THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

Pilar, ya nos han helado la sangre

«Pocas veces una mujer ha tenido, en medio del sufrimiento por la muerte de su hijo, la lucidez para ver venir la traición que iba a recibir del PSOE»

Opinión
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Pilar, ya nos han helado la sangre

Ilustración de Alejandra Svriz.

Tras el día de infamia total vivido en Pamplona, ese día en que un vergonzante partido socialista entregaba las llaves de la ciudad a los herederos políticos de ETA, ese día en que Sánchez humillaba a todas las víctimas del terrorismo, es esas horas nauseabundas en las que los fanáticos seguidores de Bildu, esos que siempre callaron con los asesinatos de ETA, gritaban independencia y se hacían dueños de la plaza frente al ayuntamiento de Pamplona. En esos momentos el PSOE cruzó una nueva línea roja. Nada extraño. Son muchas las líneas rojas traspasadas por Sánchez en los últimos años por su sumisión a los independentistas necesitado de sus votos en el Congreso. 

Esta vez la línea roja es roja porque está manchada de sangre. La sangre de más de ochocientas víctimas del terrorismo. Algunos de ellos cargos, militantes y votantes socialistas. Muchos fueron asesinados después de que chivatos cobardes abertzales trasladaran información logística a los etarras para conseguir sus macabros objetivos. Personas y organizaciones de todo tipo, incluyendo medios de comunicación abertzales, se sintieron cómodos poniendo la diana en la espalda de inocentes ciudadanos. Nunca sintieron escalofríos de ética por arrebatar la vida a seres humanos. Su miseria vital los llevó en muchas ocasiones a luego acosar a las propias familias de los asesinados que sufrían constantes humillaciones en medio de silencios cobardes de muchos vecinos que callaron siempre por miedo o conveniencia.

Por eso quiero recordar hoy a Pilar Ruiz Albizu, madre de Joseba Pagazaurtundua, policía local de Andoain (Guipúzcoa) y militante del PSE-PSOE asesinado por la banda terrorista ETA. Pocas veces una mujer ha tenido, en medio del sufrimiento por la muerte de su hijo, la lucidez para ver venir la traición que iba a recibir de sus propios compañeros socialistas. Y no sólo se lo dijo a los compañeros socialistas de su hijo, sino que lo hizo por escrito en una carta al por entonces líder del PSE y hoy portavoz del grupo parlamentario socialista, Patxi López. No habían pasado ni dos años del asesinato, era el 2005, y doña Pilar Ruiz Albizu le dijo a Patxi López que «ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!».

«Cerrarás los ojos, llamarás a las cosas por nombres que no son», «A tus pasos los llamarán valientes». No creo que nadie pueda expresar mejor la traición socialista que se ha producido en Pamplona. En aquellos momentos se hablaba de contactos e incluso negociaciones con los etarras. Ni siquiera esta mujer podría haber imaginado que eran sus propios compañeros socialistas lo que habrían de entregar el poder a un partido como EH Bildu que mantiene la esencia inhumana de ETA. Ninguno de los concejales de Bildu en Pamplona condena, ni muchos menos reniega, de los asesinatos terroristas. Nadie en EH Bildu ha colaborado en los más de doscientos atentados que todavía quedan por resolver y por juzgar.

En esa carta llena de verdades y dolores, la pobre madre de Joseba le decía a Patxi López que «pensara en las cosas que son realmente importantes: la vida y la dignidad. La defensa de la vida y de la libertad y de la dignidad es más importante que el poder o que el interés del Partido Socialista». Y le recordaba a Patxi López esa memoria histórica real de la guerra civil, la real que ahora los independentistas quieren reescribir desde algún ministerio. Concretamente la citaba la traición de los nacionalistas vascos en Santoña en 1937 al bando republicano. Y concluía: «El que pacta con los traidores se convierte en un traidor». 

«No ha habido en Bildu ni condena, ni petición de perdón, ni colaboración con las autoridades judiciales por muchos asesinatos no resueltos de ETA»

Patxi López ya apuntaba maneras de ser un discípulo aventajado de ese Pedro Sánchez que llegaría más de una década después y que haría de la mentira su vocación. López también mintió a Pilar afirmando que nada de eso pasaría. Pero pasó. Y el acercamiento con Bildu fue a más: conversaciones, acuerdos de legislatura, socios privilegiados. Ahora les han dado el poder de Pamplona con los votos socialistas. Decía entonces la madre de Joseba en referencia a los militantes socialistas, que se temía que saldrían «muchos ciegos en España y creo que serán ciegos y mudos ante nosotros. Hay muchos ciegos que serán leales a lo que hagáis, aunque nos traicionéis, porque sólo ven las siglas». Y hasta avanzaba eso que ahora es una consigna norcoreana entre los militantes y cargos del PSOE: «Todo el que critica está manipulado por el Partido Popular».

No creo que nadie haya dejado por escrito, con tanta exactitud y detalle, lo que iba a ocurrir en el futuro. Si acaso recuerdo solo al maestro Manuel Chaves Nogales, en el prólogo a su mítica A sangre y fuego (que debería ser de lectura obligada en las escuelas), que adelantaba en pleno año 1937 lo que ocurriría en España en los años cincuenta. No sabía entonces quien ganaría la guerra civil, pero sí supo describir los sufrimientos que pasaría la sociedad española. Pilar Ruiz Albizu también adivinó lo deriva moral que podría tener el partido socialista con tal de obtener el poder. Fue hace veinte años. Como escribiera en su día, el también por mí admirado, y ahora parece que peligroso facha Fernando Savater, «ETA asesinó en Andoain a Joseba Pagazaurtundua por ser buen socialista, buen policía, buen vasco y desde luego buen español, graves cargos en esas latitudes entonces y ahora». Hoy los militantes de EH Bildu insultaban a los de UPN pero aplaudían a los traidores concejales socialistas a los que hace pocas semanas intentaban golpear.

Lagrimas rojas manchan todavía a Bildu. No ha habido ni condena, ni petición de perdón, ni colaboración con las autoridades judiciales por muchos asesinatos no resueltos de ETA. Decía el nuevo alcalde de EH Bildu, Joseba Asirón, que no quería hablar en el pleno del ayuntamiento, que prefería que hablara la calle. Y esa calle, esa plaza llenada por las juventudes abertzales tenían muy claro los dos gritos: «independetzia» y «Jo ta ke irabazi arte». Sí. Ese «Jo ta ke» que significa dales duro hasta vencer y que tantas veces se les escuchó durante décadas cada vez que ETA cometía un nuevo asesinato. Ese es el grito que mantienen. Alto y fuerte, ante la vergüenza de miles y miles de socialistas que hoy con ese silencio cobarde y traidor a sus ideales también han cruzado con Sánchez esa línea roja. 

Sí Pilar, ya nos han helado la sangre a millones de españoles.

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