THE OBJECTIVE
Álvaro Nieto

¿Caso Koldo? Las tres claves que confirman que esto solo es la punta del iceberg

Es indignante que el juez haya tenido que soltar a los 20 detenidos porque la Fiscalía Anticorrupción no ha pedido su ingreso en prisión provisional

Opinión
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¿Caso Koldo? Las tres claves que confirman que esto solo es la punta del iceberg

Ilustración de Alejandra Svriz

Si usted es de los ingenuos que todavía cree que el ‘caso Delorme’ se circunscribe a Koldo García Izaguirre, secretario personal del exministro José Luis Ábalos, quizás le interese prestar atención a tres claves que ponen de manifiesto que los hechos investigados en la Audiencia Nacional tienen mucha mayor dimensión:

1.- El extraño papel de la Fiscalía

El pasado miércoles la Guardia Civil comunicó la detención de 20 personas en el marco de una operación anticorrupción por la compra de mascarillas durante la pandemia, y al día siguiente las puso a disposición judicial. Los delitos que se les atribuyen son de enorme gravedad: organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho y tráfico de influencias. Sin embargo, y en una decisión casi sin precedentes, la Fiscalía decidió, tras tomar el juez declaración a los querellados, no solicitar medidas cautelares contra ellos. Ante esta extraña decisión, el juez no pudo decretar prisión provisional y se vio obligado a dejarles en libertad.

La Fiscalía ha justificado su decisión en que la ley solo prevé la privación de libertad para casos muy excepcionales en donde pueda haber destrucción de pruebas o riesgo de fuga. Pero es que precisamente su querella demuestra que se cumplen esos dos requisitos. Los hechos relatados por los investigadores hablan de enormes sumas de dinero en efectivo, que se han ido introduciendo en cuentas bancarias a través de cajeros automáticos. ¿Cómo sabe la Fiscalía que los implicados no tengan sacas enteras con billetes y que en estos momentos de libertad ya les estén prendiendo fuego? Además, en la querella se habla de transferencias bancarias a Luxemburgo y Brasil. ¿De verdad que no hay riesgo de que alguno se vaya a Río de Janeiro a gastarse lo presuntamente robado?

Resulta muy curioso, si no indignante, este comportamiento tan comprensivo de la Fiscalía con personajes tan aparentemente secundarios. En delitos económicos hay larga tradición en España de prolongadas prisiones preventivas, y ahí están los casos de Rodrigo Rato, Mario Conde, el comisario Villarejo… ¿Por qué ahora no? ¿Por qué este trato tan exquisito con Koldo García?

También conviene resaltar que el Partido Popular ha estado poco espabilado. Todo este asunto nace de su denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción con la información recopilada a través de nuestras revelaciones periodísticas pero, sin embargo, ha tardado dos días en personarse en la causa, por lo que no ha llegado a tiempo para evitar que los implicados salieran en libertad. Si hubieran sido parte antes y hubieran pedido prisión provisional, el juez la podría haber decretado. Al no hacerlo nadie, el juez no tiene margen de maniobra. No obstante, no está todo perdido. Ahora que el PP se ha personado, debería solicitar cuanto antes esa medida para evitar precisamente la destrucción de pruebas y una posible fuga.

2.- El aviso de Ábalos al presidente

La segunda clave que no conviene perder de vista es el tratamiento mediático que se le ha dado a la noticia, sobre todo a partir del segundo día, y las declaraciones que está haciendo el exministro de Transportes para defenderse. Respecto a lo primero, lo que sabemos es que el jueves, al día siguiente de estallar el escándalo, Moncloa estaba en estado de ‘shock’. Por la tarde les vino Dios a ver en forma de pavoroso incendio en Valencia, pero en ese momento el Gobierno ya había movido sus hilos para comenzar a contener la hemorragia: había que empezar a llamar a esto ‘caso Koldo’, había que apuntar al asesor de Ábalos como el verdadero cerebro de todo y, por supuesto, había que empezar a moderar la atención informativa del escándalo.

En paralelo, el exministro también se movió rápido y bien durante las primeras horas. Transportes siempre ha sido uno de los ministerios que más dinero ha gastado en publicidad institucional y ese maná, unido a que Ábalos siempre fue una fuente informativa muy generosa con periodistas y directores, ha convertido al político valenciano en la figura del PSOE actual a la que más favores deben muchos medios de comunicación. Y eso explica el afán desmedido de algunos por intentar salvarle el pellejo a toda costa.

Y al igual que algunos medios están muy agradecidos a Ábalos, podría decirse lo mismo sobre el presidente del Gobierno. El exministro fue clave para que los militantes valencianos del PSOE apoyasen a Sánchez como líder del partido. Y él se lo agradeció situándolo en la cúspide de Ferraz tras ganar las primarias definitivas y luego, al conseguir el Gobierno, en el ministerio con mayor presupuesto inversor. En el verano de 2021 lo echó del Ejecutivo ante el hedor que desprendían todos sus asuntos, como aquí contó con pelos y señales Ketty Garat, pero sin embargo lo mantuvo como diputado, incluso tras el pasado 23-J. ¿Por qué? Porque lo quiere proteger: le mantiene aforado para que no le pueda investigar un tribunal ordinario, sino solo el Supremo previa presentación de un suplicatorio.

Por eso son muy relevantes las palabras de Ábalos este sábado en una curiosa entrevista en ‘El País’ en la que, ante la pregunta de si ha hablado con Sánchez, él contesta: «No voy a molestar al presidente. Sé cómo piensa, lo que espera, y él sabe que yo soy leal». Suena a amenaza, o al menos transmite la idea de que en esto van juntos. En esa y en las otras entrevistas concedidas estos días se le ve muy seguro. Sabe demasiado, y ese es su seguro de vida. Es evidente que miente sobre su verdadera relación con la trama, pero se le ve poco dispuesto a comerse él solo este marrón.

3.- El chivatazo a Koldo

Y la tercera clave que conviene tener muy presente es quizás la más grave de todas, y que también ha pasado muy desapercibida estos días. Según hemos sabido, la Fiscalía tiene la sospecha, a raíz de algunas conversaciones intervenidas a Koldo, de que él sabía que le estaban investigando. De hecho, llega a hablar con uno de sus interlocutores de dejar de usar algunas aplicaciones del teléfono móvil. ¿Por qué sabía Koldo que debía ser precavido? ¿Quién le avisó?

Si este asunto se circunscribiera al asesor y su familia, no se entiende bien a santo de qué viene tanto interés por protegerle y alertarle. De hecho, sigue sin aclararse qué narices hacían estos últimos meses, cuando ya él no estaba en el Gobierno, algunos actuales altos cargos del Ministerio de Transportes reuniéndose con él, tal y como hemos publicado.

En resumidas cuentas, que la actuación de la Fiscalía, los mensajes de Ábalos a Sánchez y el chivatazo a Koldo invitan a pensar que aquí estamos ante algo mucho más gordo que un simple clan de pícaros. Porque además, como ya hemos contado sobradamente, es imposible sostener que García Izaguirre actuara en solitario y sin conocimiento de su jefe. Para empezar, porque la responsabilidad de adjudicar los contratos era exclusiva de Ábalos. Pero es que además el grado de vinculación entre ambos no es el normal entre un jefe y su subordinado: también estaban contratados en el ministerio su mujer y su hermano, tras dejar el Gobierno visitaron juntos 11 países en apenas tres meses (Guinea, Dominicana…), le organizaba los cumpleaños en el local de uno de los empresarios detenidos, iba con billetes de 500 euros pagando sus gastillos de masajes y de champán…

Por tanto, no parece que sea muy afortunado llamar a este asunto ‘caso Koldo’. Pero tampoco está muy claro que sea el ‘caso Ábalos’. ¿Por qué? Pues porque también están salpicados el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, que dio un contrato a la empresa de marras; el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que siendo presidente de Canarias también contrató a Soluciones de Gestión; la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, que hizo lo mismo en sus tiempos en Baleares; el ministro de Transportes, Óscar Puente, que mantiene aún a dos altos cargos manchados por este caso; y el exministro de Sanidad, Salvador Illa, que como cuenta hoy THE OBJECTIVE decidió dar prioridad al proveedor de confianza de Ábalos en el macrocontrato de 2.500 millones de euros a pesar de que Soluciones de Gestión vendía las mascarillas seis veces más caras que otras empresas.

¿Estamos entonces ante un posible ‘caso PSOE’? No lo descarten. Es una vieja tradición patria que, en los casos de corrupción política, una parte de lo robado acabe no solo en bolsillos particulares sino también en las arcas del partido. De esa manera los ladrones compran su propia protección e impunidad. Sólo así tendrían sentido las tres claves relatadas en este artículo. Sigan atentos a la pantalla, que esto acaba de empezar.

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