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El espíritu de... Sánchez

«Probablemente al presidente no le importaría prolongar los crímenes del franquismo hasta el 30 de mayo de 2018 si fuera necesario. Eso sí, ni un día más»

Opinión

Íñigo Urkullu, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI, Meritxell Batet y Alberto Núñez Feijóo durante el homenaje a Miguel Ángel Blanco en Ermua. | Ion Alcoba (EP)

  • Málaga, 1966. Ha sido columnista en El País, El Mundo, Vocento y escribe para Joly; es comentarista político en Herrera en Cope y director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA). Libros: El artículo de opinión, El periodismo débil…

Apenas unas horas después de que se cumplan 25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco tras ser torturado cruelmente, en el Congreso se consumará el pacto de la ley de memoria democrática con Bildu. Y no, ahí no está el espíritu de Ermua. Eso es el espíritu de Sánchez. De hecho, puro sanchismo. Claro que ese pago a Bildu no le saldrá gratis, ni siquiera barato.

Nadie se sorprenderá a estas alturas del cuajo del presidente para acudir con esa mochila a Ermua, precisamente a Ermua, exhibiendo su clásica retórica buenista pret-a-porter. Y además haciendo referencia a que España y Euskadi son hoy dos países libres, mensaje previsiblemente destinado a provocar un debate paralelo para alejar los focos de la cuestión sustancial, que es su indignidad al pactar con Bildu la memoria democrática. Tal vez en el PSOE les cueste ver su hundimiento en tiempo real, aunque algunos sondeos quizá le ayuden.

Esto en realidad es bastante simple: no se puede tener a Bildu de socio. Hubo un tiempo en que el propio Sánchez así lo admitía. Y por supuesto, no es ningún éxito de la democracia; pero ese malentendido ha emponzoñado algunas cosas. Lo que es una victoria de la sociedad española es que ETA se disolviera, que acabase el terror y que Bildu, su extensión política, se viera forzada a actuar en el Congreso bajo las reglas constitucionales de España. Hasta ahí, sí. Pero convertir a Bildu en tu socio es de una miopía estúpida; y si además le acabas dando estatus de socio preferente, será difícilmente reparable. Resulta fascinante que el sanchismo, día tras día, haya dedicado todas sus energías a cuestionar que se pueda pactar con Vox, mientras mantenía ese acuerdo sucio a la vista de todos.

¿Cómo va a estar participando en la memoria democrática quienes más han atacado a la democracia en la memoria de todos? Es sencillamente de locos, por más que los ministros declaren su orgullo por esta contribución a la concordia recitando el argumentario del partido.

«Bajo el síndrome de la Moncloa, en el PSOE parecen no ver hasta qué punto están fatigando o directamente expulsando a muchos socialdemócratas de su espacio»

Sánchez ha pretendido que todo esto encajase en el espíritu de Ermua, pero ya apenas ni los suyos pueden disimular la vergüenza ante esas piruetas tan descoyuntadas. La generación anterior de socialistas, que no depende de los cargos que dicta Moncloa, le firma manifiestos o pone la máxima distancia ante el mal olor. Y no basta con la coartada de que la ley de memoria democrática tenga mucho de artefacto legislativo más o menos hueco. No es así, puesto que sirve para definir a las víctimas; pero de no ser así, en la medida en que conlleva carga simbólica, tampoco cabría conceder a Bildu la menor relevancia en la construcción del relato. Todo lo que haga, estará manchado. Simplemente basta recordar que su condición ha sido prolongar los crímenes del franquismo hasta 1983, gobernando ya Felipe González. Claro que probablemente a Sánchez no le importaría prolongar los crímenes del franquismo hasta el 30 de mayo de 2018 si fuera necesario. Eso sí, ni un día más.

Bajo el síndrome de la Moncloa, en el PSOE parecen no ver hasta qué punto están fatigando o directamente expulsando a muchos socialdemócratas de su espacio. Rubalcaba alertó del proceso. Una encuesta de Narciso Michavila coloca ahora al PP de Feijoo entre 150 y 160 escaños, mientras el Gobierno de coalición se desmorona. Es un problema de credibilidad: ni siquiera le creen la mitad de los suyos. Por demás, hay cosas que  no funcionan ni funcionarán, como empeñarse en que ETA es el pasado y el franquismo hay que tenerlo muy pero que muy presente.

Históricos del PSOE firman un manifiesto contra la ley de memoria pactada con BilduHistóricos del PSOE firman un manifiesto contra la ley de memoria pactada con Bildu

Lo sucedido en Andalucía podría dar algunas pistas a quienes no acaban de ver el estado de las cosas. Fantasear con que Yolanda Díaz mantendrá a flote a la izquierda con sus «medidas felices» y sus «cosas chulísimas» es de una ingenuidad tan cursi como miope, tanto como creer que es inocuo oír a Mertxe Aizpurua, la portavoz e Bildu condenada entonces por colaborar con ETA,  afirmar que «vamos a poner en jaque el relato de una Transición ejemplar» . Todavía cuesta creer que en Ferraz no sepan ver el efecto corrosivo de su complicidad mano a mano con esta conspicua representante de la rama periodístico-militar de ETA.

Sánchez, que el viernes, después de aprobar el jueves esa ley de la desmemoria antidemocrática, se reunirá con el líder de Esquerra que le reclama amnistía y autodeterminación, va al despeñadero. La paradoja irónica es que se aferre al poder precisamente con aquello que lo acabará sacando del poder. La sociedad española no oye con indiferencia a Bildu, lo más cercano al fascismo que ha habido en la democracia española desde 1975, repartiendo lecciones de derivas totalitarias, o a Esquerra después del golpe de 2017. Sánchez ha polarizado al país de la mano de unos socios radicales despejando el carril central. Hoy y mañana el presidente tendrá ocasión de constatar, aunque él se mantenga indiferente, hasta qué punto es así en el Debate sobre el estado de Sánchez.

5 comentarios
  1. Fran2

    Un buen análisis de un buen especialista.
    En mi opinión en el PSOE si se dan cuenta del camino incorrecto de Sánchez, y algunos hablan “pocos”, aunque no en sus comités, “tienen miedo a perder la poltrona”.
    Pero a la mayoría le da igual, a mi entender, es cosa de emociones no de ideas o razones, odian al otro y no apoyarán nada que venga del otro lado.
    Excepto el “bolsillo”, cuando las cosas se pongan muy feas, se arrimarán, siempre han sido motivos económicos los que han echado al PSOE del poder.
    Ahora tratar de entender con razón lo irracional no nos resuelve la cuestión, son emociones y sentimientos negativos hacia el otro, o hacia la otra España. Y esto es poco modificable.
    Habrá que aguantar a este mentiroso y más….., es lo que hay

  2. ToniPino

    Es paradójico que Sánchez para mantener el poder se aferre a aquello que le va a sacar de él. Efectivamente, es así, pero es que, para sus intereses políticos, no tiene otra opción mejor; es mala, pero es lo que hay. Sabe que la única alianza posible es con separatistas y herederos de ETA. Por eso quiere blanquear a Bildu y a ETA, para legitimarlos ante el electorado de izquierdas más remiso al pacto, no solo por tener que hacer concesiones a Bildu. El PSOE no actúa solo por presión de Bildu, sino que necesita y desea este blanqueamiento. Quiere el voto de los votantes de Unidas Podemos, y por eso Sánchez no puede salir del espacio radical. Lo vio desde el primer momento. El actual sistema de partidos obliga. La política no suele entender de ética.

    La consecuencia es que abandona la centralidad (que no el centro, que no existe) y ensancha el espacio del PP, y es el que Feijóo está decidido a ocupar, sin que Ciudadanos le estorbe. Ya se sabe que en política, cuando se deja vacío un espacio, alguien lo ocupa. Por eso también a Vox no le queda otra opción que seguir en la radicalidad, que “melonizarse”, aunque la Meloni y la estrategia radical no haya tenido efectos muy positivos en Andalucía. Tanto para el PSOE como para Vox, su estrategia política es el mal menor.

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