THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

Sánchez, sin pudor, vende globos

«En los tiempos actuales cuesta encontrar un dirigente que, además de sentirse comprometido con su país, cuente con una trayectoria, formación y experiencia»

Opinión
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Sánchez, sin pudor, vende globos

Ilustración de Alejandra Svriz.

Es lo único cierto de este Gobierno, que la economía va como un tiro, como repiten los sanchistas hasta la saciedad; sin embargo, el resto de los partidos, incluidos los socios del presidente, saben que los asuntos de la macroeconomía son como para presumir, pero la economía que importa, la de los ciudadanos, es para llorar.

Cesta de la compra, paro juvenil, vivienda, lentitud insoportable de la justicia, la plaga creciente de la okupación con k, y la inseguridad, son problemas que no merecen la atención del Gobierno. Aquello que se decía de no sé qué presidente americano, que no era capaz de andar y mascar chicle al mismo tiempo, podría decirse del presidente español que hoy nos gobierna: no es capaz de resolver los problemas de los ciudadanos al mismo tiempo que ocupa de la macroeconomía.

Se echan en falta políticos de talla en la España actual, y si eso preocupa en el caso de la oposición, mucho más todavía preocupa el nivel de mediocridad del Gobierno. Es muy listo el presidente, sabe todos los trucos para mantenerse en el poder por las buenas o por las malas. Pero su déficit democrático es tan inconmensurable que roza el delito. Presume de gobernar al margen del Parlamento, de tomarse la ley a título de inventario, no tiene en cuenta lo que marca la Constitución respecto a la presentación de los Presupuestos del Estado, por ejemplo, y concede a los socios competencias que la ley prohíbe expresamente. Pero que no se queje nadie, que la economía mejor que bien, responde en cuanto escucha una crítica.

Nada más oírlo, sus palabras las repite servilmente el coro de ministros, que para vergüenza de todos, y debería ser también de ellos, pronuncian las mismas frases que el presidente; como papagayos, exactamente las mismas, lo que demuestra que no tienen criterio propio y probablemente tampoco ideas propias, sino que trasladan al público, mansamente, las palabras textuales del argumentario que les mandan Moncloa y Ferraz. Qué nivel, Maribel.

Los que ya tenemos unos años, o los que se preocupan por conocer la historia de su país, hacemos comparación con los políticos que hemos tenido en España en las últimas décadas respecto a las actuales y, con algunas excepciones, –se cuentan con los dedos de una mano– la comparación es odiosa. Probablemente, es lo que explica que Sánchez tenga tan profunda animadversión a esa época que fue gloriosa para España, aunque como en todo hubo sombras; mientras que su mandato de gobierno pasará a la historia como unos años irrelevantes en lo esencial, y muy relevantes en asuntos poco ejemplares: indiferencia ante la corrupción desde el poder, que se responde con ataques desmedidos a los jueces, fiscales y periodistas empeñados en investigarla; ministros sin trayectoria ni la formación adecuada, trampas para sortear las obligaciones de un gobernante… y no seguimos porque es público, y sobre todo notorio, la desfachatez, irresponsabilidad y las trampas con las que se maneja este Gobierno.

«¿Imagina alguien que un ministro de la última hornada alcance cargos internacionales tan relevantes como Solana o Borrell?»

¿Dónde hay figuras ahora de la talla de Suárez, Felipe, Peces Barba, Solé Tura, Fraga o Rubalcaba –al que admiran de forma incuestionable los que le conocimos bien–, o Herrero de Miñón? Figuras como Miguel Roca –debe estar enfermo de decepción viendo el avance del independentismo de medio pelo que se gastan los catalanes–, Maravall, Jorge Semprún –un lujo– Solana … ¿Imagina alguien que un ministro de la última hornada pueda alcanzar cargos internacionales tan relevantes como Solana o Borrell, por ejemplo? O tener un ministro de Hacienda y de Economía como Paco Ordóñez o Piqué; o como Aznar, aunque acumula detractores como si solo importara la guerra de Irak en la que, por cierto, no participamos aunque es lo que dice la izquierda….

La lista de gente a la que rendir homenaje es larga. Muchos de ellos dejaron atrás su ideología por cumplir con su deber. Pascual Sala, por ejemplo, o Tomás y Valiente, a los que siempre se consideró con corazón de izquierdas hicieron un trabajo impecable en el Tribunal Constitucional. Que tome buena nota Conde Pumpido, que soporta la losa de que, a su pesar, se anuncian de antemano cuáles van a ser sus decisiones… y se acierta.

Hay muchos más nombres que merecen respeto, pero en los tiempos actuales cuesta encontrar un dirigente que además de sentirse comprometido con su país, cuente con una trayectoria, formación y experiencia que le permita trasladar ese compromiso con un trabajo eficaz que le permita sumar logros. Sánchez, desde luego, es lo más opuesto a ese perfil. Y Feijóo, que podría cumplir lo que se espera de él, se empecina incomprensiblemente en el error. En un partido, más aún si es el principal partido de la oposición y, por tanto, trabaja para ser gobierno, debe contar con los mejores.

En el PP militan personas de categoría profesional y política, pero Feijóo se ha rodeado de un núcleo que no está a la altura. Es muy sintomático que cuando él tiene una intervención pública, en el Congreso, un mitin o una entrevista, es habitual el elogio. Pero el buen recuerdo se difumina cuando toman la palabra miembros de su equipo. Muy pocos se salvan. Desde luego no se salva Tellado, que además es nada menos que portavoz parlamentario, y que con sus intervenciones, nunca brillantes, siempre insultantes, provoca un rechazo al PP que el PP no merece. Se comprende la satisfacción de Pedro Sánchez ante la debilidad estratégica del principal partido de la oposición.

A los veteranos, a los de la Transición, se nos quiebra el ánimo ante los dirigentes, en el gobierno y en la oposición, que no dignifican el trabajo político.

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