Podemos calla con la purga en los Mossos pese a montar una campaña contra las «cloacas policiales»
La cercanía de En Comú Podem con el Ejecutivo de Aragonès tras la aprobación de las cuentas catalanas explican el bajo perfil exhibido por el partido
Las críticas que ha suscitado entre los partidos catalanes de la oposición la remodelación en la cúpula de los Mossos d’Esquadra contrasta con el silencio que mantiene Podemos en este asunto. Después de que en En Comú Podem se convirtiera en el socio externo del Govern para sacar adelante los Presupuestos autonómicos, los de Jéssica Albiach han mantenido un perfil muy bajo sobre la degradación profesional que han sufrido algunos de los agentes responsables de investigar los casos de corrupción que afectaban a destacados dirigentes del entorno nacionalista.
Las fuentes parlamentarias consultadas por THE OBJECTIVE explican que los morados nunca han demostrado demasiado interés con «los temas relativos a la seguridad», pero en esta ocasión señalan su cercanía al Ejecutivo como principal motivo de su ‘moderación’. En Comú Podem solo se ha sumado, así como el resto de grupos, a pedir la comparecencia del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, en el Parlament para explicar la reestructuración, pero han evitado hablar de «purgas» o de «Policía patriótica» como sí ha hecho el líder del PSC, Salvador Illa. Si bien es cierto que los comunes solicitaron su comparecencia parlamentaria el mes de diciembre -antes que el resto de partidos de la oposición- el cambio en la correlación de fuerzas en la Cámara catalana, con En Comú Podem intentando adelantar a CUP y PSC como socio prioritario, pueden explicar este perfil bajo que exhiben ahora.
El diputado Lucas Ferro ha sido el único dirigente morado de cierto peso en pronunciarse sobre la polémica al afirmar que «cuando alguien que aparentemente merecía ser premiado por su esfuerzo y trabajo es supuestamente castigado, es una situación que merece comparecencia pública». Sin embargo, la líder Jessica Albiach ha evitado inmiscuirse en la cuestión pese haber sido en el pasado muy crítica con el modelo policial e instar a adaptarlo a «los estándares internacionales» en asuntos como el uso de las pistolas táser. En cambio, no ha dudado en intervenir en sus redes sociales para desmarcarse de las declaraciones del excomisario José Manuel Villarejo que abonaban el terreno al independentismo para su teoría conspirativa contra el Estado.
Podemos y las «cloacas policiales»
También ha sorprendido el silencio del partido a escala nacional. Sobre todo porque Podemos configuró su campaña electoral de las elecciones generales del 28 de abril alrededor de la idea de unas «cloacas policiales» que afectaban al entonces líder de la formación, Pablo Iglesias, por su implicación en el caso Dina. En esa ocasión, apuntaron contra grupúsculos de la Guardia Civil y la Policía Nacional que, en coordinación a lo que llaman el deep state, actuaban contra sus intereses o los del movimiento independentista. No obstante, no han entrado a valorar la interferencia del Govern en la reestructuración del cuerpo policial autonómico.
Quien también ha quedado fuera de juego es la CUP. Después de perder su ascendencia sobre el Ejecutivo de Pere Aragonès tras negarse a tramitar las cuentas públicas, apenas ha reaccionado ante la polémica. Cabe recordar que los anticapitalistas arrancaron a ERC el compromiso de repensar el modelo policial y siempre han tenido como objetivo erradicar la unidad de antidisturbios, pero el cambio en la unidad anticorrupción ha acentuado sus contradicciones internas.
Y es que mientras el PSC, Vox, Ciudadanos y PP han denunciado la remodelación sin ambages por el temor a que sea la antesala a la creación de una «Policía patriótica», CUP y Podemos, dos formaciones en teoría sensibles hacia estos asuntos, han asumido otra posición más cercana a los intereses de los nacionalistas. Tampoco Pablo Iglesias, que sí se atrevió a criticar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, respecto a la polémica de Alberto Garzón con las macrogranjas, ha entrado a fondo en el asunto y ha preferido mantener intacto el bloque de investidura. Con el debate parlamentario sobre la reforma laboral en el horizonte político, no es el momento propicio para tensionar las relaciones con ERC.
La «autonomía» de la CGIC
Como avanzó THE OBJECTIVE, el cese del exmayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, anticipó una purga del Govern con el fin de controlar la Comisaría General de Investigación Criminal (CGIC), quien investiga los casos de corrupción, algunos como los que afectan a Laura Borràs o Miquel Buch, ambos dirigentes de Junts per Catalunya. La reciente salida del comisario Toni Rodríguez como máximo responsable de la unidad y su traslado a una comisaría de Rubí han encendido las alarmas de que la reestructuración de la cúpula policial puede responder a otro fin más allá de los argumentos ofrecidos por el Govern.
Las fuentes consultadas afirman que la «autonomía» que había adquirido este departamento policial despertaba ampollas entre el poder político catalán. Trapero había sido cuestionado por los jefes políticos mucho antes de afirmar en sede judicial que tenía un plan para detener a Puigdemont si declaraba la secesión. Incluso antes del inicio del plan rupturista. El hecho de que tras el atentado yihadista en Las Ramblas del 17 de agosto de 2017 el independentismo elevara al mayor de los Mossos a héroe nacional logró posponer su destitución y la del resto de sus hombres de confianza.