Pensar fuera de la caja
«Debemos superar los paquetes de ideas marcadas arbitrariamente como ‘de izquierdas’ o ‘de derechas’. Occidente es la formidable obra conjunta de las dos»
Admítelo, tú también has culpado a la polarización de todos los males de España. Pero cabe preguntarse si esa «extremización ideológica» es causa o consecuencia. Esa es la cuestión que plantea el politólogo Fran Jurado, director y guionista del documental Polarizados, estrenado en 2023.
Como algunas venimos escribiendo desde hace casi una década, la polarización política buscar seccionar drásticamente la masa de datos para que cada información de un bando tenga su equivalente contrario en el bando de enfrente. Las redes con sus algoritmos apoyan esta preselección binaria mediante la confirmación de sesgos. En resumidas cuentas, cada caso de conducta inapropiada del líder de un partido político tiene su equivalente en el partido opuesto, de manera que de pronto te descubres eligiendo tu corrupción preferida, en vez de querer que todo caso corrupto se aclare y castigue.
En el documental Polarizados es el consultor político Fran Carrillo quien pone el dedo en la llaga al definir el discurso político como «retórica transformada en eslogan, como técnica para decirle al cerebro: ‘No pienses, elige’, en una constante dicotomía entre elementos positivos y negativos, que trasciende al eje izquierda-derecha».
Efectivamente, cuando el españolazo medio entra en las redes para ponerse al día, convencido de su genialidad por librarse de la cuota de un digital de pago, se topa con un universo colosal de datos ya tratados o producidos donde todo ―desde un sondeo de opinión hasta los reportes Ucrania-Rusia o Israel-Palestina, un concierto de música pop o la nacionalidad de los turistas visitantes― lleva un rótulo político. En vez de informarse sobre los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa, el ciudadano indefenso recibe una sobredosis de ideología que es, en resumidas cuentas, una distorsión de la realidad y, a la postre, una distorsión del pensamiento. Porque la polarización te obliga a quitarte el cerebro como si fuera un casco de moto y limitarte a elegir un bando.
Fran Jurado ha ideado esta pieza audiovisual de una hora y media como una cuña provocadora que ofrece puntos de vista distintos de los que consumimos o deglutimos en la era de los sesgos cognitivos. Para ello reúne a 34 analistas políticos, académicos, sociólogos y periodistas como Pablo Simón, Fernando Vallespín, Juan Claudio de Ramón, Luis Cueto, Elisa de la Nuez, Aurora Nacarino-Brabo, Juan Soto Ivars, Ramón González Férriz, Berta Barbet y Arcadi Espada, por citar solo a algunos. El objetivo es crear una obra coral diversa, un mosaico de opiniones, argumentaciones y reflexiones documentadas, pero divergentes.
«Esta desfiguración de la realidad impone un esquema binario artificial»
El sociólogo Luis Miller, experto en polarización y autor del ensayo Polarizados. La política que nos divide, alude al «alineamiento» o creación de bloques, con identidades asignadas en torno a características ideológicas de posicionamiento político, pero también rasgos sociales o de valores.
Esta desfiguración de la realidad impone un esquema binario artificial, donde se incrustan todos los temas que componen nuestra existencia: política, economía, ciencias, educación, sociedad, cultura, deporte y hasta meteorología. El público destinatario multiplica exponencialmente las consignas de su tribu, prediseñadas y organizadas en paquetes listos para consumo. Millones de usuarios creen estar analizando y decidiendo por su cuenta, sin sospechar que forman parte de un mecanismo de contagio-imitación análogo al del público en un estadio de fútbol.
Pero ¿todo este asunto de la polarización es verdaderamente tan reciente? En el documental, el profesor emérito de Sociología de la Complutense Enrique Gil Calvo recuerda que en España el consenso como tal solo duró de 1975 a 1980: «Solo hubo cinco años en los que el interés general prima sobre los intereses particulares de los diferentes actores políticos. Esto se rompe cuando Suárez empieza a parecer difícil de vencer electoralmente y es cuando el sectarismo le puede al consenso». Por su parte Astrid Barrio, profesora titular de Sociología de la Universidad de Valencia, opina que el Crash de 2008 es «un elemento clave, porque muchos de los movimientos de queja frente al sistema económico encuentran apoyo en los que impugnan cómo están funcionando las democracias occidentales».
«El desafío intelectual es deconstruir esta radicalización futbolística que obliga a ser hincha de un bando ideológico»
En cuanto a la cacareada relación entre la polarización y el populismo, quizá sea el economista y profesor universitario Félix Ovejero uno de los que más arriesga: «Toda democracia conlleva una estrategia populista de emborronar las diferencias, capturar el máximo de votos y enquistar a un hipotético culpable. Lo terrible del populismo es que hace de la necesidad cuerpo doctrinal y programa». Para Josep Burgaya, doctor en Historia Contemporánea de la Autónoma de Barcelona, «el populismo no es una ideología, sino un método de acción política y, por tanto, se puede hacer populismo en la extrema izquierda, en la extrema derecha o en el extremo centro. En el caso de Cataluña, el nacionalismo es la concreción de este territorio del populismo».
En definitiva, recomiendo ver el documental Polarizados de Fran Jurado para hacerse un autodiagnóstico en cuanto al nivel de manipulación sufrido incautamente. El desafío intelectual es deconstruir esta radicalización futbolística que obliga a ser hincha de un bando ideológico, con la imposición doctrinal ―o caja de ideas― correspondiente. La misión pendiente para los demócratas es derrocar la tiranía binaria y pensar fuera de la caja. Debemos superar los paquetes de ideas marcadas arbitrariamente como ‘de izquierdas’ o ‘de derechas’. Occidente es la formidable obra conjunta de la izquierda y la derecha, inútiles la una sin la otra, porque la existencia de ambas es una necesidad recíproca.