THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

El casino de la vivienda en España

«Una de las desigualdades más importantes es entre propietarios e inquilinos. Hay más personas sin propiedades y también más dueños de varias viviendas»

Opinión
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El casino de la vivienda en España

Ilustración de Erich Gordon.

Vengo a hablar de Ábalos, pero no de su potencial dimisión por corrupción. Pienso a menudo en aquella frase que pronunció en 2021 cuando era ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. «La vivienda es un derecho, pero también es un bien de mercado». Es un perfecto ejemplo de la retórica vacía de los derechos que tanto promueve la izquierda institucional española: se extienden los derechos, cada vez tenemos más, pero no hay manera de hacerlos cumplir. Es una frase muy PSOE: empieza en el idealismo y termina en el pragmatismo cínico. 

Pocos meses después de esa frase, la cuenta de Twitter de Más Madrid tuiteó: «Lo que hará Almeida para regular los precios de los alquileres en Madrid: NADA». El alcalde de Madrid respondió: «Exacto». Esta semana Carlos Izquierdo, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid y concejal presidente del distrito de Carabanchel (el más poblado de la ciudad, con 240.000 personas), tuiteó: «Hace días los portales inmobiliarios señalaban que #Carabanchel es el distrito en el que más sube el precio de la vivienda. Ahora también el precio del alquiler. Sin duda, Carabanchel es un distrito cada vez más atractivo para vivir». Le tengo mucho cariño a Carabanchel. Pero creo que la gente no se muda al barrio por capricho (viviendo en Tetuán no puedo mirar por encima del hombro a Carabanchel). Es porque los precios están desorbitados.

Según el portal Fotocasa, el precio del alquiler en Madrid ha subido un 13% desde enero de 2023. También la venta de viviendas está desbocada. Madrid es hoy la cuarta ciudad del mundo favorita de los ricos para comprar casas. Desde la pandemia, los precios de las viviendas de lujo en el centro de Madrid se han disparado un 25%. Dentro de la M30, casi un 30% de las viviendas supera el millón de euros. Esto está provocando una especie de «gentrificación de alto standing»: los ricos están siendo desplazados por los megarricos en los barrios exclusivos. Obviamente esto tiene también un efecto claro en el precio de viviendas mucho más modestas. 

En España, una de las desigualdades más importantes hoy es entre propietarios e inquilinos. 

Según un informe del año pasado de Future Policy Lab, se está produciendo una combinación de aumento de la población que vive en alquiler (un 20% de los hogares, frente al 13% en 2002) y un aumento de arrendadores con varias propiedades que las ponen en alquiler: de un 2,5% en 2008 a un 7% en 2020. Es decir, hay más personas sin propiedades y también más personas con varias viviendas en propiedad. «En 2002», dice el informe, «poco más del 40% de los hogares entre 53 y 63 años poseían una segunda vivienda. En 2011, superaban el 55%, lo que refleja su ventaja relativa sobre las generaciones más jóvenes». En 2020 llegó casi al 60%. 

«Entre 2015 y 2021, el precio medio del alquiler subió un 23% en Cataluña y un 17% en la Comunidad de Madrid»

Tenemos a una clase propietaria cercana a la jubilación, con una renta mediana de casi 77.000 euros por hogar, alquilando pisos a precios desorbitados a una clase inquilina que tiene una renta mediana de 28.000 euros por hogar. Esa brecha de renta va a seguir creciendo a medida que vayan subiendo los precios. Mientras que la inflación general alcanzó un 7% entre 2015 y 2021, el precio medio del alquiler subió un 23% en Cataluña y un 17% en la Comunidad de Madrid, por usar dos de las regiones más tensionadas. 

Para algunos, la solución es no hacer nada, dejar que el mercado decida (imaginen decirle lo mismo a los agricultores o a cualquiera que se queje de la inflación). Cualquier asomo de regulación provoca reacciones airadas tanto en la izquierda moderada como en la derecha, como si tocar el mercado de los alquileres nos acercara a los controles de precios bolivarianos. Hablar de vivienda pública provoca respuestas similares, cuando en países tan poco socialistas como Holanda el porcentaje supera el 30%. 

El problema es que, en el fondo, no compensa electoralmente hacer algo, al menos en la parte del alquiler. España es un país de propietarios. Para un segmento amplísimo de la población (un 80% de los hogares viven en una vivienda de su propiedad), el problema del alquiler es algo que le resulta indiferente. Para muchos de esos propietarios, es incluso una oportunidad: ese 60% de propietarios de más de una vivienda ha descubierto que puede hacerse de oro alquilándolas. El discurso de la okupación y la inseguridad jurídica (en buena medida sobredimensionado) solo ha servido para que el arrendador medio se piense que es una especie de empresario que se arriesga para que la gente tenga una vivienda. 

«En España la única manera de acceder al ascensor social es a través de las rentas pasivas»

Ese electorado propietario es esencial para cualquier partido político: no hace falta recordar a estas alturas qué franjas de edad votan más. Cuando Ábalos hablaba de «bien de mercado» se estaba dirigiendo a esa clase propietaria que en la última década se ha vuelto rentista. 

En España la única manera de acceder al ascensor social es a través de las rentas pasivas. La juventud hoy solo puede aspirar a cierta prosperidad soñando con un pelotazo (observen la cantidad de jóvenes obsesionados con la estafa piramidal del dropshipping, con los gurús emprendedores, con las apuestas) o esperando a heredar algo de la riqueza inmobiliaria que consiguieron acumular sus padres, que quizá pudieron comprar en una época con precios más asequibles. 

El concejal presidente del distrito de Carabanchel, Carlos Izquierdo Torres, hizo algunas aclaraciones a la prensa después de que se viralizara su tuit en el que se alegraba de la subida de los precios de la vivienda: «En Carabanchel hay 120.000 viviendas de gente trabajadora. Si sube el precio, ellos son los primeros que se benefician». Es una lógica delirante. ¿Por qué a un vecino de Carabanchel, con casa en propiedad de hace cuarenta años, le viene bien que su vivienda ahora valga más? ¿Qué va a hacer? ¿Venderla? ¿Para irse a dónde? En un barrio con una renta media de 21.000 euros, tu mejor estrategia para alcanzar la prosperidad es especular…con tu propia casa. 

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