THE OBJECTIVE
Enrique García-Máiquez

Muleta, no; muleta

«Si PP y PSOE no pactan, Vox tiene que decidir si apoya un gobierno del PP que expulse al PSOE o deja a Sánchez campando por sus respetos»

Opinión
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Muleta, no; muleta

El presidente de Vox, Santiago Abascal | Jorge Contreras Soto (Europa Press)

Por mi condición de profesor, tengo querencia por aquellas noticias o debates que nos permiten aprender algo. Así me empeñé, ingenuamente como todo profesor de secundaria, en sacar el cuadro sinóptico de las lecciones que nuestra Casa Real podría aprender de la inglesa. Ahora he leído con enorme interés esas enseñanzas que dicen que la victoria de Giorgia Meloni en Italia puede dar a la derecha española, especialmente a su socio predilecto, Vox.

Algunas sugerencias son interesantes. Giorgia Meloni ha sido posibilista en lo económico, apuntándose la primera a la bajada de impuestos y a la liberación de la economía, que es la fórmula que funciona, sin por eso renunciar a la defensa del producto nacional, de los trabajadores y de los servicios sociales. También Meloni ha puesto en primer lugar la defensa de la identidad cristiana y de la maternidad y la tradición. Los distintos sesgos de la familia conservadora pueden convivir perfectamente, como se ve, si a cada uno se le da el área de influencia donde mejor lo hace. Hasta ahí no veo que Vox vaya a tener grandes problemas para confluir, en parte porque confluía de antes.

«Si PP y PSOE no pactan, Vox tiene que decidir si apoya un gobierno del PP que expulse al PSOE o deja a Sánchez campando por sus respetos»

El lío está en la estrategia política. Se dice que Giorgia Meloni no ha sido la muleta de nadie, ha ido por libre, y que eso ha hecho que crezca tanto como la alternativa. Ha conectado con un votante que no es necesariamente de derechas, y que estaba harto de lo que había. Esa posición es inmejorable, pero, como recomendación a Vox, olvida que en Italia se habían unido derechas e izquierdas para hacer una política tecnócrata según los dictados de Bruselas. De eso fue fácil que se saliese Meloni como se saldría Abascal.

Lo difícil está aquí. Si PP y PSOE no pactan, Vox tiene que decidir si apoya un gobierno del PP que expulse al PSOE o deja a Sánchez campando por sus respetos. Es esa la alternativa que no da pie a la derecha patria a marcarse un ‘Meloni’ por la tangente, aunque sea el camino más recto —a la siguiente convocatoria electoral— para el triunfo.

¿Quiere decir eso que, dada la situación española, Vox está condenado a ser la muleta de Feijóo y, por tanto, a no poder aplicarse la lección fundamental de la derecha italiana? Desde luego, la mayoría de los votantes de Vox entenderían mal que su partido no hiciese todo lo posible por desalojar a una izquierda como la nuestra del poder.

En estas condiciones, la independencia de Giorgia Meloni que le recetan a Santiago Abascal es imposible. En cierto sentido, Vox está obligado a ser la muleta del PP.

«La alternativa, pues, habría de ser o muleta en su acepción taurina o hacer un ‘Meloni’ para las siguientes elecciones»

Sí, pero ese sentido cierto no tiene por qué ser la muleta para un cojo, sino que puede ser una muleta a lo Morente, que pare, temple y mande la embestida burriciega del centro derecha. Esto es, que intercambie (parar) el apoyo a cambio (templar) de acciones políticas muy concretas (mandar) y que el electorado identifique como propias de Vox. En este sentido, creo que Juan García-Gallardo en Castilla y León está templando y mandando con la suficiente claridad. Por eso no le gusta nada a los que no les gusta Vox. 

Lo ideal es que las exigencias estén en el centro de la campaña antes de las elecciones con claridad meridiana para que luego, si el apoyo llega, se puedan ir tachando los puntos conseguidos, uno tras otros, sin que le quepa duda al respetable de quién es el responsable de esas medidas. «Fijo que lo hace» sería un buen eslogan oficioso.

Si Feijóo mansea en tablas y no se embarca en esa muleta, puede gobernar con acuerdos con el PSOE o con los hasta ahora socios del PSOE, como el PNV, y, entonces, todos los votantes de Vox y bastantes del PP entenderían la sobrevenida soledad de los de Abascal, que ya no será estratégica, sino ética. A partir de ahí Vox estaría en condiciones de aplicar la última lección de Italia: la de ir por libre. La alternativa, pues, habría de ser o muleta en su acepción taurina o hacer un ‘Meloni’ para las siguientes elecciones. (Por supuesto, Feijóo, que las ve venir, tratará de sacar una mayoría absoluta, que le evite ambas faenas o tesituras).

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