Illa ofrecerá a Pere Aragonès un pacto con el PSC a cambio de que rompa con Junts

El líder del PSC y jefe de la oposición en el Parlament, Salvador Illa, quiere aprovechar el último gran desencuentro entre ERC, Junts y la CUP para pedir a Pere Aragonès un «giro» en sus políticas que posibilite pactos estables con el PSC, explican las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE. En los próximos días ambos dirigentes mantendrán una reunión e Illa transmitirá al presidente de la Generalitat la necesidad de «cambiar el rumbo» y centrarse en la recuperación económica. Y esto pasa por romper de facto con Junts per Catalunya.

La disputa de los últimos días entre independentistas por la retirada del escaño de Pau Juvillà (CUP) y la afrenta que ha supuesto para ERC que Laura Borràs, presidenta del Parlament, haya participado en las protestas en la Avenida Meridiana el mismo día que el Departamento de Interior (en manos de ERC) decidiera intervenir para poner fin a los cortes que afectan a los vecinos y transeúntes desde hace más de dos años, ha acabado por afectar a los equilibrios del Govern e Illa quiere rentabilizarlo.

Por esta razón, el primer secretario del PSC no dudó en asistir este lunes a la conferencia del presidente de la Generalitat en el Museo Nacional de Arte de Cataluña con motivo del primer año desde las elecciones autonómicas del 14 de febrero de 2021. Su asistencia, anunciada tras la permanente del partido en Banyoles (Girona), era toda una declaración de intenciones de cuál es la nueva prioridad de los de Illa: hacer saltar por los aires la política de bloques (entre independentistas y constitucionalistas) que desde el inicio del procés ha dominado la política catalana, y atraer a ERC hacia sus posiciones.

Se trata de oficializar lo que en el Parlament ya se produce de forma habitual. El PSC ha recurrido a ‘pactos a dos bandas‘, a veces con Junts y otras con ERC, en cada votación en la que o bien no había acuerdo entre ambos partidos y socios en el Ejecutivo autonómico o ambos partidos requerían de una mayoría parlamentaria más sólida. Ya fuera sobre los Juegos Olímpicos de invierno, por la renovación del órgano de gobierno de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, que engloba TV3 y Catalunya Ràdio, o sobre la ampliación del Aeropuerto del Prat.

Operación tras las municipales

El siguiente paso es que ERC se descuelgue de esta carrera por marcar pedigrí nacionalista ante Junts. Las fuentes consultadas creen que la nueva coyuntura es favorable para soltar amarras con Borràs. Sin embargo, y como informó este medio, es en el ecuador de la legislatura catalana, en 2023, cuando Moncloa ve factible esta operación. Unas fechas que también maneja ERC para evitar que este entente incida negativamente en los resultados de las elecciones municipales de ese año.

El propio Illa defendía este lunes un cambio en la forma de hacer política, y apostaba por hacerlo en cuatro ejes: promoviendo la política del respeto, y no de la división; la de los acuerdos, en lugar de la confrontación; la de identidades compartidas que no excluyan a ninguna, y la de la autoexigencia, frente a «una política del victimismo y de lamentación permanente».

Las voces más escépticas con la posibilidad de que ERC adopte este cambio sí que ven con interés los movimientos del partido de Oriol Junqueras de abrirse al PSC tras el cordón sanitario que le impusieron en campaña electoral. De algún modo, el pragmatismo de ERC de pactar en Madrid con el PSOE ha acabado por abarcar también al PSC. En especial, tras el boicot que ejerce Junts a la mesa de diálogo.

Como avanzó THE OBJECTIVE, Junts tampoco pone las cosas fáciles para el porvenir del Ejecutivo. Y barajan una «consulta interna» a medio plazo para preguntar a las bases si siguen en el Govern. En este sentido, Aragonès sabe que, con Junts, va a tener siempre la espada de Damocles sobre su cabeza. Aunque Borràs es un verso libre que el aparato de posconvergentes ha dejado de lado y ni siquiera Carles Puigdemont defiende, tampoco está claro cuál de las corrientes de Junts acabará imponiéndose y esto representa una incógnita para Aragonès y para la estabilidad del Govern.

Conferencia de Pere Aragonès

La conferencia de Aragonès de este lunes, además, se celebró en un momento en el que los puentes con el principal socio externo del Govern, la CUP, están rotos. Los anticapitalistas no asistieron a dicha conferencia y en declaraciones a la prensa pidieron al mandatario catalán que pasara «de las palabras a los hechos» y que trabajara para volver a «un horizonte claro hacia el referéndum de autodeterminación».

Unas reclamaciones que hoy por hoy son inasumibles para Aragonès. El viejo anhelo de ERC de una entente con la CUP y Catalunya En Comú parece poco probable. Más allá de que los números no dan, los cupaires no quieren asumir responsabilidades en un gobierno que hace «política autonomista» . Y aunque los morados fueron clave para aprobar los Presupuestos de la Generalitat, el brazo tendido del PSC ofrece más garantías en un contexto de llegada de los fondos europeos y con un Podemos en horas bajas tras la debacle en Castilla y León.

Por contra, y ahora que se cumple un año de los comicios que dieron pie al Govern de Aragonès, el PSC no renuncia a sus objetivos de campaña. En aquel momento buscó ubicarse en la «centralidad» de la política catalana y ser algo así como el ‘partido del orden’ ante la deriva populista de Junts per Catalunya y la voluntad de ERC de abrirse al diálogo. El próximo paso es acabar de convencer a los de Aragonès de orillar a sus hasta ahora socios en el Govern con la promesa de ofrecerles la estabilidad que no aportan ni Junts ni la CUP.