MyTO

Del aborto y Vox

«Son ingenieros sociales de derechas, torpes y autoritarios. Por eso reivindican a Orbán, que ha destruido el sistema de contrapesos de una democracia liberal»

Opinión

Santiago Abascal, Juan García-Gallardo y Javier Ortega Smith, en un acto de campaña en Castilla y León. | Europa Press

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

A estas alturas nadie con juicio cae en la trampa de la sobreactuación sanchista con la cuestión del aborto en Castilla y León. El truco está tan visto que no merece la pena ni comentarlo. El asunto, sin embargo, deja al descubierto otra cosa: el carácter de ingenieros sociales que tiene la derecha populista en España. Me refiero, claro está, a Vox.

No teníamos suficiente con unas izquierdas empeñadas en meterse en la vida pública y privada de la gente, en nuestras creencias y costumbres, en las prácticas y omisiones, en querer reglamentar todo, que ahora aparece esta derecha con la misma obsesión. El mecanismo mental de unos y otros es el mismo: usar el Estado para moldear al individuo y a la sociedad a su gusto. 

Es normal. Estamos en una crisis política, y en esta situación es recurrente la aparición de mesías que señalan la decadencia del presente y predicen el futuro apocalipsis, como Podemos o el PSOE, pero también Vox, y que vienen a salvarnos. ¿La solución? Seguir sus mandamientos. El resto somos unos pobres desgraciados sin criterio, conocimiento ni voluntad, que vemos arder Roma y tocamos la lira. 

«El propósito de Vox es el conflicto, no solucionar los problemas»

En su misión salvífica Vox usa la guerra cultural, sí, pero como una fórmula de marketing electoral. No es que no crean los voxistas en la necesidad del debate, sino que la búsqueda de votos marca los temas que sacan y el momento en el que lo hacen. Su propósito es el conflicto, no solucionar los problemas. Por eso siempre sale beneficiado Pedro Sánchez, al que ayudan a distraer sus tropelías. Son su media naranja

En la formación de Abascal hay tres tipos de guerreros culturales. Primero están los clérigos, esos que dictan doctrina y dan empaque intelectual a la ideología nacionalpopulista. Tienen autoridad pero carecen de poder. Publican libros y artículos, dan conferencias, les aplauden los suyos, y poco más. No pintan nada. Son la coartada del segundo tipo. 

Luego están los marketinianos, que usan las ideas de los clérigos para sus campañas electorales. Buscan el momento, como por ejemplo la convocatoria de mayo de 2023, y piensan en llenar portadas y marcar debate. No tienen porqué ser inteligentes, como ha demostrado la chifladura de García-Gallardo con el aborto en Castilla y León, sino oportunistas. Les da igual todo. Solo quieren el impacto social y que se hable de Vox porque consideran que el olvido es lo peor para un partido. 

Por último está el fanático. Emil Cioran describió muy bien a este tipo de persona. Voy a abusar de su Breviario de podredumbre. El fanático, decía el filósofo, tiene un enorme complejo de superioridad que convierte sus ideas en un decálogo de salvación. No tiene dudas, sino certezas, por lo que desprecia al que no piensa igual en una mezcla indecente de banalidad y apocalipsis. 

«Vox se alimenta de esos moralistas que ansían tener el Estado en su mano para coaccionar a todos»

Vox se alimenta de esos fanáticos para su guerra cultural, de ese ejército de salvadores, de correctores del pensamiento y del comportamiento, de moralistas que ansían tener el Estado en su mano para coaccionar a todos. Esos fanáticos son la tropa de los marketinianos, que estudian la cartografía electoral y sacan temas como en un juego de naipes. 

Si el propósito del tema del aborto era marcar diferencias con el PP, lo han conseguido con creces, aunque para mal. No solo García-Gallardo, ilustre desconocido, se ha saltado un acuerdo de Gobierno de ayuda a la maternidad, sino que luego, en la rueda de prensa y entrevistas, no sabía explicar qué había querido decir ni cómo se iba a articular. Solo le importaba el ruido, no las soluciones. Ni conocimiento médico, ni sociológico ni jurídico. Nada de nada. No es que esté aquí reivindicando un gobierno de técnicos, es que no merecemos uno de memos, ni de izquierdas ni de derechas. 

Son ingenieros sociales de derechas, torpes y autoritarios. Por eso reivindican a Viktor Orbán, que sacrifica la libertad de los otros para conseguir su proyecto de comunidad perfecta, que ha destruido el sistema de contrapesos propio de una democracia liberal. Es la misma esencia que el socialismo: la construcción de un Estado moral. ¿Quiénes se creen estos políticos para convertirse en la conciencia moral de todos? Qué hartazgo.

72 comentarios
  1. Progre_Fascismo

    Yo prefiero al tonto valiente que al «sabio» cobarde.

  2. Fedeguico

    Sr Vilches, se equivoca usted de cabo a rabo. Para empezar parece no saber distinguir entre ética y moral. No existe ningún indicio de que Vox pretenda construir ningún “Estado moral”; por el contrario, sí creo que parten de la base de que la convivencia humana sólo puede estar presidida por la ética de los derechos fundamentales. ¿Y qué existe más fundamental que el derecho a la vida?
    Dice también gratuitamente que son ingenieros sociales ¿Por qué, porque usted lo vale?

  3. Blasde

    Hablando de la pinza de los partidos mayoritarios socialdemócratas-aliados con los independentistas – PPPSOE contra Vox y de «guerreros culturales», nos viene en este artículo el sermón políticamente correcto del plumilla luchador que se arroja ceniza sobre la cabeza en nombre de la democracia porque un señor de Vox se muestra contrario al aborto… ya que es, según el autor, «nacionalpopulista», que es una manera finolis de decir «facha». Bueno. Sólo recordarle a Vilches que en Estados Unidos el supuesto «derecho» al aborto ya no existe en su constitución. Y que el aborto es ilegal ahora en Texas y Misuri. Y que pronto, de manera inminente, lo será en once estados más, entre ellos, las dos Dakotas, por ejemplo. Y que, por lo general, lo que ocurre en USA ocurre luego en el resto de Occidente. Por lo que el «derecho» al aborto no existirá ni en España ni en el resto de Europa…. Nada que ver, por tanto, con Orban. Y nada que ver con la «ingeniería social» que el autor achaca a Vox. Todo lo contrario.

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