la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible. Ahora tiene que comprometerse con el sector privado y los ciudadanos para liderar una respuesta que nos permita despuntar frente al resto de países. Urge ponerse manos a la obra, sino miren la cara de Trump cuando por fin se ha dado cuenta de que China está a años luz en tecnología de Estados Unidos.

Debemos exigir a nuestros políticos debates más profundos en campaña; comunicar contenido a los ciudadanos y articular pactos respecto a políticas concretas. Las posiciones ideológicas frenan el desarrollo de soluciones efectivas y el que pierde es el ciudadano. Un análisis riguroso y a tiempo de los retos a gestionar determinaría cuál es el papel que debe asumir cada partido y cuáles son sus futuras responsabilidades.