Sanidad pública: agitación y propaganda
«La etiqueta ‘sanidad pública’ es el banderín de enganche para todos los que, desde la izquierda, ven una nueva victoria del PP en Madrid»
En noviembre de 2002 se hundió a 500 kilómetros de las costas españolas el Prestige, un buque cargado de crudo, que, al expandirse, las tiñó de chapapote. Fue un accidente provocado por el mal estado de la embarcación y por algunos errores cometidos por los responsables de la navegación.
Sin embargo, los aparatos de propaganda del PSOE y, en general, de la izquierda española, que siempre han dominado la mayoría de los medios de comunicación, convirtieron aquel accidente en un argumento para descalificar al Gobierno de José María Aznar, que contaba con una amplia mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.
Con la habilidad propagandística que les caracteriza, heredada de aquel tan genial como siniestro Willi Münzenberg, que actuaba a las órdenes de Lenin y de Stalin, supieron encontrar un par de palabras con las que sintetizar su maniobra: «Nunca máis», además en una lengua minoritaria.
«Nunca máis» podía parecer un eslogan inocente y bien intencionado que mostrara el deseo de que nunca más se volviera a producir un accidente igual. Pero, repetido hasta la saciedad con odio indisimulado, acababa significando que nunca más hubiera en España un gobierno de la derecha.
Como ni siquiera aquella campaña, que duró meses, hacía que bajaran las expectativas electorales del PP ante las municipales y autonómicas de mayo de 2003, los mismos especialistas en movilizar a la opinión pública, utilizaron la guerra de Irak (la segunda guerra de Irak, a la que España no mandó ni un solo soldado, al contrario de lo que había hecho el Gobierno socialista de Felipe González en la primera) y encontraron otro buen eslogan, «no a la guerra», para, con la excusa de rechazar la guerra (¿a quién le puede gustar la guerra?), aglutinar a todos los que no estaban de acuerdo con Aznar, que, repito, ni había declarado la guerra a Sadam Husein ni había mandado a un solo soldado español allí.
Y hay que reconocer que, sumados los efectos del «nunca máis» y del «no a la guerra», en las elecciones municipales y autonómicas de aquel año, el PP sufrió un ligero frenazo.
«Han puesto a trabajar a sus especialistas en agitación y propaganda para movilizar a sus partidarios»
Pero, para acabar con el que iba a ser tercer Gobierno consecutivo del PP, fue necesaria la manipulación indecente que el PSOE, apoyado por los grupos que luego hemos conocido que eran el embrión de Podemos, llevó a cabo tras los atentados del 11M.
Con estos antecedentes hay que contar cuando afrontamos este año, lleno de citas electorales que, como ocurría a finales de 2002, no pintan nada bien para socialistas y compañeros de viaje.
Como entonces, y como harán siempre, han puesto a trabajar a sus especialistas en agitación y propaganda (agit-prop lo llamaba Lenin) para encontrar esta vez otro eslogan y otro asunto con el que movilizar a sus partidarios, que ven, desmoralizados, cómo las expectativas electorales de socialistas y comunistas se están hundiendo.
De ahí la aparición de la etiqueta «Sanidad Pública» como banderín de enganche de todos los que, desde la izquierda, ven que el PP en Madrid va a obtener unos resultados que condenarán a socialistas y comunistas a seguir cuatro años más en la oposición. Y en la Comunidad de Madrid son ya 27 años.
Esto lo ha visto, con su habitual clarividencia, Isabel Díaz Ayuso y por eso ha declarado, sin complejos, que «la sanidad pública es el nuevo nunca máis y el no a la guerra, el nuevo grito político». Es evidente, demasiado evidente.
De ahí la convocatoria de la huelga, que algunos, pocos, médicos de familia y pediatras de los centros de salud de la Comunidad de Madrid llevan a cabo desde noviembre. Una huelga que está teniendo un seguimiento escasísimo, de menos del 3% de los casi 5.000 profesionales de estas materias que allí ejercen su profesión. Además de que el Colegio de Médicos de Madrid se ha negado a apoyarla.
Pero eso, a los especialistas sociocomunistas en el agit-prop les da lo mismo. Utilizan esa huelga y el ruido mediático que produce para convocar una manifestación en defensa de la sanidad pública, como si los gobiernos del PP la quisieran atacar. Cuando ocurre exactamente lo contrario.
Desde que, hace 27 años, los madrileños confiaron al PP el Gobierno de su Comunidad y desde que en 2001 las competencias en materia de Sanidad fueran transferidas, la Sanidad madrileña no ha dejado de ser la materia a la que los sucesivos gobiernos populares han prestado la máxima atención. Y los resultados están a la vista de todos. Es, sin duda, la mejor de España. Lo dicen todos los índices de calidad y lo dicen todas las encuestas entre los usuarios.
Ante estos datos indiscutibles los agitadores tradicionales de esta materia sacan siempre el argumento de la privatización, como si los gobiernos de la Comunidad hubieran privatizado la Sanidad. Y sobre esto, al margen de la maniobra política actual, es importante tener siempre en cuenta una serie de hechos y de razonamientos que la mayoría desconoce.
Empezaré por recordar mi experiencia personal en la Comunidad, donde fui su presidenta durante nueve años, en los que se construyeron 11 nuevos hospitales completamente públicos, es decir, que dan servicio a todos los ciudadanos de Madrid y que están siendo fundamentales para mantener el alto nivel asistencial de nuestra sanidad.
«En algunos hospitales públicos madrileños existe gestión privada, contra lo que vociferan los agitadores»
Para construir esos hospitales era necesaria una gran inversión y la Comunidad no podía endeudarse porque la UE se lo impedía al mantener unos topes que no podían superarse. Así que la solución que se arbitró fue conseguir que las empresas privadas que los construyeron los pagaran ellas. Y la Comunidad los está pagando año a año hasta que, a los 30 años, reviertan definitivamente a la Comunidad. Si no hubiera habido esa colaboración privada, no tendríamos ahora esos 11 hospitales.
Los agitadores repiten hasta la saciedad que la Sanidad está siendo privatizada. Sobre esto hay que empezar por aclarar que, desde hace más de cien años, en España es absolutamente legal la gestión privada de los servicios públicos. Más aún, la experiencia ha demostrado que siempre que se externaliza esa gestión los servicios mejoran y, además, salen más económicos a los contribuyentes, que, no se olvide, son los que pagan esos servicios, que sólo unos ingenuos o unos tramposos presentan como gratuitos.
Y sí, en algunos hospitales públicos madrileños existe gestión privada, contra lo que vociferan los agitadores. Lo hacen porque ellos sí quieren privatizar la sanidad y en general, todos los servicios públicos, porque lo que quieren es que todos los que allí presten sus servicios, sean empleados de la administración pública y, a ser posible, militantes de sus sindicatos, para explotar mejor a sus auténticos patronos, los contribuyentes.
Para ellos, los que van a estar todo este 2023 repitiendo el mismo grito, es muy importante señalar sin cesar que lo privado se mueve por el ánimo de lucro, como si esto fuera algo malo. Según ellos, la alimentación, el vestido, la peluquería, los coches, y todas las actividades que contribuyen a nuestro bienestar tendrían que ser ejercidas por funcionarios. ¿Cómo en Corea del Norte o como en Cuba?
La señora Aguirre tiene un buen cacao mental o quiere que los demás lo tengamos, en su artículo mezcla cosas que no tienen nada que ver. Bien está que defienda su gestión en cuanto a la sanidad, bien está que la explique para desmontar infundios, bien está que establezca la teoría de los eslóganes «fáciles», banderines de enganche que usa la izquierda, «nunca mas», «no a la guerra» o «sanidad pública», pero por lo que no paso es por su defensa de la gestión de Aznar con respecto al atentado del 11M, sencillamente porque hay pruebas irrefutables que demuestran que Aznar mintió descaradamente a los ciudadanos con los cuerpos de las víctimas aún calientes. Aznar mintió sobre la autoría de los atentados deliberadamente para salvar su trasero y eso es algo imperdonable e indigno de un líder político en unas circunstancias tan dramáticas. No señora Aguirre no se puede mezclar las cosas con tanta frivolidad.
Para cacao precisamente el tuyo.
Ya. La participación de Aznar en la guerra de Irak fue un gran error. No puedo juzgar la situación de la sanidad pública más que como usuario de la de otra comunidad autónoma, y lo que veo en estos momentos es un empeoramiento del servicio, al igual que me cuentan que ocurre en Madrid. Que este hecho es aprovechado por la izquierda para desgastar a Ayuso, pues también.
Real Decreto-Ley 8/2004, de 5 de noviembre sobre indemnizaciones a los participantes en operaciones internacionales de paz y seguridad. Internacionales de paz y seguridad, elaborado por el Ministerio de Presidencia de María Teresa Fernández de la Vega. Iba firmado por siete ministros del primer Gobierno Zapatero.
En la Memoria Justificativa que acompañaba a este Decreto se incluía un listado de las operaciones del Ejército español en el exterior amparadas por resoluciones de las Naciones Unidas. En abril 2003, la «Operación Libertad Iraquí en Irak» dice: La participación española, amparada por las Resoluciones 1441 (2002) y 1483 (2003) y 1511 (2003), se concretó el envío de dos diferentes tipos de unidades con la misión de ayuda humanitaria y restablecimiento de la seguridad.
Además en la memoria justificativa dice: La primera operación de Ayuda humanitaria fue autorizada mediante acuerdo del Consejo de Ministros de 21/3/2003, que autorizo el despliegue en Unm Qasar del Buque Castilla y diversas unidades de apoyo.
Por acuerdo de Consejo de Ministros de 12/12/2003, se autoriza el despliegue de la Brigada Multinacional Plus Ultra con un máximo de 1.300 efectivos que se integra dentro de la División Multinacional Centro-Sur cuyo mando ostenta Polonia y despliega en la zona central de Irak (An Najat y An Nasiriya) (Pág. 20)
Por otra parte, el apoyo de España a la Operación Libertad Iraquí de 2003 contó con el respaldo del Congreso de los Diputados que aprobó con 184 votos secretos (uno más de los que disponía el PP) la participación del Ejército español en la misión, cuando en aquel momento no era necesario por ley consultar al Parlamento. Sin embargo el Gobierno Zapatero aprobó en Consejo de Ministros el envío de tropas a Afganistán antes de que se pronunciara el Congreso.
El 18 de marzo de 2003, cuando José María Aznar anunció en el Congreso que las Fuerzas Armadas mandarían tres naves con 900 militares al teatro de operaciones, un asesor del titular de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, definió la misión de éstos con rotundidad: «Labores de ayuda humanitaria, nada más».
Los fachas tienen un sesgo muy peculiar. Si alguien se queja de un gobierno de derechas, «te jodes porque lo han votado»; en cambio, lo de Cibeles es un acto cívico. Si te quejas del deterioro de un servicio público bajo un gobierno de derechas que busca su privatización, estás utilizando políticamente el tema de la sanidad. A mí, en este Madrid maravilloso, paradisíaco, donde impera la libertad, me han dado cita para un prueba médica cinco meses después de que la pidiera mi médico. Ese temo no me parece razonable. Y, cada vez que voy a mi centro de salud, se me cae el alma a los pies viendo en qué estado de abandono se encuentra. Y lo mismo pasa con los colegios públicos, pero luego Isabel Díaz regala parcelas a los curas para que monten colegios privados. Este PPOX madrileño es una organización delictiva profesional, dedicada a esquilmar las arcas públicas para transferir fondos a empresas amigas, con el plan manifiesto de deteriorar a propósito los servicios públicos (por falta de financiación) y arrastrar a los ciudadanos (los que pueden permitírselo) al sector privado ante la desatención y deterioro de los servicios públicos. Algunos llaman a esto «liberalismo». Sinvergüenzas.
27 octubre.
Tratado de Fontainebleau entre Francia y España: Ocupación y reparto de Portugal.
29 octubre
Complot del Escorial. Arresto y proceso del príncipe de Asturias y sus consejeros.
1 noviembre
Un ejército francés al mando de Junot entra en España para dirigirse a Portugal
30 noviembre.
Junot ocupa Lisboa.
El CABESTRO ( Persona torpe o ruda y por lo tanto no estoy insultando, estoy adjetivando correctamente).
El pobre no da para más, sin el insulto no es nadie, y de ahí que este comentario es un copia pega, que se puede ver en Internet escribiendo lo siguiente: «Foro para el Estudio de la Historia Militar de España».
No pongo el enlace ya que se anularía esta respuesta.
En fin, ya se sabe que la ignorancia es siempre muy atrevida y la de presuntoimplicado en límites insospechados.
¿Sigue con acné, preadolescente palurdo?
MASTUERZO.
Porque es más fácil culpar de los problemas a una inexistente conspiración que admitir los errores.
Conspiración es la que tienes tú en tu sesera.