THE OBJECTIVE
Antonio Agredano

Hasta nunca

«Pienso en Pedro Sánchez como en un futbolista que no se supo retirar a tiempo. El corazón le pide el balón, pero las piernas no le dan para perseguirlo»

Opinión
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Hasta nunca

Ilustración de Alejandra Svriz

Como soy un ser esencialmente trágico, lo primero en lo que pienso siempre es en el final. Hoy debuto aquí y ya estoy pensando en cómo me iré. En los restaurantes siento alivio cuando me sientan en una mesa cercana a la puerta. Soy persona de pasillo, no de ventana. Cuando alzo la mano para decir hola, en el fondo de mi corazón, sé que esa palma está moviéndose al compás de un adiós.

Estar en los sitios siempre es un coqueteo con la impureza. Uno debe adaptarse a los espacios y a las expectativas. Uno debe adaptarse a los amores y a los amigos. Como cuando elegimos la chaqueta del armario en lugar de la sudadera Luanvi. Siempre he desconfiado de los escritores inmaculados, como uno desconfía del niño que se queda en silencio en la habitación del fondo. Algo traman. 

Es la mancha la que da personalidad al folio y no su blanco constante, que lo convierte en un papel intrascendente. Curro Romero dijo «que me acabo de retirar». No «que me voy a ir», no «que pienso retirarme»; dijo: «que ya me he ido», como escribió Antonio Burgos. Pablo Iglesias se cortó el pelo. José Luis Ábalos se fue al grupo mixto. Otros fantasean con una casita pequeña, con romero en la puerta. Otros aprovechan el adiós para vengarse. La venganza también es una casita pequeña, pero sin quejumbrosos olores en el zaguán. 

A veces estoy, y ya me he ido. Otras veces no he llegado, y ya me siento como en el hogar. Me ha costado asumir este espacio. Uno escribe y nunca sabe ni para qué ni para quién. Escribir es dar patadas a un balón pinchado

No sé si hablaré de política. No sé si debo. No por prudencia, sino por vanidad. Aspiro a escribir de lo elevado, y la política se ha convertido en un perrito que ladra desde la ventana a los que por allí pasan. Hay excepciones, como hay oportunidades en esa ropa horrible que se amontona en un cajón a la puerta de unos grandes almacenes.

«Esta legislatura es un tiempo añadido con más entradas que fútbol»

Vuelvo a los adioses. Pienso en Pedro Sánchez como en un futbolista que no se supo retirar a tiempo. El corazón le pide el balón, pero las piernas no le dan para perseguirlo. Esta legislatura es un tiempo añadido con más entradas que fútbol. El césped tiene calvas y el resultado no beneficia a ninguno de los dos equipos. Los de rojo y los de azul. Un clásico. Hay un partido del siglo al menos dos veces al año.

Les espero por aquí. Me dijo mi psicóloga que yo era un hombre en perpetua huida. «¿De qué?», pregunté. «De ti», me contestó. Sin embargo, siempre vuelvo a los lugares donde fui feliz, contradiciendo a un buen poema. La vida no es lineal, sino un círculo. Y el tiempo se parece a ese perro que gira sobre sí mismo intentando morder a su propia cola.

Por eso retomo el teclado y el té de las tardes. A veces siento los viernes como si fueran lunes; es tal la degradación del hombre. Bienvenidos. Que en mi idioma quiere decir: hasta nunca. 

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