Especulaciones necesarias
«Los resultados electorales producen en España una indeseable inestabilidad política, otorgando a las formaciones separatistas un poder inquisidor»
En las pasadas elecciones el bloque de derechas obtuvo 170 diputados, el bloque de izquierdas 152 y el bloque territorial 28. Dada nuestra ley electoral y la distribución provincial e insular de los votos, el bloque de derechas está ligeramente sobrerrepresentado (48,6% de los diputados frente al 44,5% de los votos), mientras el bloque de izquierdas está ligeramente subrepresentado (44,0% de los votos con el 43,4% de los diputados). El bloque territorial (7,9% de los votos con el 8,0% de los diputados) está en su nivel casi exacto de representación, aunque la CUP, con casi el doble de votos que UPN (un diputado), queda fuera del Congreso.
La derecha tiene desde hace ya algún tiempo serios problemas en el País Vasco, en Navarra y en Cataluña. En efecto, en esas comunidades el bloque de izquierdas ha obtenido 34 de los 71 diputados en juego, el bloque territorial 26 y el bloque de derechas 11. En el resto de España, el bloque de derechas ha obtenido 159 de los 279 diputados en disputa; el bloque de izquierdas, 118, y el bloque territorial, 2.
Desde hace algunos años los resultados electorales producen en España una indeseada e indeseable inestabilidad política, otorgando a las formaciones separatistas, cada vez más radicalizadas, un poder inquisidor -llamémoslo así- que con frecuencia conduce a concesiones no sólo peligrosas, también atentatorias a menudo contra principios constitucionales imprescindibles. Pensemos, por ejemplo, en la división de poderes, en el abuso de los indultos injustificados o en la composición totalmente politizada del Tribunal Constitucional.
De la mano del analista Jesús Fernández-Villaverde calculemos qué hubiera pasado si PP y Vox hubieran ido juntos en las mismas listas, todas las demás cosas iguales. Esa coalición hubiera obtenido 180 diputados (PSOE 114, Sumar 30). Naturalmente, estos hipotéticos resultados son eso, hipotéticos, pues probablemente a una parte de esos votantes reales del 23 de julio no les guste esa hipotética coalición.
«La división del voto entre PP y Vox no es la razón del fracaso del bloque de la derecha en alcanzar la mayoría absoluta»
Según el análisis de Fernández-Villaverde, la división del voto entre PP y Vox no es la razón del fracaso del bloque de la derecha en alcanzar la mayoría absoluta el 23-J. Lo más probable es que una coalición PP-Vox se hubiese quedado en 173-174 diputados. Aunque, según el citado analista, si PP y Vox hubiesen coordinado sus campañas fuera de Barcelona, existe una probabilidad alta (pero no segura) de que el bloque de la derecha hubiese obtenido hasta tres diputados adicionales. En pocas palabras: el bloque de derechas necesita unos 10-12 diputados en Cataluña (frente a los ocho actuales), tres en el País Vasco (frente a los dos actuales) y dos en Navarra (frente al único actual) para poder gobernar en España, a menos que acumule unas victorias aplastantes en el resto de España.
Fernández-Villaverde también se preguntaba cuántos votos necesitaría haber quitado el PP al PSOE para que el bloque de derechas hubiese alcanzado la mayoría absoluta. La respuesta es un 5% de los votos del PSOE, es decir, unos 388.000 votos. El PP habría llegado 143 diputados mientras que Vox se habría quedado con sus 33 escaños actuales. En concreto, el PP habría obtenido nuevos diputados en Cantabria, Girona, Lleida, Murcia, Pontevedra y Sevilla.
También se ha especulado con la necesidad de modificar la actual ley electoral (que muchos se empeñan en llamar ley D’Hont echándole la culpa al analista belga de algo que no tuvo nada que ver con él). En cualquier caso, como acabamos de señalar, lo que nuestro analista ha denominado bloque territorial no está sobrerrepresentado en el Congreso de los Diputados. Por lo tanto, un sistema proporcional a nivel de toda España no arrojaría resultados muy diferentes de los obtenidos el pasado 23 de julio.