MyTO

Las dos campañas de EH Bildu

«Un objetivo político que sabían que sólo podría culminarse en el largo plazo, pero que dada la necesidad de Pedro Sánchez han podido acortar varias décadas»

Opinión

EH Bildu. | Alejandra Svriz

  • Fundador y Director General de la compañía de consultoría estratégica Redlines.
    Ha dirigido campañas electorales tanto en España como en diversos países de América latina, y es analista político habitual en diversos medios de comunicación.
    Es autor de los libros : «Guía práctica para abrir Gobiernos» (Goberna, 2015), «Otro Gobierno» (Algón Editores 2012), y «Open Government – Gobierno Abierto» (Algón Editores, 2010).
    Le encantan los platos de cuchara, sufre con cada partido del Athletic de Bilbao y no se pierde un concierto de Los Planetas.

Quienes conocemos un poco el ecosistema político vasco sabemos de la creciente potencia electoral del conglomerado EH Bildu, una coalición heredera de aquella Herri Batasuna ochentera que incluso en los tiempos en los que todo el mundo sabía que eran los mamporreros políticos de ETA, era capaz de realizar campañas electorales que unían un aparato organizativo tan sólido que hacía que no perdieran un solo voto de los suyos ni tan siquiera tras un atentado, con una comunicación tan brutalmente innovadora y colorista que en ocasiones y fuera de Euskadi, me refiero por ejemplo a las múltiples elecciones europeas a las que se presentaron, lograba hacer olvidar a muchos electores poco avisados que quienes estaban detrás de todo aquello eran unos tipos con pistolas y pasamontañas que además estaban matando gente una semana sí y otra también.

Una potencia organizativa y creativa que lejos de desaparecer tras la jubilación forzosa de los asesinos, se ha visto espoleada gracias a la necesidad de construir un proyecto independentista alejado de la violencia y con alguna mínima posibilidad de alcanzar algún día el gobierno vasco, un objetivo político que ellos mismos sabían que dados sus antecedentes sólo podría culminarse en el largo plazo pero que dadas las perentorias necesidades de Pedro Sánchez han podido acortar, y no exagero, varias décadas.

Para lograrlo la coalición dispuso una estrategia con dos segmentaciones geográficas diferenciadas y dos discursos también diferenciados: uno en Euskadi en el que mantenían su tradicional aproximación independentista e identitaria a la realidad y otro en Madrid en el que escondían esos rasgos, los que por cierto siempre han caracterizado al nacionalismo etnicista radical y en un brillante ejercicio de travestismo político apoyado en las indudables capacidades dialécticas de sus nuevos portavoces parlamentarios lo transformaban en un discurso protoizquierdista de raíz marxiana perfectamente homologable con el de cualquier partido de izquierda radical pero indiscutiblemente democrática.

Y la cosa les ha funcionado tan estupendamente que han decidido aumentar la apuesta en las elecciones con un experimento que me voy a atrever a calificar de brillante, ya que por primera vez en nuestro país y creo que en el mundo vamos a asistir a una campaña segmentada idiomáticamente. Me explico.

«El uso del Euskera lejos de suponer un elemento de cohesión social ha terminado resultado un mero driver electoral de voto hacia posiciones radicalizadas»

Para las próximas elecciones vascas que se van a celebrar el 21 de marzo, EH Bildu no ha preparado una campaña electoral, sino dos, una en euskera y otra en castellano.

En la primera, construida en euskera y dirigida a los votantes vascoparlantes, su nicho tradicional, hablan de identidad, independencia, nación y estas cosas que hablan ellos siempre y en las que además estoy seguro que creen. 

En la segunda, construida en castellano y dirigida a los votantes castellanoparlantes de izquierdas hablan de derechos sociales, medio ambiente, derecho a la vivienda, jubilaciones dignas…una agenda y un temario que contaría con la aprobación del partido socialdemócrata sueco y el partido verde de Finlandia.

La brillantez de esta estrategia no es solo su mera concepción sino que hace palanca en una característica objetiva que el modelo educativo vasco impulsado por el PNV ha creado y ahora conspira en su contra, el de una Euskadi dual en la que el uso del Euskera lejos de suponer un elemento de cohesión social ha terminado resultado un mero driver electoral de voto hacia posiciones radicalizadas y consecuentemente generador de dos sociedades que a pesar de que actualmente conviven en buena armonía, utilizan a la hora de aprender la realidad o un idioma o el otro, lo que ha creado una oportunidad que ahora EH Bildu trata de aprovechar , insisto, brillantemente en su favor segmentando sus mensajes.

Veremos si les funciona.

3 comentarios
  1. Pinton

    Claro que puede funcionar.

    El doble discurso marida muy bien con la doble moral del progresismo más tradicional.

    Puestos a ser el votador más progresista, este experimento de ingeniería social es tiro seguro. Nada se va a poder comparar a votar un doble discurso, emitido cada uno en un idioma distinto y sentirse reafirmado porwue, quienes están jugan contigo, son de los tuyos.

    Ardo en deseos de ver los colores de los bancos marinos en los que pescan con esa carnaza. Si el experimento funciona, no seria descartable que algún otro reeditara el juego para las europeas.

  2. Druida

    Señor Calderón, creo que la estrategia de Bildu puede funcionar desde los términos de doble campaña que usted ha expuesto. Porque la estrategia de defender un discurso progresista de izquierdas le permite a ese partido, de la misma manera que lo han conseguido ERC y BNG en Cataluña y Galicia respectivamente, captar voto tradicional de PSOE y de IU/Podemos/Sumar, con el añadido de quitar voto también a Junts/PNV. Creo que puede haber un parlamento vasco bipolar entre PNV y Bildu, el PSOE se derrumbe en una cantidad pequeña de escaños (y mantenga un perfil servil similar al que hay en el Congreso entre Sánchez y estas fuerzas) y el PP conserve una fuerza simbólica. Pero, en fin, todo se verá en abril. Un saludo y gracias por su artículo.

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