La campaña Western

Ha entrado el verano infernal, con su campaña western que amenaza mis pacíficas vacaciones. Junio es el camino hacia las fauces de la política. Aquí tenemos al presidente, todavía trapicheante, de vuelta a la campaña sin darse por vencido, sino poniendo en circulación un nuevo estigma político. Si a cuatro señores de un pueblo de Murcia se les ocurre quejarse de que en julio no se puede votar, por el calorazo, los amigos de la señora Clinton hablarán de un nuevo asalto al Capitolio. Menudo drama electoral pueden montar con los 440 millones que nos cuesta, ay, la campaña del insulto.

Ya están poniendo en circulación un nuevo estigma político que todo el mundo acepta porque nadie lo entiende: Trump, Bolsonaro y toda esa película americana de la Alt-right. Y nosotros ni tenemos ganado ni pistola para defendernos. Leo que ya están trajinando con la neurociencia para las disecciones del voto oculto, con lo que ahora podrán también llegar al subconsciente del ‘votante indeciso’. En este deseo de saberlo todo estudian las posibles disonancias entre lo que uno declara y lo que realmente piensa. Es decir, que no solo nos quieren crispar con esta psicosis del trumpismo día sí y día también, sino que usted y yo, como votantes, estamos siendo analizados y estudiados, seducidos, incordiados y manipulados. 

«Están fallando en el análisis de la realidad, y ahí todos juraban el propio 28-M que el PSOE ganaría las elecciones»

Elías Canetti escribió en Masa y poder que la tiranía más exigente es la que se permite hacer la pregunta más exigente. Ahora, con en el avance del Big Data y la neurociencia aplicada a la política, ya no hay resistencia posible. La vida privada ya es un capricho burgués y lo personal es político. Existe el peligro de que la tecnología sea utilizada para erosionar la democracia si cae en las manos de socialistas. Creo que de momento, los españoles estamos a salvo, porque no hay vida inteligente en Ferraz ni en el núcleo de poder del Gobierno que pueda procesar la información y los datos. Están fallando en el análisis de la realidad, y ahí todos juraban el propio 28-M que el PSOE ganaría las elecciones. Fuentes socialistas recuerdan que los fallos sobre los resultados electorales son constantes, y si eso fuera una empresa privada ya estarían todos despedidos. 

Simplificando, diremos que toda esa hueste electoral vive en una película americana y no saben procesar la realidad de la sociedades española. Por eso los Tezanos han optado por la campaña de la autodestrucción, el golpe de efecto y el cuento del trumpismo. Se han convertido en un partido malditista, en la saga de los Panero. Una opción, además de automedicarse con whisky y silenciar en redes sociales la campaña del insulto, es marcharse todo el verano a un archipiélago del Mediterráneo. Si fueran capaces de localizarnos, la banda comunista que asoma por el horizonte con otras banderas vendría a reclutarnos como milicianos. Acabaríamos como en aquella película americana en la que el soldado pregunta dónde está el frente:

—¿A dónde me llevan?

—Al frente.

—¿Y dónde está el frente?

—Buena pregunta. Donde haya enemigos de la revolución. Blancos, intervencionistas, ahí está el frente. Y donde haya un burgués, un poeta dudoso asido a su vida personal. También ese es el frente.

—¿Cuánto tiempo me va a retener?

—Hasta que ganemos…

Es de no creer

Cristina Casabón