El muro de Sánchez se desploma en Galicia

Con el cadáver del Partido Socialista de Galicia aún caliente bajo los escombros del muro erigido por Pedro Sánchez con la excusa (música dramática) de frenar a la derecha y a la ultraderecha (final de la música dramática), son muchas las lecciones que hay que extraer de las elecciones gallegas y aún demasiado poco el tiempo transcurrido para que afloren todas las consecuencias de la misma, vayamos con las más evidentes.

En primer lugar hay que decir que hoy no nos hallamos ante una derrota del bueno de Besteiro, que hubiera sido un excelente candidato en otro momento y sobre todo con otra estrategia, ni de su animoso equipo de campaña local, uno y otros no han sido más que las víctimas propiciatorias de una derrota electoral que comenzó a fraguarse la noche del pasado 23 de julio a las puertas de la sede socialista de la calle Ferraz con el famoso «somos más» que gritó Sánchez a la enardecida multitud tras perder (sí, perder) las elecciones, un “somos más” que además de a Sumar, a Podemos, al PNV, A Bildu, a ERC y a Junts per Catalunya, también incluía al BNG.

Un hecho que unido a la idea de Sánchez de priorizar la asombrosamente estúpida estrategia de derrotar al Partido Popular unciendo a sus siglas gallegas a un partido enacionalista por encima de tratar de conseguir el mejor resultado electoral para sus propios colores, algo que pudo comprobarse perfectamente en el no-debate entre Besteiro y Pontón en el que a punto estuvieron de salir a besos, ha dado como resultado el peor resultado de la historia de los socialistas gallegos.

Un desastre del que son especialmente responsables tanto el propio Sánchez como el ex- presidente del gobierno Jose Luiz Rodríguez Zapatero, que ha ejercido de agente electoral encubierto del BNG durante toda la campaña electoral desde los propios mítines del PSOE.

Es lo que tiene la polarización, un auténtico poltergeist que a pesar de que a corto plazo puede parecer de utilidad, a la larga tiende a adquirir vida propia y termina arrasando a los aprendices de brujo que la invocaron.

Tiempo habrá de analizar la estrategia del Partido Popular y la capacidad de resiliencia de sus siglas en las brumosas tierras del norte de nuestra península, el campañón realizado por los nacionalistas o el bajonazo del partido antes conocido como Sumar, lo realmente relevante es que tras lo sucedido en Galicia, los socialistas vascos y los catalanes deberían tomar buena nota de lo sucedido porque en caso de ser necesario para el mantenimiento de Sánchez en la Moncloa, ellos serán sin duda los próximos en ser sacrificados.

Si no, al tiempo.