Feminismo para pobres
«Aquí nos llenamos la boca de dignidad y justicia social, pero poco a poco somos desvalijados por países donde los homosexuales vuelan de los campanarios»
Bienvenido a Telefónica, Arabia Saudí. Un 9,9% del accionariado por 2.100 millones está al alcance de muy pocos. Ya se sabe que en España, como en la vieja puta Europa, lo del feminismo es un cuento chino para pobres; tiesos, que no tienen más remedio que seguir remando en un mar de madrugones y frío, como de colas de la caridad. Mientras, la vida se vende y se cuece por un lado alejado del barullo que nos cuentan telediarios y periódicos, que también terminarán siendo víctimas de los petrodólares a poco que no vigilen sus editoriales dictadas. La conquista está siendo lenta pero eficaz, llegan en patera y aviones privados, mientras nos peleamos por besos no consentidos y celebramos Eurocopas o Mundiales, mediante comisiones millonarias y pelotazos de esta clase empresarial tan snob de dinero, que está dispuesta a todo con tal de recibir un jugoso bonus al terminar el año. Somos así, un pueblo dominado por la envidia social, el dinero de más (¡qué menos!) y Pegasus.
Aquí en nuestras fronteras, nos llenamos la boca de dignidad y justicia social, pero poco a poco somos desvalijados por el dinero de países donde los homosexuales vuelan de los campanarios y las mujeres se comparten como un cacho de pan, harenes de vedettes tapadas que se visten de Armani en su lecho. Pero ya conducen las mujeres y pueden asistir a estadios, incluso compiten en carreras de coches. Plásticos, comercios legendarios, equipos de fútbol, ahora, la Telefónica, la vieja operadora nuestra; poco a poco van llenando con viruta de chapapote las arcas de las empresas que un día fueron nuestro desarrollo, y seguirán multiplicando su fortuna sin que el españolito medio entienda todo lo que ha perdido porque no tenía claro si era queer o pansexual, que antes se decía bisexual y, un poco antes, vagos y maleantes, que decía la República.
Luego un periodista pretende renovarse en Turquía el visado y termina descuartizado. El libre mercado, lo llaman. Pero eso de los derechos, ya se sabe, ¿qué precio hay que poner para que olviden ese desliz? Si es que soy un demagogo por mezclar churras con merinas, ya lo sé, qué poco fondo tiene esta explicación y qué buen fondo es, en cambio, el soberano de 600.000 millones de euros para hacer ricos a tantos pobres de moral que sólo pretenden vivir un poquito mejor. Ya lo decía Paul Laffite, «un tonto pobre siempre será tonto. Un tonto rico, siempre será rico» y en esa definición está la vida que tenemos y la poca que nos queda.
«No se le vaya a usted a pasar por la cabeza lo de una placa solar autónoma, que aquí todo se hace por el bien social de sus señorías, vía Golfo Pérsico, claro»
Catar, mayor accionista de Iberdrola o Colonial, es también un emirato curioso, donde un hombre puede tener hasta cuatro mujeres y la tradición no va de la mano con los derechos de esta Europa venida abajo por estúpida. Allí paga usted su factura de la luz. Aquí vivimos enfrentados por usar el pinganillo en el Congreso, haciendo de la Constitución un libro ramoniano del esperpento, y cambiamos un Bienvenido Mr Marshall por un habibi para ver si la propina nos llega para un Range. Pero no se le vaya a usted a pasar por la cabeza lo de una placa solar autónoma, que aquí todo se hace por el bien social de sus señorías, vía Golfo Pérsico, claro.
Cada día vemos en las calles aumentar las agresiones, atracos, violaciones, peleas a machetazos, sintechos, y el dinero dilapidado en políticas y discursos de Jorge Javier en la Carrera de San Jerónimo. ¡Fascista!, si te quejas, ¡xenófobo!, si acusas, ¡machista!, si observas, y de seguir así, veremos qué España tenemos que recoger de sus pedazos, si es que algo se queda sin vender a los soberanos fondos. Como en todas estas operaciones, el silencio ha sido la jugada maestra: primero un cinco por aquí, luego otro cuatro noventa y nueve por allá, y hasta el propio presidente de Telefónica ha tenido que interrumpir su viaje por California y ponerse rumbo a Riad, para saber a quién le debe lealtad. Igual hasta le da tiempo a ver alguna amputación pública en la Chop Chop Square, de paso. Interés estratégico es el nuevo paradigma. Pero sigan con Rubiales, Puigdemont, la amnistía de los condenados, con la doble vara de la gente guapa de izquierdas, las tetas de Amaral, las de Pacorro, la ola de calor, la DANA y el colapso climático. Curioso que, a través de estas participaciones, Arabia Saudí termine dictando a Prisa editoriales, como que Putin, a través de Puigdemont, termine siendo socio del Gobierno más desgobernado de nuestra historia decapitada.
Cuando se trata de dinero, todos son de la misma religión. Y no lo digo yo, sino Voltaire. Y ahí están comunistas, fascistas, filoetarras, socialistas y jueces, repartiéndose el botín de la vieja España. Pero el facha es usted, no se le vaya a olvidar.