MyTO

Radiografía ideológica del papa Francisco

«Francisco es un papa novedoso en el catolicismo, pero la duda permanece: ¿Es eficaz o hablador tan sólo?»

Opinión

Papa Francisco. | EP

  • Nacido en Madrid en octubre de 1951, Luis Antonio de Villena es licenciado en Filología Románica. Su obra creativa —en verso o prosa— ha sido traducida, individualmente o en antologías, a muchas lenguas, entre ellas, alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro. Ha recibido el Premio Nacional de la Crítica (1981) —poesía— el Premio Azorín de novela (1995), el Premio Internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Premio Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el Premio Internacional de Poesía Generación del 27 (2004). En octubre de 2007 recibió el II Premio Internacional de Poesía «Viaje del Parnaso». Desde noviembre de 2004 es doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Lille (Francia).

En una reciente entrevista para la Associated Press (grabada en el despacho vaticano y en español) el papa Francisco asegura, con enorme tranquilidad: «Todos somos hijos de Dios. La homosexualidad no es un delito. Es un pecado. Pero también es pecado la falta de amor al prójimo». ¿Es muy moderna, muy novedosa esta declaración? Para la gente del mundo occidental que vive en su tiempo, para mí, las palabras de Francisco nada tienen de novedosas. Menos aún para alguien LGTB concienciado. Más bien (aunque buenas) son antiguas. Ya en 1973 -tarde- la Asociación Estadounidense de Psiquiatría borró la homosexualidad de los trastornos mentales. Y la OMS lo hizo en 1990.

La homosexualidad no es una enfermedad y nada hay que curar. El Papa, en la citada entrevista, asegura que la mayoría de los 50 países que todavía condenan la homosexualidad -incluso con la muerte-, lo hacen por razones de una cultura propia. La periodista aprieta: «¿Y la Iglesia está contra ello». Francisco responde: «Sí, los obispos en esos países hacen lo que pueden…».  Bien es verdad que, más informalmente, en un avión y de retorno de Brasil y en 2013, Francisco empezó el discurso: «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?».

El papa Francisco que ha tenido recientes años de silencio (algunos miraban a su salud, tiene 84 años) siempre ha dicho cosas nuevas para el estricto catolicismo: acoge a la homosexualidad y a los divorciados, por ejemplo, como hijos de la Iglesia, y es mejor sabida su renuncia al boato pontificio  y su cercanía a los desheredados. Ya he dicho, todo ello puede parecer viejo (y lo es) para una mentalidad avanzada, pero es muy nuevo en los viejos esquemas y leyes del catolicismo más ortodoxo.

«Despierte, Santidad, medite. A España no hace falta que venga. Acaso debiera ir a Argentina y pedir perdón, en efecto»

Los obispos conservadores rechazan a Francisco por «progre» (preferían a Benedicto XVI) y quienes no estamos en eso, nos preguntamos: me gustan esas palabras de Francisco, pero se tiene la sensación de que quedan como personales opiniones del Papa, es decir -y ya cumplió una década de pontificado- ¿algo ha cambiado en la doctrina social de la Iglesia? ¿En algo se ha modificado la ley eclesiástica? ¿O queda al fin todo al criterio personal de cada cura?

Si nada cambia o se mueve en el vetusto cuerpo doctrinario eclesial, las palabras de Francisco habrán sido buenas, pero de corta eficacia. ¿Modifica la Iglesia lo que dice Francisco? Parece que no en lo escrito. Y ya se sabe: Scripta manent. Lo escrito es lo que permanece.  Con la duda de si las opiniones de Francisco son algo más que transitorias, lo que sería triste y grave, pues sus discursos valdrían de poco, queda el lado político del Papa, amigo de los populismos de América Latina, donde ha dicho bastantes insensateces. Decir que España debe pedir perdón por la Conquista de América (e indisponerse con España) es una gran necedad. Como decir que Italia pida perdón por el Imperio Romano. Pero más aún, siendo un Papa: ¿No recuerda que sin España no habría habido catolicismo ni el rico mestizaje de nuestra América? ¿Qué opina de las tantas iglesias y catedrales del XVII?  Por lo demás Francisco tuvo un mal papel (no hizo, no condenó) durante la terrible dictadura de Videla en su Argentina natal.

Si uno ve una curiosa película, ‘Los dos papas’-‘The two popes’- de Fernando Meirelles, coproducción británica para Netflix, estrenada a fines de 2019, con dos notables actores, Jonathan Pryce (Francisco) y Anthony Hopkins (Benedicto) y que se dice basada en hechos reales, tendríamos que decir que Francisco es consciente de su torpeza durante la dictadura argentina, pero que ello mismo le hizo cambiar para sentirse cerca de la gente. Según la película, sería Bergoglio quien, de modo indirecto, influye en la renuncia al papado de Ratzinger. 

Francisco es un papa novedoso en el catolicismo, pero la duda permanece: ¿Es eficaz o hablador tan sólo? ¿Quedará o será sólo brisa, aunque de esperanza? Y lo igual de grave: ¿No ve las trampas burdas del populismo? Los pobres de América no son ni Maduro ni Petro ni López Obrador. Despierte, Santidad, medite. A España no hace falta que venga. Acaso debiera ir a Argentina y pedir perdón, en efecto. 

5 comentarios
  1. Julius

    Buenos días
    Demuestra usted un absoluto desconocimiento de la doctrina de Fe De la Iglesia católica. Al igual que Jesucristo ha sido, es y será siempre el mismo, el pecado que antes era, lo es ahora y lo será siempre. Porque así lo transmitió nuestro Señor. La fe católica no solo se basa en un libro “La Sagrada Escritura” si no también en l tradición apostólica.
    Por ellas, conocemos que las relaciones fuera del matrimonio (hombre y mujer) son pecaminosas, adulterio dijo nuestro Señor. De ahí, que lo que lo qie la Iglesia considera pecado son las relacionas fuera del matrimonio, ya sean de heterosexuales o de homosexuales. La inclinación sexual de un individuo no es pecado, es pecado llevarla a su fin fuera del matrimonio. Es sencillo. Que pueda ser usted de una u otra inclinación sexual no implica que tenga razón.
    Y si usted es católico, y acepta el precepto que defiende, sepa usted que está incurriendo en pecado grave, que no es juzgado en esta vida si no será juzgado en el día de su muerte, por él unido juez verdadero, nuestro Padre celestial.
    Sencillo y fácil de entender. La iglesia no condena a las personas, condena los actos.
    Vaya usted con Dios.

  2. Monar

    Luis Antonio creo, humildemente, que has escrito este artículo sin documentarte bien. Creo que te has dedicado a leer de vez en cuando alguna entrevista o algún artículo. Francisco lleva diez años, sí. Ha escrito, como tú demandas, bastante. Sobre el tema de la homosexualidad que a ti te ocupa —razonablemente— la doctrina de la Iglesia ni lo considera un delito, ni un pecado, ni una enfermedad. Si hubieras seguido leyendo lo dicho por el Papa, entenderías que deja claro que “la condición de homosexual” no es un pecado. En el avión, precisamente, su pregunta sobre quién era él para juzgar va precedida de unas palabras distintas a las que tú has citado. Has citado mal y significativamente mal. Pero no lo considero yo cita delictiva, ni pecaminosa. Simplemente, fruto de la escasa preparación sobre el tema. Que has escrito con prisas, vaya.
    Sobre tu preocupación sobre si el tema de la homosexualidad en Francisco va a llegar a “lo escrito que permanece”, te aclaro: Francisco no dice nada nuevo. Precisamente ya está escrito desde hace décadas en el Catecismo de la Iglesia Católica, de época Juanpablianasegunda, al decir que los homosexuales deben ser bienvenidos y respetados, y no deben ser marginados ni discriminados.
    Puedes estar tranquilo. Católicos y otros cristianos (de musulmanes no digo ná, que se enfadan) que adoptan medidas crueles, violentas o despreciativas hacia los homosexuales…esos no siguen la doctrina cristiana. ¿Te imaginas a Jesucristo apartando a un gay de su lado? ¿Lo acogería? ¿Lo defendería? Pues eso y sólo eso es lo que sigue la fe cristiana: seguir a Jesús.
    Lamento este comentario. No lo habría escrito de no ser por el disgusto de ver cómo Luis Antonio de Villena ha bajado su habitual gran nivel literario. Las prisas son malas consejeras. Yo soy el primero en haberme dejado seguir por ellas al escribir aquí. Saludos.

Inicia sesión para comentar