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Gracias Luna

«Una vez leí que dar y recibir las gracias es un gesto fácil de hacer, y que nos hace más felices»

Opinión

Joshua Hoehne | Unsplash

  • Laura Fàbregas (Barcelona, 1987) se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en Catalunya Ràdio, cubriendo la información política desde Madrid. También trabajó en la corresponsalía de Roma de la emisora radiofónica Cadena Ser, y posteriormente estuvo cinco años trabajando para la delegación catalana de El Español hasta incorporarse en la sección de Nacional, donde abarcó la actualidad del Gobierno. Su última etapa antes de desembarcar en The Objective fue en Vozpópuli como redactora de política.

Gracias Luna. Esas palabras tan sencillas, pero tan exactas. Y es que no hace falta añadir nada más cuando a la mayoría —entre la que me incluyo— nos costaría dedicar nuestras vidas a la labor humanitaria.

Una vez leí que dar y recibir las gracias es un gesto fácil de hacer, y que nos hace más felices. Yo intento aplicarlo en mi vida: ser agradecida con quienes me ayudan por el camino. Con el portero, la vecina o un buen jefe.

Lo peor de las redes sociales es que son una vía de entrada al totalitarismo. Se acaba descalificando a una persona, como Luna, por sus ideas políticas. Cuando el respeto a los demás debería basarse, también, en reconocer una buena conducta, sin importar qué opina sobre Palestina o el PP. Disentir con ella no debería nublar la vista a nadie para apreciar su humanidad.

Pero el motor de Twitter es el odio, y en uno y otro lado suele haber demasiado indignado. Mi máxima es intentar reírme sin escandalizarme ni sentirme provocada. Y silenciar los comentarios de los odiadores para no amargarme la mañana. Pero a veces, parafraseando al cineasta Jonas Mekas, «es el bien y la belleza lo que necesita de nuestros cuidados», ya que «el mal y la fealdad se cuidarán solos».

No sé si son peores los odiadores, que ven acoso sexual donde solo hay un hombre desesperado en busca de ayuda y consuelo, o aquellos cuyo escepticismo sistemático ante el buenismo de la izquierda les lleva, al final, a la indiferencia y el cinismo.

A veces, más vale dar las gracias y callar.