THE OBJECTIVE
César Calderón

La disputada investidura de MacBeth Sánchez

«Una fotografía que ha hecho saltar por los aires los engranajes de la estrategia del PSOE y que obliga a los socialistas a tragar con todas las exigencias de todos»

Opinión
6 comentarios
La disputada investidura de MacBeth Sánchez

Sánchez y EH Bildu. | Ilustración: Alejandra Svriz

«He ido tan lejos en el lago de la sangre, que si no avanzara más, el retroceder sería tan dañino como el ganar la otra orilla» (Macbeth, William Shakespeare)

Mucho se ha escrito y más aún se ha adjetivado sobre la fotografía de Pedro Sánchez con Bildu en la que se inmortalizó el acuerdo por el que los herederos políticos de ETA comprometieron su apoyo a la investidura del candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno.

Tanto y con tal vehemencia que he de confesarles que, a pesar de mis muchas tablas en estas lides, no me considero capacitado para aportar un solo calificativo medianamente original a la ordalía.

Una verdadera montaña de frases y palabras gruesas que, desde mi punto de vista, ha logrado esconder lo que sí tiene de relevante esa fotografía para el desarrollo tanto de las negociaciones para la investidura como sobre todo para la aún posible (aunque menos probable) repetición electoral. 

«Sánchez, o bien logra la investidura o va a ir a las elecciones uncido al yugo de Arnaldo Otegi, es decir, sin posibilidades de movilizar a su electorado»

Un proceso en el que, a diferencia de sus apresurados e imprudentes socios de Sumar, el PSOE se había conducido hasta ese momento con una estrategia realmente inteligente, un plan que permitía a los socialistas mantener por un lado abiertas las negociaciones para formar gobierno mientras guardaba prudentemente la ropa para, en el caso de no tener más remedio que acudir de nuevo a las urnas, poder hacerlo con un relato que le permitiera presentarse ante su electorado con los deberes hechos y cargando la culpa del fracaso en la tozudez del independentismo

Una narrativa suficientemente sólida como para poder pedir de nuevo su voto tanto a los electores progresistas como a los nacionalistas más templados y para la que el manejo de los tiempos y el orden de presentación de los apoyos era absolutamente determinante.

Y es que, como comprenderán fácilmente, no es lo mismo un acuerdo in extremis con Bildu tras cerrar los apoyos de Sumar y del nacionalismo moderado que otorgarles a los causahabientes de ETA la legitimidad de haberse convertido en el primer apoyo a la investidura de Sánchez. 

En definitiva, una fotografía que ha hecho saltar por los aires los engranajes de la estrategia del PSOE y que obliga a los socialistas a tragar con todas las exigencias de todos y cada uno de sus posibles socios a partir de ahora, ya que, como bien ilustra la frase del Bardo de Stratford-upon-Avon que da inicio a esta columna, ya no hay plan B para Sánchez; o bien logra la investidura o va a ir a las elecciones uncido al yugo de Arnaldo Otegi, es decir, sin posibilidades de movilizar a su electorado por mucho que vuelva a sacar del armario el fantasma de Vox.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D