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Los pies de barro de Vladímir Putin

«Muy poca gente va a creerse de verdad otra autoría para el atentado que no sea la islamista. Y eso es un problema para Putin, más serio que Ucrania»

Opinión

El presidente ruso, Vladímir Putin. | Ilustración: Alejandra Svriz

  • Fundador y Director General de la compañía de consultoría estratégica Redlines.
    Ha dirigido campañas electorales tanto en España como en diversos países de América latina, y es analista político habitual en diversos medios de comunicación.
    Es autor de los libros : «Guía práctica para abrir Gobiernos» (Goberna, 2015), «Otro Gobierno» (Algón Editores 2012), y «Open Government – Gobierno Abierto» (Algón Editores, 2010).
    Le encantan los platos de cuchara, sufre con cada partido del Athletic de Bilbao y no se pierde un concierto de Los Planetas.

Los regímenes totalitarios como el que encabeza Vladímir Putin en la rusia post-soviética se basan en una transacción tácita, en un contrato social hobbesiano de baja intensidad nunca explicitado mediante el cual los súbditos consienten el control e incluso un determinado grado de violencia gubernamental a cambio de que el Estado provea a sus vidas y a las de sus familias de la seguridad necesaria para el desarrollo de las mismas. 

Una transacción que hace que mientras quienes viven en un Estado de estas características no tengan excesivos problemas en consentir la corrupción, el autoritarismo y los abusos de poder de los gobernantes y su entorno, no suceda lo mismo con cuestiones relativas a la seguridad pública, una materia en la que los autócratas deben esmerarse si quieren seguir contando con el favor de sus gobernados.

Esta es la razón, además de la de controlar a las casi siempre raquíticas oposiciones internas, por la que las autocracias tratan de revestirse de una apariencia de Estados seguros creando macro-estructuras policiales y militares que independientemente de su eficiencia real contribuyan a reforzar mediante su número y su ubicuidad el espejismo de que quienes allí viven, pueden pasear tranquilamente por las calles sin temor a sufrir robos, asaltos, violaciones o asesinatos.

«Los regímenes totalitarios como el que encabeza Putin se basan en un contrato mediante el cual los súbditos consienten control e incluso determinado grado de violencia a cambio de que el Estado provea la seguridad necesaria»

Putin denuncia el «bárbaro» atentado en Moscú e implica a Ucrania en la huida de los terroristasPutin denuncia el «bárbaro» atentado en Moscú e implica a Ucrania en la huida de los terroristas

Una ficción que en Rusia, como antes en tantos otros lugares, acaba de saltar por los aires con el vil y despreciable atentado islamista cometido este viernes que ha acabado con las vidas de más de 100 inocentes ciudadanos rusos, una masacre que a pesar de todos los esfuerzos que puedan desplegar el Kremlin y todo su ecosistema de medios oficiales y asalariados, muy poca gente va a creerse de verdad otra autoría que no sea la islamista.

Y eso es un problema para Putin, un problema mucho más serio que la guerra de Ucrania porque afecta a todo el relato de su mandato.

Uh problema que no puede resolverse con más represión ni culpabilizando a un enemigo externo que además comparte con Rusia, la tercera Roma según el relato nacional-bolchevique, religión y cultura.

10 comentarios
  1. Fedeguico

    Como si Putin fuera el único en semejante tesitura.

    En esa misma transacción tácita que alude el señor Calderón se basan todos los gobiernos del mundo. Lo cierto es que todos, en mayor o menor grado, atentan contra el Estado de derecho, que ni mucho menos consiste, como podría pensar algún necio, en dotarse de meras leyes formales o aparentes, sino naturales y materiales -verdaderamente imparciales, simétricas, abstractas y generales- respetadas a rajatabla por todos, en especial los poderosos y sin ninguna excepción de urgencia.

    La patraña hobbesiana de libertad por seguridad, falsa dicotomía, se autorrefuta: no existe mayor inseguridad que perder la libertad.

    El único modo de que reine la paz y la seguridad es instaurar un auténtico estado de derecho – los gobiernos basados en el inicio de violencia deberán desaparecer- implacable con la delincuencia para que no salga a cuenta ni nadie se tome la justicia por su mano. Aun así, la violencia nunca desaparecerá, pero se reducirá paulatina y espontáneamente.

    Por cierto, más inseguridad y estupidez que asumir el riesgo de enredarnos en una guerra nuclear defendiendo intereses de políticos totalitarios, imposible. Mi problema no son los pies de Putin sino los que aquí me pisotean.

  2. Tonin

    Dice el autor del artículo » todo su ecosistema de medios oficiales y asalariados»,. En fin no se quien le paga el salario a este señor, igual nos podría indicar algo sobre el tema. Leo este periódico, como muchos otros lectores seguramente, por que a veces nos da la sensación de que es el único espacio de libertad y pluralidad que queda, uno de los pocos sitios, en medios «oficiales», en el que uno puede informarse con cierto rigor, pero leyendo este artículo, la sensación que tengo, es que camina en la misma dirección que los otros, y esa dirección es hacia ese ecosistema que menciona el autor. En fin el tiempo lo dirá o van hacia la libertad o hacia el ecosistema en el que están El País y sus compañeros. un saludo

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