THE OBJECTIVE
Alfonso Javier Ussía

La directora de las tres mil viviendas

Este artículo es el segundo de la serie ‘Género Politíaco’, donde se narran algunos sucesos de ‘thriller’ que tenemos en la política actual

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La directora de las tres mil viviendas

Unplash.

—La cosa es sencilla. Por un lado, vosotros montáis una empresa que se especialice en conseguir subvenciones públicas, mientras, yo me ocupo de gestionar los fondos  para vuestros clientes. El esquema no puede fallar. A medida que nos vayamos forrando, porque aquí nos vamos a forrar, compramos unos pisos y así podemos blanquear la pasta del Estado en bienes materiales que nos permitan tener unas rentas razonables; no vamos a estar toda la vida trabajando para nada, ¿no?

Después, las risas, la testosterona a tope con la copa y el puro, el humo y el alcohol, como si eso de gestionar dinero público fuera un viernes por la noche. 

Esta comida o reunión a secas, tuvo lugar hace algunos años, allá por 2009. El plan era claro, como si una empresa familiar resurgiera del esfuerzo y la brillantez; casi como un trozo de pastel que sirven doble en la fiesta de cumple de aquellos niños, qué niños, qué cosas. Sucedió en Andalucía, bajo el riego de millones de dinero público que los ERE dilapidaron en todo tipo de ayudas esenciales, desde irse de putes con cocaína y chóferes camellos, a préstamos de empresas que después de recibir 36 millones se declaraban en quiebra y cerraban la puerta…; tantas cosas que al final, uno se pierde en el botín de 679 millones de euros

—¿Cuánto dices? 679 millones de euros de dinero público. Eso son minucias para un Estado de derecho. Imagínate, lo importante es que el dinero sea público. Si hay intereses privados nos pueden coger y juzgar y hasta ir a la cárcel. Si la cosa la dejamos en dinero de los impuestos de la gente, no habrá problema alguno.

—Mira, hermano, tú montas una empresa y en uno o dos meses, no seamos cantosos, te empiezo a cerrar contratos de alquiler y de prestación de servicios. No lo devolvemos, no nos van a coger, pero te garantizo, no sé ¿un par de kilos en dos años? Con eso podrías levantar un patrimonio importante, vivir de las rentas, ya sabes. Entonces, ¿dónde está el truco? Pues que antes de tener que asumir las obligaciones declaramos la quiebra de dichas empresas y así se pierde el dinero en el limbo de nuestras carteras. Siempre fuiste el más brillante de los tres— le dice emocionado uno de ellos —Para qué está la familia—contesta, el ávido mangante. 

«Aunque gobierne el PP, nuestro sistema debería seguir funcionando, pero debemos ser un poco más cautos»

—¿Y si nos pillan? ¡Qué nos van a pillar! Además, mi señora está muy bien posicionada con esta gente. La empresa la llamaremos algo así como, no sé, decidme ideas. Pues esa misma, ¿cuál? Ideas. Si es que de verdad eres brillante —apostilla el otro. Bueno pues más o menos ya lo tenemos en marcha. Es importante que no gastéis a lo loco. No vayáis a compraros un Ferrari que entonces nos pueden mirar. ¿Y en qué habías pensado gastarte la pasta? Pues, un ático en el Retiro, dos o tres pisos por Málaga, no sé, cosas sencillas. Bien. La verdad es que recuerdo cuando de pequeño dirigías la tropa. Sigues en la picota, hermano mío. 

Esto ocurrió durante el cambio de Gobierno del que acabó con ETA, apoyado por el presidente Eguiguren, ese que pegó a su mujer con las manos, un zapato, y hasta un paraguas, pero que se mantuvo en el puesto durante 12 años porque con ZP estas cosas no importaban tanto. Estamos en el año 2012. Y así continuaron con su Andalucía plena, las oportunidades de emprender, la buena gente, la gente guapa. Dos años más tarde, la empresa comenzaba a dar el cante. Así que decidieron salvar una empresa pública archiconocida por sus todoterrenos, o todocaminos, que en esto del lenguaje tanto monta monta tanto.  

—Mi señora sigue de concejala en Málaga. Aunque gobierne el PP, nuestro sistema debería seguir funcionando aunque debemos ser un poco más cautos. ¿Cuánto dinero has transferido en total? Buf, no sé, en total, con los coches hemos palmado unos 270 milloncetes. Oye, una cosa, ¿de verdad no nos van a pillar? Qué manía con que nos van a pillar. ¡No te digo que aquí roba hasta el apuntador! Si caemos nosotros, caen todos. No lo permitirán. Bueno, si tú lo dices, me quedo mucho más tranquilo. Yo también, la verdad —alegó el tercer hermano —Lo que debemos hacer sí o sí, es ir chapando lo de las Ideas, ya buscaremos otra forma de seguir trincando la sardina. Creo que el jefe de mi señora me va a nombrar director del Centro de Negocios de Andalucía. Desde ahí podremos continuar con este desfalco, amados hermanos. ¿Qué haríamos sin ti? Pues yo no lo sé, la verdad. Pero tendríais que… ¿trabajar honestamente? ¡Para para, que me parto en dos, hermano! Si es que además de ser brillante, eres un cachondo ¿Y cómo te imaginas el futuro? Pues que queréis que os diga, si las cosas siguen así, igual mi señora llega a subdelegada del Gobierno, o qué narices, ¡hasta directora de la Guardia Civil! Vaya tela, hermano. Eso sí que sería surrealista. Pues ya veréis, ya veréis. Con el PSOE nunca se sabe. 

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