Indultos
«Para Pedro Sánchez sólo cuenta la actualidad de la última semana. Pero parece que esta jugada ya no le puede salir bien»
Pere Aragonès ha sido proclamado como presidente del gobierno catalán. El presidente regional ha declarado su intención de pactar con el gobierno de Pedro Sánchez el modo en que se realizará el referéndum que dará lugar a la secesión de Cataluña.
Por su parte, el Gobierno ya está avisando de que va a concederle el indulto a los líderes de la revuelta contra la democracia española. El ministro contra la Justicia, Juan Carlos Campo, pide a los españoles que acepten con normalidad que el Gobierno conceda el indulto a los condenados por el proceso secesionista. El presidente de la Generalitat ha preparado el terreno, pidiendo una ley de amnistía. Ello permite a Sánchez, y al duopolio televisivo regado de millones de euros de los españoles, decir que el Gobierno no cede ante todas las demandas de los independentistas catalanes.
Por un lado, el Gobierno está obligado a hacerlo; es el precio político por el apoyo de ERC todo este tiempo. Pero por otro, aunque no hay un buen momento para anunciar esa decisión, parece que cualquiera que elija a partir de ahora será el peor de todos.
Primero, porque el intento de sacar al PP del poder regional se le ha vuelto en su contra. El PP no sólo mantiene sus plazas, sino que ha obtenido en Madrid una resonante victoria que es de apoyo a Isabel Díaz Ayuso, pero también de castigo a la acción política del gobierno de Sánchez. En segundo lugar, porque en esa operación ha fenecido políticamente Ciudadanos, lo que hace posible un vuelco electoral a favor del centro derecha. Ese vuelco lo anuncian ya las encuestas. Y en tercer lugar, porque el día en que el Gobierno anuncie los indultos, Juan Manuel Moreno Bonilla deberá convocar las elecciones andaluzas, porque tendrá asegurada su reelección.
Lo más interesante de lo que señalan las encuestas no es ya el millón de votos que Ciudadanos ha dejado huérfano y que se refugia en Pablo Casado, sino el medio millón de votos del PSOE que ahora irían al PP. Sánchez parece dispuesto a cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. Pero parece que, ahora sí, una parte del electorado socialista no está dispuesto a acompañarle en ese viaje al vacío.
Sánchez puede conceder los indultos ahora, cuando las encuestas de todos modos no le aconsejan convocar nuevas elecciones, y esperar a que dentro de un año este escándalo quede enterrado, quizás por otro mayor. Para Pedro Sánchez sólo cuenta la actualidad de la última semana. Pero parece que esta jugada ya no le puede salir bien.