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Miguel Ángel Benedicto

Adiós a Eugenio Nasarre: hombre bueno y político de altura

«En Eugenio Nasarre nos ha dejado un político de altura, un hombre de valores democráticos y religiosos, además de una gran persona. Descanse en paz»

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Adiós a Eugenio Nasarre: hombre bueno y político de altura

Eugenio Nasarre. | EP

Eugenio se ha ido de manera rápida, sigilosa y humilde. Tal y como era. Le conocí de manera personal hace más de 10 años y tuve la suerte de aprender a su lado como secretario general del Movimiento Europeo cuando él lo presidía. Aún recuerdo como nos miraba por encima de las gafas, observando de manera callada. En aquellos momentos le dio un vuelco importante a un decaído Movimiento Europeo con muy pocos medios, pero con mucho tesón, trabajo y con su habitual brillantez intelectual.

Fue un gran defensor del europeísmo, pero con los pies en la tierra. En su cuenta de WhatsApp tiene una foto entre las estatuas de los Padres Fundadores de Europa, hombres de frontera y en su mayoría democristianos como él. Viajó siguiendo los pasos de Robert Schumann, en los últimos meses preparaba un texto sobre los orígenes de la Defensa Europea y defendía el Estado de derecho como valor europeo frente a ataques como el de la ley de amnistía. 

Eugenio, además de un político de raza, era un gran intelectual. Lo leía todo y tenía una formación espectacular en Filosofía, Derecho, Ciencias Políticas y Periodismo. Desde su convicción democristiana luchó contra el Franquismo y vivió con intensidad la Transición, mientras formaba parte de la redacción de la revista Cuadernos para el Diálogo. En las últimas conversaciones con él y en la magistral conferencia que dio en diciembre a mis alumnos de la facultad desprendía un sentimiento de amargura por el acontecer político actual y cómo se estaba atacando a la Constitución, la obra final de aquel tránsito de la dictadura a la democracia en España.

Eugenio era un animal político en busca del consenso. Fue miembro de la extinta UCD dónde llegó de la mano de su admirado Íñigo Cavero y llegó a ser subsecretario de Cultura durante el golpe de Estado. Tras la crisis de UCD, Nasarre se tomó un impasse en política y volvió con un renovado Partido Popular liderado por Aznar en el que fue secretario de Estudios del partido; y en el Gobierno secretario general de Educación con Esperanza Aguirre de ministra. Respetaba a sus rivales políticos y con algunos tenía gran amistad. Todavía recuerdo lo bien que hablaba de la también fallecida exministra socialista Carme Chacón. Nasarre tenía un talante negociador fuera de lo común, pero no soportada los extremos. Ser alto funcionario del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado le dio una gran independencia política como él mismo reconocía y sus fuertes convicciones morales le llevaron en ocasiones a enfrentarse a su propio partido.

«Las fuertes convicciones morales de Eugenio Nasarre le llevaron en ocasiones a enfrentarse a su propio partido»

Además de la política y la vida intelectual, Nasarre siempre hablaba de su familia. De su mujer Maxi, de sus hijos, de los que estaba muy orgulloso, y de sus nietos. De hecho, en una de sus últimas columnas en El Debate homenajeaba a uno de sus hijos, que tenía parálisis cerebral y murió con 23 años, al escribir de manera crítica sobre la reforma del artículo 49 de la Constitución que trata de la discapacidad. Eugenio había celebrado hace poco sus bodas de oro de Roma. La ciudad que tan bien conocía y en la que había trabajado como secretario de Información en la Embajada de España. 

Nos ha dejado un político de altura, un hombre de valores democráticos y religiosos, además de una gran persona. Descanse en Paz.

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