THE OBJECTIVE
Antonio Caño

Guerra en Ucrania: una oportunidad para España

«Alcanzado el punto de máxima preocupación, es el momento de que nuestro país se involucre como el que más en la búsqueda de una solución»

Opinión
1 comentario
Guerra en Ucrania: una oportunidad para España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Hay que celebrar la rapidez con la que los ministros de Podemos en el Gobierno, en especial los miembros del Partido Comunista, han salido a condenar el ataque de Rusia contra Ucrania. Es evidente que han comprendido la gravedad de la situación y la posición insostenible en que quedaba España ante la comunidad internacional con una parte de su Ejecutivo en una actitud dubitativa, como la que mantenían hasta ahora, ante una amenaza tan grave contra la estabilidad y la democracia en Europa.

Tanto la vicepresidenta Yolanda Díaz como el ministro Alberto Garzón se han referido en sus primeras declaraciones a «la agresión de Rusia» contra Ucrania, mientras que la ministra Ione Belarra ha sido algo más retórica en su referencia a que «la guerra nunca es el camino». El PCE, por su parte, también condena en un comunicado el comportamiento de Vladimir Putin, aunque añade, para no desautorizar del todo su posición anterior, que «esa agresión se hubiera evitado si en lugar de la lógica de la tensión militar impulsada por Rusia, EEUU y la OTAN sobre Ucrania, se hubiese optado por defender una seguridad continental integrada».

Es de esperar que esta rectificación del bloque de extrema izquierda en el Gobierno ayude a que nuestro país juegue en esta crisis el papel internacional que le corresponde como uno de los principales miembros de la OTAN, como un gran socio de la Unión Europea y una potencia mundial media. El comportamiento hasta el momento del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha sido intachable, como también hay que reconocerles el acierto a la ministra de Defensa y al presidente del Gobierno.

España lleva ya muchos años alejada del protagonismo en la política internacional. En realidad desde los tiempos de Felipe González, cuando ocupó una posición central en la construcción europea y en América Latina, España no ha tenido presencia destacada en el mundo, con excepción de la decisión de José María Aznar de colocarse en primera línea en la guerra de Irak, que resultó ser equivocada. Con Zapatero y Rajoy, España fue perdiendo constantemente relevancia internacional o, aún peor, poniendo en peligro relaciones históricas que son la base de nuestra seguridad, como hizo el segundo presidente socialista con Estados Unidos.

Sánchez hasta ahora no ha conseguido mejorar mucho nuestra posición. Su Gobierno no ha asentado aún una buena relación de cooperación con Washington y se ha quedado al margen de las gestiones que el presidente norteamericano ha ido realizando hasta ahora para hacer frente a la invasión de Ucrania. Alcanzado el punto de máxima preocupación, cuando el desafío de Putin a Europa se ha hecho ya patente y se ha convertido también en una amenaza clara contra el futuro de los españoles, es el momento de que nuestro país se involucre como el que más en la búsqueda de una solución.

Es preciso hacerlo desde ideas claras, desde el convencimiento de que esta vez España va a estar al lado de la democracia y en contra de la tiranía, de que lo hará sin reservas, prestando la ayuda que Ucrania requiera y ofreciendo a la OTAN todos los medios que se precisen, y de que todo esto se producirá con el respaldo de la sociedad española, para lo que el Gobierno debe mantener constantemente informados a los ciudadanos y estar en estrecho contacto con el Parlamento y la oposición.

Si esto ocurre, si las tensiones internas que ha vivido antes el Gobierno no se reproducen, si todos son capaces de estar a la altura que la situación requiere, España tiene una gran oportunidad, ayudada por la celebración en suelo español de la próxima cumbre de la OTAN, de recuperar un lugar en el lado correcto de la historia. Desafortunadamente, en otras ocasiones en las que la democracia se vio amenazada en Europa, España se mantuvo al margen o se situó en el bando erróneo. Nuestra democracia ya ha madurado lo suficiente como para saber encontrar ahora el puesto que le corresponde, que no es otro que el de la defensa de los valores occidentales frente al nuevo eje autoritario que conforman Rusia y China.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D