THE OBJECTIVE
Luis Antonio de Villena

En los tiempos turbulentos de Felipe VI

«Los centristas somos muchos, pero no nos cuidan, porque el llamado sanchismo (para loor del interesado) tiene en el frentismo y las Españas en pugna su razón de ser»

Opinión
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En los tiempos turbulentos de Felipe VI

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey Felipe VI. | Ilustración: Alejandra Svriz

Hace días leí un periódico en papel como se decía antes, a la antigua, de pe a pa. ¿Qué pensé terminada la prolija lectura?  Dicho en argentino, calibré: ¡menudo quilombo! En términos más cercanos: ¡menudo caos! Y pensé en el rey Felipe VI, tan cumplidor, y apostillé: este hombre debe pasarlo ahora bastante mal. ¿Ideologías? Están enturbiadas cuando no obsoletas. ¿Sánchez es filocomunista o socialdemócrata, o sólo es Sánchez, y plagia a dios, «yo soy el que soy»? Falta una izquierda renovada y una derecha mejor, y entonces quienes somos o creemos ser centro, ¿qué hacemos? ¿qué votamos?, ¿quién nos ampara? Falto de luces y de toda altura intelectual, pero muy zorro, muy liante, perfecto elefante en la cristalería, Sánchez ahora huye rompiendo. No tengo duda alguna de que Javier Milei es brutal y muy tosco, no defiendo su estilo en absoluto, pero antes de que él aludiera (sin nombre, pero evidente) a las sospechas de corrupción que caen -igual son falsas, ahí están los jueces- sobre Begoña Gómez, el también muy tosco ministro Óscar Puente había llamado al presidente de Argentina drogadicto, «consumidor de sustancias». No pasó nada. Pero Begoña Gómez (que no es nuestra primera dama) importa mucho más que un presidente, y se escenifica una crisis diplomática, que horroriza a los propios diplomáticos de carrera. Sobre la tradicional amistad hispano-argentina y la mucha emigración buena, España es el segundo país del mundo en inversiones argentinas. Un caudal humano y económico enorme vale mucho menos que el amor a Begoña Gómez. Absurdo. Y cuando el tontivano presidente de México, López Obrador, ataca al rey de España, eso no merece ni un comentario de Albares. El Rey parece importar menos que Begoña Gómez. ¿Estamos ante un discurso pleno de ideología revolucionaria? Estamos ante un barullo decidido por Sánchez. Tristemente parte de nuestra izquierda (Podemos por más evidencia) no ha salido aún de Mayo del 68 ni de los funerales del Che Guevara. ¿Pogres? En verdad muy retrógrados. El viejo sindicalista Marcelino Camacho, por ejemplo, era comunista coherente. Yolanda, Irene, Belarra y todas las que aspiran a la moda y al casoplón, serán neocomunistas o sea un poco burla y otro tanto nada… Disparatada crisis con Argentina que no tendrían con Donald Trump, aunque el norteamericano sea más brutal aún que el argentino Milei. Mal.

«De momento Sánchez tiene abiertas dos fuertes crisis diplomáticas (Argentina e Israel) de las que espera -¡horror!- sacar rédito gauchiste en las próximas elecciones europeas»

Por medio andan las continuas amenazas a los medios de comunicación varios que no comulgan con Sánchez. ¿Puede amenazar la libertad de expresión alguien que no deja de proclamarse demócrata, bien que cada vez más pro domo sua? Dice el gran Emilio Lledó que más que libertad de expresión (que por supuesto sí) habría que reclamar libertad de pensamiento, pues lo que vale es pensar, razonar, meditar y no soltar lo primero que se te pasa por la cabeza, en lo que parece experta Yolanda Díaz. Pero, ¿quién piensa de verdad hoy día con los ínfimos niveles de cultura que padecemos? Un periodista al que piden un texto sobre Kafka, contesta: ¿cómo se escribe ese nombre? Y un profesor de filología hispánica, al decir que el Antonio Machado final tiene poco que ver con el de los años sorianos de Leonor, ve que los alumnos no captan. ¿Quién era esa Leonor, que no es la princesa? Con este nivel uno se explica bien (tristemente) a tantos y tantas, necios todos, que hablan como abubillas sin saber ni el norte ni el sur. Majestad, usted reina sobre este país.

Ya he explicado en estas páginas mi total desacuerdo con Netanyahu, que se excede brutalmente en la venganza, y mi total rechazo a Hamás. Reconocer la Palestina de Mahmud Abbas me parece bien, pero debe decirse una y mil veces, reconocer a la Autoridad Palestina es rechazar a Hamás, lo mismo que ponerse en contra de Netanyahu sólo es aceptable con el pleno respeto a Israel. De momento Sánchez tiene abiertas dos fuertes crisis diplomáticas (Argentina e Israel) de las que espera -¡horror!- sacar rédito gauchiste en las próximas elecciones europeas. La única ideología de Sánchez es el miedo a lo que él llama fachosfera, con lo que es esperable que sus enemigos no sólo lo tachen de pobreza ideológica, sino que hablen de la begoñosfera, que tan poderosa parece. ¡Qué pena don Felipe! ¡Qué pésimos y cerriles tiempos han tocado a Su Majestad! Santiago Carrillo era pensamiento fuerte al lado de la débil (en pensamiento) pero agresiva señora Belarra. ¿Qué hemos hecho del centrismo, que reconcilia las Españas y que ni es de derecha dura ni de izquierda vengadora? Somos muchos, pero no nos cuidan, porque el llamado sanchismo (para loor del interesado) tiene en el frentismo y las Españas en pugna su razón de ser. Ahora habla siempre del «fango» de los otros; él suyo, que tiene como gracioso vocero a Puente- ese no cuenta, no lo ve. ¡Triste país ahora! ¡Tristísimo Sánchez, Majestad!

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