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Ricardo Dudda

El torero de Vox y la rabia de los progres

«Los partidarios de Vox están encantados con Vicente Barrera porque cabrea a la izquierda. Lo que importa en la política hoy es eso: hacer rabiar al adversario» 

Opinión
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El torero de Vox y la rabia de los progres

Vicente Barrera, en una imagen de archivo. | EFE

Los partidarios de Vox están encantados con que el nuevo vicepresidente de la Comunidad Valenciana, y nuevo consejero de Cultura, sea torero. No por el hecho de que sea torero, o al menos no exclusivamente. Habrá algunos a los que ni siquiera les gusten los toros. De hecho, a algunos les molesta que se le llame «el torero de Vox», y recuerdan que estudió Derecho (pero en realidad fue torero entre 1992 y 2011 y ha dicho «seré matador de toros hasta que me muera»). En realidad, están encantados con Vicente Barrera sobre todo porque cabrea a la izquierda. Porque lo que importa en la política hoy es eso. ¡Cómo rabian los progres! No importa si tiene ideas para una Consejería que en 2022 tuvo un presupuesto de 170 millones de euros. Lo importante es hacer rabiar al adversario. 

Hay otras muchas cosas de Vicente Barrera que hacen rabiar a los progres. Por ejemplo, apoyó a Camps durante el juicio por los trajes de Gürtel. En su cuenta de Facebook, hizo una votación para ponerle nombre a su nuevo caballo: los candidatos eran Viriato, Caudillo, Duce (por Mussolini) o Escipión (es claramente un demócrata, al menos en redes sociales). En otro artículo, escribió lo siguiente: «Yo también me siento orgulloso de ser nieto de quienes dieron su sangre y ganaron la guerra […] Cualquier Estado y cualquier democracia y cualquier libertad está construida sobre una guerra que se ganó, y las victorias militares y la celebración de la Pascua son el gran vigor del mundo. […] ¿Por qué es un insulto ganar una guerra? En cualquier caso tendría que ser insultante haberla perdido, y de aquella manera, y con aquellas siniestras banderas». En un tuit que acaba de borrar, decía que una «intervención militar para acabar con la dictadura es la única solución». ¡Qué políticamente incorrecto! Hace apología de golpes de Estado pero, ¡cómo rabian los progres!

Hay muchos votantes de Vox que están de acuerdo con esos comentarios. Como ha escrito David Mejía, «todos sabemos que aunque Vox no sea extrema derecha la contiene, como Podemos contiene la extrema izquierda. Serán lo que sean, pero es evidente que ambos acogen a los extremistas de sus respectivas familias, y por eso son potencialmente peligrosos, más sabiendo que los radicales son siempre los miembros más activos de cualquier organización». Y los que no son de extrema derecha, que son también muchos, les basta con rabiar a los progres.

Es una pulsión muy común. Por ejemplo, para muchos votantes de derechas, una parte del atractivo de Isabel Díaz Ayuso es que la izquierda la odia. El escándalo que provoca en la intelectualidad biempensante de izquierdas es su combustible. Es lo que tiene la política vista solo como guerra cultural. El símbolo es lo importante. Es un sonajero con el que nos entretenemos. Nuestra política es adolescente: está basada en la idea de que si mi enemigo rabia tanto es porque tengo razón. 

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