MyTO

Venir y marcharse

«España se ha desindustrializado y se ha inclinado hacia el sector terciario, cuyos salarios son un desastre. O se industrializa o seguiremos perdiendo gente valiosa»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

  • Joaquín Leguina. Villanueva de Villaescusa (1941). Nací en el año del hambre, pero lo hice en la tahona de mi abuela Pilar. Estudié el bachillerato con los curas escolapios en Santander y la licenciatura en CC. Económicas en Bilbao. Después fui becado en la Sorbona, donde obtuve dos master y un doctorado. También me doctoré en la Complutense. Más tarde saqué la oposición a Estadístico Facultativo del INE (hoy Estadístico Superior) y como tal trabajé para la CEPAL en Chile, donde me pilló el golpe de Estado de Pinochet.
    He sido profesor en la Complutense y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Y diputado nacional. Ah, se me olvidaba (hace ya tanto tiempo), también he sido presidente de la Comunidad de Madrid durante doce años. He escrito novelas, relatos, ensayos y cientos de artículos en variados periódicos y revistas.

Al inicio de este siglo XXI los inmigrantes representaban en España apenas el 5% de la población, pero el año 2022 ya estaba en torno al 15%. Las proyecciones del INE no prevén una bajada, sino que estiman que llegarán a España medio millón de extranjeros cada año en los próximos 15. Que esto se cumpla o no es una entelequia imposible de evaluar.

A finales de octubre de 2023 la OCDE presentó un documento (International Migration Outlook 2023) en el que puede leerse: «En muchos países de la OCDE, la migración de tipo permanente fue mayor en 2022 que en cualquiera de los 15 años anteriores. Este fue el caso de Canadá y Nueva Zelanda, y de muchos países europeos de la OCDE (por ejemplo, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Suiza)».

Estas migraciones no son neutrales ni política ni socialmente. En efecto, las migraciones producen tensiones sociales y políticas y, en palabras de Jordi Amat «son solo una parte y no la principal de lo que representan esos nuevos llegados. Escuchar su testimonio, poco presente en la conversación pública, protege de la tentación xenófoba. También convendría entender cómo evoluciona el paisaje demográfico y cuáles son las consecuencias de la incorporación de ellos al mercado laboral».

Sea como sea, esas migraciones vienen ocultando otras: las emigraciones de los jóvenes españoles con altísimos niveles profesionales. Según el INE, durante 2022 salieron de España 531.889 jóvenes (244.000 mujeres). Teniendo en cuenta el alto nivel profesional de esos emigrantes, se calcula que en 2022 España perdió por esa vía 154.800 millones de euros, el 40% más que el año anterior a la pandemia. Oigamos al profesor Lorenzo Serrano:

«No sólo se huye buscando mejor sueldo, también estos jóvenes se van en pos de una mejor promoción profesional»

«Cuando las cosas van mal en España es bastante normal que venga menos gente y que se vaya más. Sin embargo, lo curioso de los últimos años es que, a pesar de que en principio la economía se está recuperando, se está generando empleo y están cayendo las tasas de paro, los volúmenes de emigración son similares a los de los peores momentos de la crisis de la burbuja inmobiliaria y la gran recesión».

Es evidente que esos jóvenes cuando vuelvan —si pueden— a España cobrarán mayores sueldos que los que hubieran cobrado de haberse quedado aquí.

La Federación de Jóvenes Investigadores (FJI) denomina a este fenómeno de salida de gente bien formada de España «exilio investigador». Pero no sólo se huye buscando mejor sueldo, también estos jóvenes se van en pos de una mejor promoción profesional.

El domingo pasado, la analista Angélica Reinoso publicó un reportaje en El Mundo en torno a un grupo (tres muchachas y un chico), «investigadores exiliados» donde mostraba con esos ejemplos la deplorable situación que esas personas sufrían en España.

Yo lo conozco bien, pues mi hijo Nicolás (Premio fin de carrera en la Escuela de Arquitectura de Madrid) vive y trabaja en Londres desde hace ya diez años. No es que a él le guste vivir en Inglaterra («ni me gusta el paisaje ni el paisanaje», me suele decir), pero buscar en España el sueldo que él tiene en Inglaterra le resulta imposible.

¿Qué pasa aquí? Pues que España se ha desindustrializado y se ha inclinado hacia el sector terciario, especialmente hacia el sector turístico, y este sector en términos salariales es, simplemente, un desastre. O España se industrializa o vamos al agujero y seguiremos perdiendo gente muy valiosa. Esa es la realidad.

5 comentarios
  1. kj26_

    También tengo un hijo exiliado. Quiere volver y no se cómo quitarse lo de la cabeza: aquí no hay futuro, impuestos confiscatorios, control total por el estado, pobreza, falta de libertad, comunismo y secesionismo imponiendo leyes, y un estado desestabilizado caminando a buen paso hacia el caos.

    Venir aquí a qué? A sufrir?

    Fuera no será fácil, pero pueden planificar su vida sin la amenaza constante de un gobierno secesio-comunista. Y si las cosas se ponen muy negras y vuelven las cunetas al menos podré huir en pocas horas.

  2. andoniakis

    Por cierto

    La mayoria de nuestros exiliados se van al sector servicios en el exterior no a la industria.

    En Europa la terciarizacion tambien es masiva (salvo quizas alemania).

    El problema viene de la corrupcion local.

    Y si yo tambien tengo hijos fuera.
    Soy un afortuinado porque se han independizado antes de los 25.

  3. andoniakis

    Acabemos con la corrupcion politica, que es la raiz de todos los males de esta España y volveran la prosperidad y los emigrantes universitarios que expulsamos de este pais enfermo..

    Si medio millon al año no hacen reflexionar a nuestros lideres, es que el enfermo esta ya en la UCI.

    Nuestros jovenes se van de aqui porque no son politicos. No son de nuevas generaciones ni de juventudes de nada. Y aqui sin eso no hay nada que hacer.

    Aqui solo prosperan los politicos. Y la fiesta es ya demasiado cara.

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