El tropezón de Feijóo

Ha tropezado, y quien no lo vea es porque se deja llevar por su necesidad de creer firmemente en el presidente del PP como única alternativa para desalojar de La Moncloa a un presidente que lleva a España a la ruina económica y al deterioro de valores y principios que son básicos en sociedades democráticas más allá de las ideologías.

Esta periodista ha demostrado sobradamente su confianza en que Alberto Núñez Feijóo podía salvarnos de una situación que hace muy complicado el futuro, pero se engañaría a sí misma si aceptara que Feijóo ha protagonizado una jugada magistral. Nada más lejos de ello. Incluso los que desde su partido echan la culpa del fiasco a que negociaba con un personaje que se ha hecho un nombre como número uno de la lista de engañadores y mentirosos profesionales, saben -y probablemente lo sabe el propio Feijóo- que el presidente del PP ha tenido el primer tropiezo de su trayectoria como líder de la oposición. Dispone de seis meses por delante para corregirlo antes de que se celebren las municipales y autonómicas, pero no lo hará si no reconoce el error.

La propia Cuca Gamarra declaraba horas antes de que se produjera la ruptura de las negociaciones, que Bolaños y Pons habían acordado dejar de lado la polémica respecto al delito de sedición, porque primaba el interés de Gobierno y PP por avanzar en algo tan relevante como lograr de una vez la reforma del Consejo General del Poder Judicial y al mismo tiempo proceder a los nuevos nombramientos en el Tribunal Constitucional.

Habían pactado prácticamente todo … y de pronto se viene abajo cuando Feijóo decide cortar por lo sano al ver que Sánchez no renunciaba a la reforma del Código Penal. Nunca pensó hacerlo, lo sabían Pons, Gamarra y Feijóo, lo sabía todo el mundo. Que ahora traten desde Génova de interpretar declaraciones de personas de su partido que apostaban por dar prioridad a la renovación del Consejo, es ridículo. La gente tiene memoria y, además, comprenden gran parte de los españoles, incluidos votantes del PP, que era importante que el PP se apuntara ese tanto.

«El presidente de un partido debe tener discurso propio, más allá de firmas mediáticas afines»

Ha ocurrido lo que muchos advertimos el aciago día de marras: el gobierno y la clac socialista acusaría a Feijóo de falta de sentido de Estado, Bruselas pondría el grito en el cielo, y se pondría en duda la fortaleza del presidente del PP para dirigir el partido como creyera adecuado sin dejarse llevar por las consideraciones del ala más conservadora del PP, donde no se  ven dirigentes que se caractericen por su gran cabeza estratégica, y sin dejarse llevar por analistas a los que siguen con pasión simpatizantes del PP. El presidente de un partido debe tener discurso propio, más allá de firmas mediáticas afines.

Lo dicho: confiemos, o al menos confiemos los que queremos un relevo en Moncloa, que Feijóo reflexione sobre las consecuencias de lo que a muchos nos ha parecido una mala decisión. Que podemos equivocarnos, por supuesto; pero a veces los años y haber sido testigos de errores monumentales nos permiten ver lo que otros no ven tan claramente.

Dicho esto, toca mentar a la otra parte, la que disfruta de las mieles de los errores del contrario. Que se ande con ojo Pedro Sánchez, porque las cifras económicas no son las que le apuntan al oído Calviño y la ministra Montero, y no son ciertas los datos que dicta Moncloa sobre cómo se castiga la sedición en otros países europeos. En la mayoría de ellos, con más años de condena que en España, que no nos vendan más globos de los que nos han vendido y siguen vendiendo.

«Sánchez juega con los indultos a conveniencia, sobre todo si se trata de independentistas condenados»

Hay unas declaraciones de Puigdemont que colocan a Sánchez en una posición complicada, y que no han recogido todos los medios, por algo será. Dice el independentista, que en estos años en los que permanece fugado en Bruselas, desde el Gobierno le han ofrecido el indulto si se presentaba en España y se personaba ante el Supremo. Desgraciadamente es creíble lo que cuenta Puigdemont, porque Sánchez juega con los indultos a conveniencia, sobre todo si se trata de independentistas condenados que con su medida de gracia le apoyarán incondicionalmente.

El PSOE que mantiene su identidad, el que promovió Felipe González y vivió con él su momento culminante, apenas se sumó al homenaje a Felipe González al que Sánchez no tuvo más remedio que acudir y Felipe no tuvo más remedio que aceptar. Sabiendo cómo son las relaciones entre ellos, seguro que el ex presidente no estaba nada satisfecho de cómo se preparó el acto de Sevilla. Fueron noticia las ausencias más que las presencias, una pena.

Me quedo con una frase de Ignacio Varela, que conoce el PSOE como nadie: «El peor Gobierno de Felipe González es mejor que cualquiera de los actuales». Seguro.