¡Quedaos, majestad!
«Que el protagonista de la recuperación de la libertad y de la reconciliación de los españoles tenga que vivir en una especie de exilio es una vergüenza para todos»
«Quien tenga sentimientos por España, que crea que forma parte de un país que es grande, aunque ha estado atormentado durante siglos, cuando España era la potencia más grande del mundo en el XVIII ya se habla de decadencia, y es el término más utilizado, en el 78 se intenta enderezar eso y se consiguió enderezar, pero ahora estamos en una situación complicada si no vamos hacia atrás» (…) «Las personas que quieran reflexionar sobre la vida con honestidad y sin prejuicios tienen que saber que el rey más importante que ha tenido España se llama Juan Carlos I; los problemas de faldas, de dinero, las leyes dirán, pero eso no puede eclipsar la figura de un rey que por primera vez en la historia tiene todo el poder y decide que no lo quiere, que el poder tiene que estar donde está la soberanía y entrega esos poderes. Aún más, tres años después unos nostálgicos del autoritarismo de la dictadura dan un golpe de Estado y fue el Rey quien lo paró, que eso se quiera ignorar es de una desfachatez que indica la pobreza moral de los que quieren ignorarlo».
Estas son palabras pronunciadas por Alfonso Guerra el 30 de marzo pasado en una entrevista con Carlos Herrera en la COPE. Guerra, aunque algunos de los más jóvenes no lo sepan, es el creador del PSOE actual, es el arquitecto del PSOE moderno, porque no hay que olvidar que el PSOE histórico era una especie de momia y que es Guerra el que da forma al PSOE que conocemos y que ha sido uno de los pilares fundamentales de la democracia española, aunque ahora Sánchez lo esté utilizando para llevar a España a un modelo entre venezolano y argentino.
Pues bien, en esas declaraciones Guerra da, de una manera coloquial y directa, una magnífica lección de lo que ha sido la Historia de España de los últimos dos siglos y, sobre todo, del papel trascendental que Don Juan Carlos (y voy a poner como se hacía siempre cuando se citaba al Rey de España, «q. D. g., que Dios guarde») ha representado en nuestra historia.
«Cuando Don Juan Carlos empieza a reinar, la maldición de las dos Españas irreconciliables era una realidad»
Porque, efectivamente, la Historia de España durante los dos siglos anteriores a la llegada de Don Juan Carlos al trono es una historia de continuos fracasos, de enfrentamientos fratricidas, de anomalías e inestabilidades políticas.
Así, cuando Don Juan Carlos empieza a reinar, la maldición de las Dos Españas irreconciliables era una realidad y, sobre todo, era un fantasma que amenazaba el futuro. Y, como muy bien dice el socialista Guerra, él, que tenía todo el poder, decidió que el poder tenía que estar donde está la soberanía y, por eso, entregó esos poderes al pueblo español. Más aún, al hacerlo, nos invitó a todos a la reconciliación y a olvidar para siempre todas esas querellas que habían envenenado la convivencia entre los españoles durante siglos.
Y al contemplar la obra que nuestro monarca llevó a cabo entonces, no duda en afirmar, con una rotundidad que hay que valorar, que el rey más importante que ha tenido España se llama Juan Carlos I. No voy a entrar en el debate de compararlo con Alfonso X el Sabio, con Jaime I el Conquistador, con los Reyes Católicos o con Felipe II, por citar a algunos de los grandes reyes que ha habido en España. Pero de lo que no cabe la menor duda es que lo que hizo para conseguir que España fuera una democracia a la altura de las más libres del mundo constituye una gesta histórica impresionante y emocionante. Y que Don Juan Carlos ha entregado a su patria el legado más valioso que se puede imaginar: la libertad y la democracia.
Esto está siendo sistemáticamente ocultado a las nuevas generaciones de españoles. Y no sólo ocultado, sino tapado por, como dice Guerra, unos problemas de faldas y de dinero, que, además, después de ser investigados, ninguna instancia judicial ha encontrado en ellos indicios del menor o delito.
Después de esta lección de historia que nos da Alfonso Guerra, la conclusión inmediata que cualquier persona honrada puede sacar es que es una vergüenza para todos los españoles que este Rey no esté pasando estos años de su vejez entre nosotros.
«Los que le critican por esas presuntas faltas de su vida privada lo que en el fondo están criticando es la monarquía constitucional»
Y eso que Guerra no hace mención al extraordinario papel de Don Juan Carlos a la hora de colocar a la España democrática y moderna en el mundo y de conseguir para nuestras empresas innumerables oportunidades en todo el mundo.
Por todo esto es lógico concluir que tiene que estar en esta su patria para recibir el homenaje constante y continuo de los españoles que amamos la libertad y que sabemos que se la debemos a él más que a nadie.
Y no nos engañemos, todos los que le critican por esas presuntas faltas de su vida privada lo que en el fondo están criticando es la monarquía constitucional y lo que quieren de verdad es acabar con el régimen que nos dimos para convivir en paz y concordia los españoles, gracias a Don Juan Carlos.
Para mí fue un inmenso error que se fuera de España y creo que los responsables de haberle forzado a tomar esa decisión tienen una enorme deuda de responsabilidad con los españoles.
Que el protagonista máximo de la recuperación de la libertad y de impulsar la reconciliación fraterna de los españoles tenga que vivir en una especie de exilio es una vergüenza para todos.
Por todo esto y sin dudar: ¡Quedaos, Majestad!