Navarra

Invitada por la Asociación Cultural Pompaelo, estoy hoy en Pamplona para participar en una charla-coloquio sobre la situación política actual en España, en general, y en Navarra, en particular. Esto ha hecho que haya dedicado un cierto tiempo a analizar y estudiar lo que está pasando ahora en Navarra. Así he comprendido que, en los próximos tiempos, la política del sanchismo y sus aliados va a tener en Navarra uno de sus puntos más críticos. Si no lo está teniendo ya.

Empecemos por recordar que los nacionalistas vascos, que aparecen hace poco más de un siglo, siempre han considerado que Navarra tiene que ser una de las siete provincias que, según ellos, forman Euskadi (palabra inventada por Sabino Arana para designar al País Vasco). Las otras serían las tres provincias vascas que diseñó en 1833 Javier de Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, más los tres territorios franceses Labort, Baja Navarra y Sola (en francés Soule), en los que se había conservado el euskera.

La pretensión de que Navarra, hoy provincia, pero durante toda la Edad Media importante Reino, formara parte de ese Euskadi diseñado por Arana, estaba fundamentada en el hecho de que en las poblaciones de la montaña navarra se hablaba euskera. Aunque históricamente el Reino de Navarra no se incorporó a la Monarquía Hispana hasta 1513, mientras que el Señorío de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava han sido parte de Castilla desde mucho antes.

La aspiración sabiniana de hacer que Navarra forme parte administrativa y políticamente del País Vasco estuvo presente en los debates constitucionales españoles de 1978. Los padres de nuestra Constitución, entre los que no había ningún representante del nacionalismo vasco, tuvieron en cuenta, sin embargo, esta aspiración. Y de ahí salió la Disposición Transitoria Cuarta, de la que se habla muy poco, pero que prevé la eventualidad de incorporar Navarra al País Vasco, si el Órgano Foral competente lo decide y los navarros en referéndum lo aprueban.

Si los nacionalistas sabinianos quieren Navarra para su País Vasco, los bilduetarras lo quieren con mayor interés aún. Y conviene tener presente que, en Navarra, Bildu, en 2023, en las elecciones municipales ha sido el segundo partido más votado (21% de los votos) y el primero en número de concejales (343), y en las autonómicas, el tercero (17%). Y en las generales del 23-J el segundo (17,5%).

«Bildu es el partido que primero declaró que iba a apoyar a Sánchez de entre todos los que forman ese Frankenstein»

Como también conviene recordar, por si alguno lo ha olvidado, que Bildu es el partido que primero declaró que iba a apoyar a Sánchez de entre todos los que forman ese Frankenstein o agrupación de partidos de la Antiespaña que ha conseguido aglutinar Sánchez para estar en el poder.

El apoyo de Bildu se manifestó tan pronto que es el único del que no conocemos los términos del acuerdo que bilduetarras y sanchistas han cerrado.

Sí hemos visto cómo los socialistas han entregado a Bildu el Ayuntamiento de Pamplona, pese a no ser el partido más votado. Por ahora no sabemos más de lo que tienen acordado Bildu y Sánchez.

Pero no sería nada extraño que, en esta legislatura, en la que Sánchez está dispuesto a hacer cualquier cosa, Bildu, que ha hecho presidenta de la Comunidad Foral a la socialista María Chivite, que tampoco había ganado las elecciones, plantee a su socio preferente, es decir, al PSOE, que ya ha llegado la hora de unir Navarra al País Vasco. Y si no hay una reacción muy radical de los ciudadanos navarros que no quieren ser sometidos a los nacionalistas vascos, esa unión se llevará a cabo.

«No sería extraño que si hubiera un lendakari bilduetarra dirigiera la operación de anexionar Navarra»

Probablemente Bildu está esperando al resultado de las elecciones vascas, pero si, como parece, Bildu va a sorpassar al PNV, no sería extraño que hubiera un lendakari bilduetarra, que, además, dirigiera la operación de anexionar Navarra.

Claro que para que esto ocurra es imprescindible la complicidad del PSOE, que con Sánchez está demostrando que puede llegar a extremos inimaginables, pero es una operación tan letal para España que, a lo mejor, esta vez sí que provoca una reacción popular contra los desafueros de Sánchez y sus socios Frankenstein.

Porque en Navarra puede jugarse una de las bazas más trascendentes que podamos imaginar.