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Francisco Sierra

La Ley de Memoria de Sánchez ensucia hasta la Constitución

«Somos mayoría los que nos sentimos asqueados de que los hijos de ETA hayan ganado el relato»

Opinión
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La Ley de Memoria de Sánchez ensucia hasta la Constitución

La portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, pasa delante de la bancada del Gobierno. | Eduardo Parra (EP)

Las ansias de permanencia en el poder de Pedro Sánchez han roto en los últimos años decenas de vajillas parlamentarias, judiciales e incluso internacionales. Vajillas éticas, jurídicas, políticas y hasta personales. No le ha importado mentir y decir todo lo contrario que afirmaba con cara intensa y de profunda convicción tan solo 24 horas antes. Mintió con su pacto de gobierno con Unidas Podemos, algo que estuvo no solo negando, sino incluso condenando, durante toda la campaña electoral. Mintió cuando negó que fuera a indultar a los independentistas catalanes condenados por sedición, y luego arrasó con todos los criterios y recomendaciones que le pedían que no pisoteara las sentencias del Tribunal Supremo. Podía hacerlo y lo hizo. Sin anestesia. Lo mismo que hace poco con su giro en solitario (ni ministros, ni socios de UP, ni Congreso, ni PSOE sabían nada) con la posición española sobre el Sáhara y Marruecos. Nadie sabe todavía porque lo hizo. No ha conseguido ninguna garantía escrita de Marruecos a cambio. Pero lo hizo. Y sigue haciendo «cosas».

Es un niño mimado, inflado de soberbia, de una falsa autosuficiencia y de una gigantesca prepotencia, que actúa sin ninguna responsabilidad, y no tiene ni el más pequeño remordimiento sobre los platos que va rompiendo. Cada vez todos le conocen mejor. Nadie se fía del tiempo que dura su palabra. Nadie, ni entre sus propias filas.

Y aún así, nadie pensó que se atrevería a ultrajar uno de los sentimientos más profundos y dolorosos en la sociedad española: el sentimiento de solidaridad con las víctimas de ETA y de condena al terrorismo. Su ley de la Memoria Histórica que ha dejado en manos de Bildu es uno de los pactos más sucios que hemos visto en los últimos 44 años de democracia. El que los amigos de ETA hayan podido «enmierdar» la Constitución y los gobiernos democráticos de Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González y meterlos en un periodo que consideran todavía franquismo, es simplemente repugnante.

«Bildu ha ensuciado a los ciudadanos españoles que se dieron en 1978 una Constitución que garantizaba la democracia, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos»

Cuando lea usted estas líneas piense que desde el 78 teníamos una Constitución democrática que sobrevivió a los centenares de miserables asesinatos de ETA y a un golpe militar. Fue el triunfo de la sociedad española que superó esos duros momentos. No se deje embaucar por las mentiras, ni se considere fascista porque esa ley no le guste. No le gusta a nadie. Ni a muchísimos socialistas a los que también avergüenza el anexo de Bildu en esta ley. Tanto que, por primera vez, ex altos cargos del PSOE se han atrevido a ponerlo por escrito.

La sumisión de los diputados socialistas es algo que habrá que analizar con más detenimiento. Es inexplicable la catadura moral de un Patxi López vendiendo solo que es una ley necesaria para poder dar dignidad a los desaparecidos y a los asesinados y enterrados en las cunetas de las carreteras españolas durante el franquismo. Somos mayoría los que estamos de acuerdo con que se hagan los mayores esfuerzos para recuperar esta memoria histórica. Pero creo que somos mayoría los que nos sentimos asqueados de que los hijos de ETA hayan ganado el relato. Porque eso no ocurrió en los setenta, ni en los ochenta. Y Patxi López como tantos silentes, disciplinados y pasivos cargos socialistas aceptan esta humillación y callan sobre ello.

Bildu ha conseguido ensuciar la Constitución. Ha conseguido ensuciar tres gobiernos democráticos. Ha conseguido que el PSOE reniegue de sus propios gobernantes y por supuesto, de sus principios. Y sobre todo ha ensuciado a los ciudadanos españoles que se dieron en 1978 una Constitución que garantizaba la democracia, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos. Esos derechos que los amigos de Bildu llenaron de sangre asesinando a centenares de personas. De ETA no se habla en la Ley de Memoria Histórica. Ni se cita. 

Bildu ha conseguido todo esto, porque Sánchez se lo ha permitido. Por un puñado de votos.

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