Sánchez en el enfermo límite de sí mismo
«En este momento Sánchez no tiene otra ideología que su yo al cubo. Sánchez destruye al PSOE de siempre para crear el PSS, Partido Sanchista Socialista»
Estos últimos días hemos oído hablar mucho a favor o en contra (más en contra) de la amnistía a Puigdemont y los suyos por siete votos. Y yo me digo que no es tan importante la amnistía en sí -estando en contra- sino lo que eso significa obviando a la mayoría de los españoles y en el camino de lo único que importa a Junts, a Esquerra, a Bildu o al PNV: la independencia. Sánchez les da igual, será -está siendo- el tonto útil (que decían los marxistas) alguien que, por apego y desmedida ambición de poder, lo cede todo. Presidente de una nación que él mismo hace por fragmentar y rebajar. Bochorno. Y no es una operación de agrupación de la izquierda, pues Sánchez pacta ahora mismo con la derecha independentista. ¿O es que el PNV es marxista, leninista y romano?
Unos recuerdos: En 1976 (iniciándose la Transición, que Sánchez desmantela) el independentismo apenas existía. Esa gran, multitudinaria Díada de septiembre del 76, por supuesto no pedía independencia, sino -asómbrese alguno- Estatuto de Autonomía. Poco después -ya en el 77- Jordi Pujol, un banquero con trampas (asunto Banca Catalana) ferozmente independentista y de derechas, pero que sabía que en ese momento los independentistas existían apenas, va a La Moncloa a entrevistarse con Suárez -que no siempre acertó, muy sobrevalorado- a pedirle la autonomía para Cataluña. Tan cauto era el artero Pujol que lo que pide a Suárez es que se reponga la Autonomía de 1932, muy moderada y que consagraba el bilingüismo. En los tranvías de Barcelona, digamos, cualquier aviso oficial iba por ley en las dos lenguas. Pero Suárez (primer error) dio a Pujol mucho más de lo que pedía.
Y Jordi pudo decir a los suyos no sólo que había ganado, sino que los independentistas -muchos- no nacen, se fabrican. Basta hacer del victimismo una ley, disfrazar el complejo de inferioridad en su contrario y por supuesto -odio- evitar la voz España, se impone Estado español, e ir lenta pero incansablemente atacando, mermando y persiguiendo el idioma español, el tercero más hablado del mundo y vehículo de una importantísima cultura que rebasa los límites peninsulares. En el País Vasco se hace lo propio, pero el salvajismo de ETA, sus matanzas, en algunos momentos actúan, paradójicamente, contra la meta independentista. Jordi Pujol es el constructor del independentismo catalán y es un millonario totalmente de derechas.
«Puigdemont no da las gracias a la rendición de Sánchez, sino que lo amenaza: Sánchez -acaba de decir- tendrá que ganarse nuestro apoyo día a día»
Sánchez dice que pacta (más bien se entrega) al separatismo catalán (prefiere separatismo a independentismo, aunque sean lo mismo) por el bien de España, por progresismo (¿?) y para sellar un reencuentro con Cataluña. No hace falta ser demasiado inteligente o iluminado para saber que ese discurso es una pura paparrucha. Es imposible dejar de ver que Sánchez actúa por enfermiza megalomanía monclovita y que sólo le importa él mismo. En este momento Sánchez no tiene otra ideología que su yo al cubo. Sánchez destruye al PSOE de siempre (el de González o Guerra, digamos) para crear, entre acólitos palmeros, el PSS, Partido Sanchista Socialista. ¿Qué más pediría un egomaníaco?
Para peor, Puigdemont y su tropa no dan las gracias a la rendición de Sánchez, sino que lo amenazan: Sánchez -acaban de decir- tendrá que ganarse nuestro apoyo día a día. O sea, dando siempre lo que le pidan. El necio y peronista papa Francisco, aplaudirá que sea la catedral de Girona la primada de España -poco antes de la independencia- mientras Toledo quede en anécdota. ¿Es esto construir un país? Todo eso ni es «construir» ni siquiera es «izquierda». Lo dije otra vez: ¿Qué pensaría Tierno Galván o Gregorio Peces Barba, socialistas de pro, hombres muy cultos y uno de ellos marxista, de las salidas de pata de banco, llenas de ignorancia, de la lideresa comunista Yolanda Díaz? No les llega ni a la suela del zapato política ni intelectualmente. Ni se les acerca tampoco Irene Montero ni su Pablo Iglesias, que prefieren el grito al razonamiento, ni por supuesto los alcanza Sánchez.
¿Será Pedro Sánchez capaz de decirle al Rey (al que pone en un momento delicado, pero tampoco le importa) que todo su laborioso y servil proceso de investidura es sólo por el bien de España? Si Sánchez es investido con los apoyos independentistas, de derechas o de extrema izquierda es lo mismo, nos esperan años convulsos, pero también al mismo Sánchez a quien todo se le hará cada vez más cuesta arriba. Sánchez acaba de llegar al enfermizo borde de sí mismo. Todo vale a mayor gloria de Sánchez azulito. ¿Lo resistirá él mismo? ¿Caerá el presidente en una figura retórica llamada histerología, y hablo en símbolo, cuyo ejemplo socorrido es la frase virgiliana «Muramos y lancémonos en medio del combate»?
Sánchez no podría pactar con separatistas (o no le valdría de nada) si no fuera porque los separatistas (PNV, Bildu, ERC, Junts y BNG) tienen 26 escaños y el 7,1% de los votos del 23-J, a los que hay que sumar el diputado y el 0,5% de votos de Coalición Canaria, que no debería olvidar ni el autor ni la derecha en general, que anunciado su cambio de bando.
El problema real es el separatismo, no la personalidad de Sánchez, que seguiría siendo el mismo pero no podría ser investido sin la importancia real que tiene el voto nacionalista y separatista, realidad que la derecha tiende a hacer como que pasa por alto, pero que tanto ellos como el PSOE no han sabido contrarrestar más que haciendo concesiones: recuérdense los Pactos del Majestic.
Es muy de literato fijarse en la psicología de los personajes, pero el problema no es de psicología sino político. Sánchez, que es muy distinto a Aznar o Zapatero, no hace más que prolongar el «más de lo mismo» en forma de concesiones, que tienen por fuerza que ser cada vez mayores a medida que los votos propios disminuyen. Pura política. Democrática, añado.
Muy acertado el comentario de jorgeplaza, que además nos ahorra a otros el buscar las frases adecuadas para contestar como merece a este fantoche desquiciado en una plácida tarde de domingo.
No es política sensata y mucho menos democrática. La democracia es un consenso sobre quién ha de gobernar y de qué manera debe hacerlo. La política se puede entender como el arte del buen gobierno. Los mangoneos de Sánchez y sus cómplices, que nos sumen en un conflicto civil, de ninguna manera pueden calificarse de política corriente y homologada.
Tu particular idea de democracia como el derecho a gobernar a despecho de las paradojas de Arrow, aunque se viole la separación de poderes y derechos fundamentales, no es nada convincente, siendo el poder de convicción el principal atributo del que debe gozar lo democrático. Es decir, una supuesta democracia que resulta de hecho percibida por al menos la mitad del pueblo soberano como un abuso y una estafa, en vez de un sistema justo y razonable, deviene indistinguible de una tiranía y pierde cualquier connotación de autogobierno.
Como el necio que sierra la rama que le sostiene, Sánchez ha destruido el consenso democrático y la ley de la que emana su poder, por tanto ya no existe obligación alguna de obedecer sus dictados, pues él mismo se ha despojado de autoridad.
La paradoja de Arrow no tiene nada que ver con el asunto.
El consenso democrático lo rompe la derecha cada vez que pierde las elecciones. No llevaba un día la legislatura pasada y ya estaban Casadín y su Cuca Macarra tildando de ilegítimo al Gobierno. Luego tomó el relevo el sacristán Feijoo, con la misma secuaz, para seguir diciendo lo mismo. Hay que aceptar las derrotas y guardar las formas, cosa que rara vez ha sabido hacer la derecha española.
Jajajaja algo que ha sabido hacer la izquierda «española» (si es que eso no es ya un oxímoron, como lo de El Pensamiento Navarro) siempre que ha ganado las elecciones, atribuyendo a la derecha las mismas idioteces que hace la izquierda para seguir en el machito siempre a costa de lo que sea. Sin los presupuestos públicos la izquierda no es nada. Otra cosa es que estén en peligro de extinción y se agarren a los nacionalismos reaccionarios para acabar con el estado democrático de derecho y montar una especie de repúblicas bolivarianas de la señorita Pepis. Divide y vencerás es la norma populista del sanchismo. Acusar de golpista a la derecha para meter su propio golpe como ya han hecho tantas veces como han estado en apuros de perder la hegemonía. El gran salto hacia adelante de los idiotas.
Sánchez, ya ha engañado a sus votantes, con mentiras, falsedades y omisiones. Eso es lo único que le importa, ahora que tiene ya s uy s votos, les pueden dar morcilla y lo siguiente, se pueden incendiar las calles, pueden intentar ponerle la cara roja(cosa d e todo punto imposible, ya que no tiene vergüenza) tanto los contratos como los suyos críticos, en estos momentos «solo» se puede hacer una cosa, dejarlo en la estacada. Pueden unos y otros patalear, gritar, llamarle de todo menos bonico. Es inútil, solo dejarlo en la estacada en la investidura. Esto nos puede costar 12 ó 16 años pa te a recuperarnos, espero que para entonces hayamos aprendido PP y PSOE(o quién le sustituya), para tapar los agujeros que tenemos en la legislación, más los que nos abran en ese periodo. Medtadlo tenéis pocos días…
Si Sánchez ha engañado a sus votantes, ¿no deberíamos quejarnos sus votantes precisamente, y no personas que de ninguna manera lo habrían votado y a las que de ninguna manera ha engañado? Sin embargo, parece que la mayoría de los votantes de Sánchez no nos sentimos engañados o nos parece un engaño venial. Yo no estoy a favor de la amnistía, pero tampoco estoy en contra: si sirve para mantener un Gobierno progresista y para superar el conflicto en Cataluña, la doy por buena. Le doy a Sánchez un voto de confianza. Dentro de cuatro años, cuando veamos que no se ha hundido la democracia española ni se ha producido ningún cataclismo social ni político, volveremos a valorar los logros de este Gobierno y podremos renovar nuestro apoyo. Las derechas tendrán asimismo su oportunidad de conseguir el gobierno y revertir lo que quieran y puedan. Así funciona la democracia: en las urnas, no en la calle.
Puedes dar por bueno que se desate un conflicto en toda España, pero si crees que vais a salir bien librados del cataclismo social y político que estáis provocando, muy ingenuo eres. A menos que seas un político profesional con la escapatoria asegurada
¿Queda oro en el banco de España?
Pues nada hombre, a disfrutar de lo votado y que sea por muchos años. Así son las cosas, hay que ser un canelo o un pringado como la copa de un pino, oiga. A quién van a creer ustedes, a lo que les diga el líder en cada momento y lo que le salga delos webs, o a lo que están viendo con sus propios ojos. Un Cándido poum pido sin escrúpulos. Un babieca que cambia su primogenitura por un plato de lentejas con chorizo. Un pancista. Un tipo sumiso con sangre de horchata que traga con todo lo que le echen con tal de que se envuelvan para regalo como ‘progresista’. Que cosas se ven. Con muchos como usted que tragan con todo todavía estaríamos en el franquismo.