THE OBJECTIVE
David Mejía

Bildu sí es progresista

«Nadie encarna como Bildu lo que hoy significa ser progresista en España: desinterés por la igualdad y sustitución de la nación cívica por la nación étnica»

Opinión
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Bildu sí es progresista

Ilustración de Alejandra Svriz.

Lola González pasea con su hijo de tres años de la mano. Está feliz de recorrer junto a él las calles del pueblo donde nació hace 32 años y que tuvo que abandonar por miedo. Sigue sintiendo miedo, y cada poco mira a su alrededor desconfiada, pero le aseguraron que podía volver y eso ha hecho. Quiere empezar de nuevo junto a su hijo y quiere creer que el tiempo irá barriendo ese sentirse en perpetuo peligro. Pero su tiempo se acabó esa misma tarde: Lola sentaba a su hijo en una atracción de feria cuando Juan Antonio le disparó tres veces. El cuerpo de Lola cayó al suelo, derramando sangre por la sien, ante los ojos asustados del pequeño. Juan Antonio asesinó a Lola por su traición. No la mató por ser mujer. El asesinato de Lola no fue un crimen machista, y menos mal. De haberlo sido, Juan Antonio nunca habría encontrado el amparo de la Fundación Iratzar, que cada mes le paga el sueldo. A Lola todos la llamaban Yoyes y Juan Antonio era conocido como Kubati.

Decía que es un alivio que el asesinato de Yoyes no compute como crimen machista porque el punto 5 del régimen disciplinario de EH Bildu (artículo 11 de sus estatutos) contempla la suspensión de militancia para aquellos afiliados incursos en un proceso penal relacionado con la violencia machista. El compromiso de Bildu con la igualdad de género y el repudio a las violencias que la amenazan merece nuestro aplauso. El artículo 32 de estos estatutos regula la «Comisión de seguimiento del Plan Feminista y el Protocolo Interno contra la Violencia Machista». Y el artículo 33, bajo el título «Espacio de Mujeres», promueve un espacio de encuentro para militantes mujeres para «promover el empoderamiento de las mismas a partir de premisas feministas». Poca broma.

«Kubati no mató a Yoyes por renunciar a ser su pareja, sino por renunciar a ETA»

El compromiso de EH Bildu contra la discriminación tanto de «las mujeres como a las personas disidentes sexo-genéricas» es innegable. A José Antonio López, Kubati, nunca le habrían ofrecido un cargo en la Fundación Iratzar (Sortu) si entre sus 15 víctimas figurara una exnovia. Pero a Yoyes no la mató por renunciar a ser su pareja, sino por renunciar a ETA. Un motivo noble que no merece reproche, sino homenaje.

Óscar Puente defendió el pacto de Pamplona invocando a Bildu como partido progresista. Tenía razón: nadie encarna como Bildu lo que hoy significa ser progresista en España: desinterés por la igualdad, sustitución de la nación cívica por la(s) nación(es) étnica(s), y prioridad de lo diferencial sobre lo común. Y en positivo: sensibilidad ecofeminista, fomento de la construcción nacional (euskaldún, catalana o lo que toque), odio a la derecha estatal, y mutismo sobre los delitos cometidos en nombre de estas causas. 37 años después, Yoyes sigue muerta, su hijo sigue huérfano, y Kubati sigue cobrando un sueldo del partido más progresista de España.

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