THE OBJECTIVE
Jorge Vilches

Fábrica de independentistas

«Es falso que el sanchismo haya pacificado el independentismo catalán. Es justo al revés. Han sido los secesionistas quienes han convertido al PSOE en un aliado»

Opinión
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Fábrica de independentistas

Ilustración de Alejandra Svriz.

Una de las falacias que circula la izquierda es que oponerse a la independencia crea independentistas. Su propuesta, en este simplismo interesado, es que la manera de desinflamar el independentismo es no enfrentarse a los separatistas. 

En consecuencia, lo que vemos, como los indultos, el fin de la sedición y la malversación para beneficiar a los golpistas, la amnistía anticonstitucional, un referéndum de autodeterminación, además de los insultos supremacistas, el incumplimiento de la sentencia del 25% de español en las escuelas, la asunción del lenguaje independentista, la definición del procés como «conflicto político», la petición de perdón por el 155, la consideración de que ERC y Junts son «Cataluña», o el carácter goebbeliano de TV3, todo sumado, desmonta el independentismo. Siguiendo esta lógica, si se concede la independencia se cierra la fábrica. 

A esto los izquierdistas añaden que la aplicación de la ley y el Estado de Derecho son maquinarias fordianas de creación de independentistas. Es así que, para ellos, jueces y tribunales son fachas con toga que, en un desvarío fascista sin más precedente que el franquismo, aplican las leyes que convierten a los golpistas en delincuentes. De aquí el mantra de desjudicializar la política. En consecuencia, el normal funcionamiento del poder judicial o exigir el cumplimiento de la ley vendrían a ser otras fábricas de independentistas.

Del mismo modo, cualquier partido y asociación que sostenga la conveniencia de no doblegar el Estado de Derecho y la Constitución a las exigencias de una minoría antidemocrática, es considerado por ese izquierdismo como fabricante de independentismo. 

En esa producción inconsciente y alocada de separatistas estarían el PP, Ciudadanos, Vox o estudiantes como los del grupo S’ha Acabat!. Los izquierdistas piden a esas organizaciones que guarden silencio y se plieguen al independentismo si no quieren que triunfen los secesionistas que quieren callarlos. Nótese la mentalidad autoritaria: la solución para calmar a los exaltados indepes pasa por la eliminación de la seguridad jurídica y del pluralismo. 

«Parece exagerado entrar en un proceso constituyente solo para que Sánchez tenga unos votos para su investidura»

No faltan también las acusaciones a los periodistas, escritores y académicos que sostienen los fundamentos y el espíritu de la democracia liberal del 78. Para los izquierdistas son, o somos, fabricantes de independentistas. En su mente todo lo que tenga que ver con la defensa del orden constitucional es un ardid derechista, espurio y reaccionario. La mera recomendación de que exista una separación de poderes, o de que los partidos quiten sus manos de las instituciones judiciales y del Tribunal Constitucional, entre otras, sirve para ser colocado en la trinchera facha. 

Y no digo nada si se sostiene que un referéndum de autodeterminación es la negación del artículo 2 de la Constitución, y, por tanto, su destrucción. Si desaparece la nación española, que lo sería con una consulta soberanista en un territorio, el texto constitucional es derogado de facto. En este sentido, y sin ánimo de fabricar más independentistas, me parece exagerado entrar en un proceso constituyente solo para que Sánchez tenga unos votos para su investidura. 

Es falso que el sanchismo haya pacificado el independentismo catalán. Es justo al revés. Han sido los secesionistas quienes han convertido al PSOE en un aliado. Lo que antes era definido como delito es ahora un derecho, hasta el punto de que queda proscrita, por osada, la reclamación de justicia y de igualdad ante la ley. No acaba ahí. Hoy no es imposible una amnistía para los golpistas ni un referéndum que se cargue la Constitución, y antes sí. Con Sánchez el independentismo vive más cómodo, reconfortado con la idea de que ha vencido, de que sus aspiraciones se pueden cumplir, y que es una obligación del Estado permitir el avance hacia la independencia de sus terruños. 

No hay mayor fábrica de independentistas, en suma, que un PSOE que prefiere a ERC, Junts y Bildu antes que a un partido constitucionalista. Nada crea más indepes que darles la razón, asumir su relato, y desarmar el Estado de Derecho y despreciar la Constitución para conseguir unos miserables votos en el Congreso. Y no hay mayor indignidad que la de esos escritores y periodistas, incluso juristas de medio pelo, que son capaces de retorcer la ley, la verdad y la moral para satisfacer a su Príncipe.

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