Quo vadis, Europa?
Víctor de la Serna

Quo vadis, Europa?

La tragedia de la autopista genovesa que ha sacudido Italia es muy italiana, sí, pero no podemos taparnos los ojos ante su dimensión europea. Es la de un continente que salió triunfalmente de la posguerra como líder de la modernidad en el mundo pero ha acabado, a lo largo del último cuarto de siglo, atenazado por varias formas de parálisis económica y social, de ensimismamiento, de abstrusas polémicas partidistas en las que los extremistas de derechas e izquierdas piadosamente englobados en ese eufemismo de “populistas” han dominado un estéril debate mientras la actividad creativa poco a poco se agostaba.

Distopías políticas: el arte de satanizar al adversario
David Mejía

Distopías políticas: el arte de satanizar al adversario

La semana pasada Keith Kahn-Harris publicó un interesante artículo en The Guardian titulado : «Negacionismo: lo que impulsa a las personas a rechazar la verdad». Las personas mentimos, pero no todas las mentiras son iguales. A veces mentimos por la benévola intención de no ofender, y otras tantas lo hacemos por descarado interés. Y sí, también nos engañamos a nosotros mismos.

Keep your hat on
Lea Vélez

Keep your hat on

El otro día me compré un sombrero. Esto es muy típico del verano, comprarse sombreros. Lo malo es que en el verano madrileño nunca me los puedo poner, porque dan un calor espantoso. Así que como ahora estoy en Brighton, un lugar fresco y marino, es mi oportunidad. Me compré un sombrero de paja perfecto para ir sencilla, pero al tiempo, arreglada. Me compré un sombrero para salir pasear por la playa o para tomar el té como mi hijo mayor, que tiene diez años y adora la tarta de frambuesa.

El verano
David Blázquez

El verano

Cuando terminaban las clases, se suspendía el tiempo. Los que teníamos pueblo, dejábamos nuestras ciudades para ingresar en una dimensión diferente. 

Las colillas
Manuel Arias Maldonado

Las colillas

La humanidad estival tiene -me incluyo- algo de plaga veterotestamentaria. Nos precipitamos sobre las playas con unánime ferocidad, agolpándonos en las orillas, como si quisiéramos regresar a los orígenes. Se sigue de aquí un ejercicio de convivencia democrática que apenas conoce divisiones ideológicas o de clase: todos, o casi, bajo el sol. Hay, sin embargo, una minoría que se comporta como mayoría: los fumadores. Basta escarbar un poco en la arena para encontrarse, en su obstinada fealdad, con las colillas; en todas partes y a cualquier hora. Son el testimonio de un vicio privado al que no se conocen virtudes públicas. Y quizá sea hora de preguntarse por qué las playas han de convertirse cada verano en planta de residuos de la industria tabaquera.

En defensa de las notas al pie
Joseba Louzao

En defensa de las notas al pie

Hace unos días leía en el periódico un ataque, como de pasada, a las notas a pie de página con el ostentoso título de “La novela acude al rescate de la Historia de España”. El artículo recogía la opinión de un novelista que consideraba que los trabajos de los académicos tienen “más pies de página que texto”. Lo destacaba como si las notas fueran algo de origen diabólico. No es una opinión minoritaria. Ni mucho menos. Las embestidas contra los pies de páginas son constantes, aunque estos hayan salvado la civilización en unas cuantas ocasiones. Anthony Grafton en su ensayo Los orígenes trágicos de la erudición. Breve tratado sobre la nota al pie de página (Fondo de Cultura Económica) lo explica de una manera sencilla. Las notas son, como los retretes, guardianas de la discreción. Él no lo escribió así, pero nunca mostrarás el retrete a tus invitados en un recorrido por tu casa. Sin embargo, al final, todos tendemos a visitarlo.

De Draghi y las liras guardadas debajo del colchón
Victoria Carvajal

De Draghi y las liras guardadas debajo del colchón

Hace dos semanas fallé a El Subjetivo en la entrega de mi texto (esa es la periodicidad con la que escribo). La razón: una mujer que se escabulló del control de seguridad en el aeropuerto de Munich provocó el cierre del mismo durante cuatro horas y la cancelación de 300 vuelos y retención de cerca de 50.000 pasajeros y sus respectivas maletas. Entre ellos, mi familia y yo. Aquello fue el caos. Mayúsculo, teniendo que empezaban las vacaciones de verano en el land de Baviera (en Alemania los länder se turnan el comienzo de las mismas para dosificar el mogollón que provoca el éxodo vacacional en los medios de transporte del país). Y una muestra de nuestra vulnerabilidad en esta reciente época de inseguridad y paranoia terrorista que vive Occidente. Mi colaboración se quedó sin enviar atrapada en el ordenador que cargaba mientras hacía la cola interminable del servicio de atención al cliente de Lufthansa. El episodio convirtió nuestro prometedor viaje a Turquía en una auténtica pesadilla.