THE OBJECTIVE
Román Cendoya

El 'portacoz'

«Sánchez, recibido como presidente de turno de la UE, creyó que estaba allí por él y que tenía que cumplir con sus compañeros de pañuelo palestino de investidura»

Opinión
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El ‘portacoz’

Ilustración de Alejandra Svriz.

Dice el diccionario de la RAE que «portavoz» es la «persona que está autorizada para hablar en nombre y representación de un grupo o de cualquier institución o entidad». No son pocos los responsables públicos a los que, desde las tribunas de oradores, se les olvida que ése es su papel. Los portavoces son esos personajes que llevan —portan— la voz, no imponen la suya.

Son tantas veces delante del micrófono trasladando lo que tienen que decir que terminan creyendo que lo que ellos creen y piensan es lo que les corresponde declarar. En muchos casos es una equivocación, un error. En otros, como en el caso de Pedro Sánchez, es pura soberbia y provocación.

Sánchez ha conseguido llevar lejos de nuestras fronteras su trastocada percepción de la realidad. Y la suelta igual en español que en un inglés mucho menos fluido y bueno de lo que él cree. En España, arropado por palmeros socios de gobierno y medios afines, puede decir lo que quiera ya que tiene suficiente masa acrítica como para que le rían las gracias y conviertan sus mentiras en cambios de opinión o directamente en indiscutibles verdades.

Pero es que Israel —en guerra— no es España. Sánchez, recibido como presidente de turno de la Unión Europea, creyó que estaba allí por él y que tenía que cumplir con sus compañeros de pañuelo palestino de investidura. Así, su discurso y su actitud se saldaron con el agradecimiento y el reconocimiento de Hamás y el lógico monumental enfado de Israel. Sólo por la reacción positiva de los que la han tenido ya se sabe que lo que dijo fue un brutal disparate. El inicio de una severa crisis diplomática entre España e Israel. Pedro Sánchez, con su inoportuno disparate, se ha convertido en el vocero del antisemitismo patrio implantado por Franco en forma del fantasma de la confabulación judeo-masónica.

«Olvidándose de por qué estaba allí se puso en modo héroe universal»

Sánchez en su adanismo pez —todo empieza y termina en él— y en modo salva mundos, declaró que: «Creo que ha llegado el momento de que la comunidad internacional, en especial la Unión Europea y sus Estados miembros, reconozcan el Estado de Palestina. Creo que valdría la pena, creo que sería importante que muchos estados miembros de la Unión Europea lo hagamos conjuntamente. Pero si eso no ocurre, España desde luego que tomará sus propias decisiones».

Fue invitado a Israel como presidente de turno de la Unión Europea y lejos de ser el portavoz de la Unión Europea se convirtió en el portacoz a Israel. La literalidad del texto demuestra que es un «me pienso de que», ya que cada párrafo lejos de un «hemos acordado» o «pensamos que» comienza con un «creo que…» —a quién le importa su creencia— y un si no me secundan a mí «España —o sea yo— tomará sus propias decisiones».

Sánchez se encargó de demostrar una incomodidad explícita al presidente de Israel. Olvidándose de por qué estaba allí se puso en modo héroe universal y comenzó a largar una coz tras otra: «El sufrimiento de cientos de miles de personas en Palestina es clamoroso», «El mundo está impresionado por las imágenes que vemos a diario de Gaza» y «El número de palestinos muertos es realmente insoportable». Nada de recordar que Hamás asesinó a más de 1.400 ciudadanos en Israel en tres horas. Nada de recordar que los muertos, además de judíos, eran de más de 40 países diferentes, muchos con nacionalidades europeas. Para qué hacer un recuerdo a los dos españoles asesinados.

«Además del conflicto diplomático con Israel, le ha costado a Sánchez el aislamiento del resto de líderes de la UE»

Y resultó clamoroso no exigir a Hamás la inmediata puesta en libertad de los más de 200 rehenes —mujeres, niños y civiles— secuestrados. Su manifiesta insensibilidad con la realidad y el origen de la cruel situación resultó hiriente.  A lo que se añadió además el insulto y la provocación del momento manitas con Mahmud Abás. Normal que los terroristas de Hamás agradecieran a Sánchez su postura «clara y audaz» sobre Gaza.

Ser portacoz y un verso suelto, además del conflicto diplomático con Israel, le ha costado a Sánchez el aislamiento del resto de líderes de la UE. El presidente francés no le ha invitado a la cena que ha convocado con el presidente del Consejo y los primeros ministros de Países Bajos, Portugal, Estonia y Luxemburgo. Sánchez no es confiable e internacionalmente cada día se alinea con los peores.

Pedro Sánchez está absolutamente convencido de que todo lo que hace y se le ocurre es una genialidad. No se da cuenta de las graves derivadas de sus postureos de portacoz. No se entiende que un personaje que, para gobernar, se apoya en la herencia política de los terroristas de ETA y en el golpista Puigdemont, y al que los terroristas de Hamás felicitan y agradecen por su posición, dejara tirados al Frente Polisario y los saharauis para agradar y entregarse al Rey de Marruecos por vaya usted a saber qué tenía su teléfono

Mire usted por dónde que no me extrañaría nada que, al final, nos enteremos de lo que había en ese teléfono. Lo captó un tal Pegasus que es Made in Israel. Ufffffffff.

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