MyTO

A propósito de Meloni

«Quien busca un revulsivo no vota opciones convencionales. Y quien vive en un ciclo político depresivo desde la crisis del 2008 tarde o temprano buscará uno»

Opinión

La líder ultarderechista italiana, Giorgia Meloni, celebra sus victoria electoral. | Reuters

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

La victoria de Meloni me desagrada, pero mi nivel de preocupación todavía es impreciso. No sé si estamos ante el regreso del fascio o ante una payasa más que se añade al circo populista. Y lo verdaderamente preocupante sería lo segundo. Porque la probabilidad de que una líder implemente un programa fascista, gobernando en coalición y limitada tanto por su Constitución y su Legislativo como por la Unión Europea, es escasa. Si añadimos que la obsolescencia programada se inventó para los gobiernos de Italia, que desde 1946 duran una media de 13 meses, las preocupaciones se disipan aún más. Pero los populistas son demasiado líquidos; no hay confrontación, sino filtración. Es más fácil detener a quien quiere devorar el Estado que a quien se conforma con parasitarlo.

En sus memorias, Meloni reproduce un verso de la canción que Ed Sheeran compuso para la banda sonora del Hobbit: «Si esto ha de culminar en fuego, debemos arder juntos». La verdad, no resulta reconfortante imaginarla en boca de la presidenta de la tercera economía del Euro. Pero el principal valor de Meloni es su peculiaridad, su no-ser convencional. Porque de los políticos convencionales, tecnócratas à la Draghi incluidos, nadie espera mucho. Quien busca un revulsivo no vota opciones convencionales. Y quien vive en un ciclo político depresivo desde la crisis de 2008 tarde o temprano buscará su revulsivo.

«El discurso de Meloni encuentra su fuerza antiestablishment en un mensaje que ensalza la nación, la familia y Dios»

El cuento del líder populista que emerge como respuesta a la corrupción e inoperancia de la política convencional no es nuevo. Pero lo interesante es observar cómo ha cambiado nuestra concepción de lo no-convencional. Meloni no es Pablo Iglesias, ni Beppe Grillo, ni Alexis Tsipras. El discurso de Meloni encuentra su fuerza antiestablishment en un mensaje que ensalza la nación, la familia y Dios. Deberíamos preguntarnos en qué momento estos enclaves tradicionales de la identidad conservadora se volvieron subversivos y por qué. Es una incógnita que una población abierta, secular y partícipe de una cultura global encuentre un componente emancipador en este mensaje.

La libertad de los italianos, en todo caso, no depende tanto de los caprichos de Meloni como de la fortaleza de sus instituciones. Y nos recuerda que en las democracias liberales solo existen dos tipos de partidos: los que perciben la Constitución como un escudo frente a los excesos de los tres poderes del Estado, y los que la consideran un obstáculo para la ejecución de los deseos del pueblo y/o del soberano (Kelsen frente a Schmitt, ya saben). En este clima, es una tranquilidad observar que la composición del Tribunal Constitucional en Italia no es un reflejo ideológico de su Parlamento.

Este es el camino para que Meloni pueda formar un gobierno en Italia tras las eleccionesEste es el camino para que Meloni pueda formar un gobierno en Italia tras las elecciones
9 comentarios
  1. Blasde

    Meloni «fascista», sí. Ahí está ensalzando la guerra, llamando a la colonización de territorios, preparando una legislación antisemita, evocando las glorias imperiales de Roma, amenazando al capital, exigiendo a los camisas negras que se enfrenten a los comunistas en las calles y organizando una gran fuerza policial que reprima a todos y a cada uno de quienes no comulgan con el fascio. Sí. Toda una fascista.., para los indocumentados plumillas que desconocern aparentemente qué es el fascismo, por lo visto.

  2. Miguedu290466

    El que no entiende porque no ha lugar a un indulto al mayor caso de corrupción en Europa no puede entender tampoco porque un pueblo soberano elija en las urnas una opción conservadora. Liberal y de reducción de gasto público en lo económico y conservador en otros aspectos. Valorar la família, al país y a los valores tradicionales frente a unos funcionarios progres, ecos, Woke no debería ser tan difícil de entender. Cuando el desastre eco progre ha conseguido que tengamos racionamiento energético y que nuestros productos no puedan competir con los importados por las miles de restricciones y normativas no debería ser tan difícil. Cuando el centro derecha desde Merkel se ha convertido en socialdemócrata no debería sorprender que sus votantes tradicionales no hayan hecho el mismo viaje. Desde el periodismo más de lo mismo en estos días. Fascismo, ultraderecha, extrema derecha y fascismo. Seguirán sin entender nada.

  3. ToniPino

    ¿Cómo ha sido posible que los valores tradicionales, Dios, familia (tradicional) y nación, se hayan convertido en subversivos? A simple vista, parece que este conservadurismo es una reacción de fuerza opuesta a la ideología hegemónica de izquierdas, que produce hartazgo en amplias capas de la sociedad. Los valores tradicionales han calado en un sector que, en general, no supera el 15% de la población.

    La ideología dominante no ha de combatirse necesariamente con un ideario que es su reverso y que representa Meloni y los partidos afines, como Vox. No ayuda combatir un extremismo indeseable con el extremismo opuesto. Sería preciso un nuevo pensamiento político que sea capaz de ofrecer una alternativa al izquierdismo posmoderno, pero no disponemos de él. Si no hay una alternativa, el apoyo a esta ideología que representa Meloni puede crecer en Europa.

    Otra cosa más interesante es preguntarse cómo ha sido posible que un partido de extrema derecha con raíces fascistas haya ganado unas elecciones en Europa precisamente en Italia, el país que es la cuna del fascismo.

    P. D. A Vox la victoria de su amiga Meloni le pilla en pleno culebrón Olona, con extrañas ramificaciones de nazis y todo,

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