Ex Jemad Alejandre: «España vive de espaldas a Marruecos, si yo fuera marroquí estaría indignado con los españoles»
Hablamos con el general Alejandre sobre la Defensa nacional, los verdaderos motivos de su cese como Jemad o las amenazas que enfrenta España
Para el general Fernando Alejandre Martínez, Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) entre 2017 y 2020, Marruecos no supone una amenaza directa para España ahora mismo, pero reconoce que «España vive de espaldas a Marruecos» y que tenemos que estar preocupados con nuestro vecino del norte de África ante un posible conflicto: «No se puede improvisar, debemos estar preparados para el día que ocurra».
Contrario a la «politización» de las Fuerzas Armadas, el general Alejandre dice que no se siente «ni un militar del PP, ni un militar del PSOE», y remarca que la Defensa nacional debe ser «un compromiso de todos los españoles», pero reconoce que es algo que no ha terminado de calar entre la sociedad española, que vive en una especie de «falsa seguridad».
Hablamos con el general Alejandre sobre la Defensa nacional, los verdaderos motivos de su cese como Jemad por parte de la ministra Margarita Robles, las amenazas que enfrenta España o la industria de Defensa, entre otros temas. Lo hacemos cuando publica el libro Rey servido y patria honrada, una gran contribución más que necesaria a la cultura de Defensa española.
P. En su libro habla de la pérdida de patriotismo en nuestra sociedad, ¿a qué se debe?
R. Hay una razón geográfica. La gente que vive en una península o en una isla tiende a creer que está seguro, porque sus fronteras están seguras, sin darse cuenta de que eso hoy es una entelequia, es un error. También hay una razón histórica. Nosotros llevamos 200 años sin ver ningún tipo de amenaza externa sobre nuestro país, todos los conflictos en esos años han sido internos, hemos peleado entre nosotros. Las agresiones exteriores son muy buenas para reunir a la gente.
Según un estudio sociológico, solo cuatro de cada diez españoles estarían dispuestos a defender su propia nación. Entiendo que es algo exagerado, pero no cabe duda de que hay un importante número de españoles que no se sienten preocupados por la defensa de su país.
P. ¿Y qué pasa con la figura de los reservistas?
R. El servicio militar obligatorio, con los medios y con los sistemas de armamento que tenemos en la actualidad, era totalmente inasumible, y por eso no me extraña que acabáramos con él. El único problema es que se hizo de forma excesivamente precipitada y sin un plan de transición.
Lo de que todo el mundo sea reservista, no lo sé, pero desde luego, con un Ejército profesional exclusivamente sería muy difícil hacer todo el trabajo en caso de una invasión como la de Ucrania. La Defensa nacional exige un compromiso por parte de todos los españoles y eso de momento en España no está en el común de los mortales.
P. ¿Se ha apropiado la derecha de los valores patrióticos o se los ha dejado escapar la izquierda?
R. Estoy completamente convencido de que es la izquierda la que se ha dejado escapar esos valores. La izquierda se inclina mucho más por la beligerancia en el pacifismo antes que por la Defensa nacional. Hay especie de concepto nebuloso sobre los militares que está mucho más arraigado, sin lugar a dudas, en la masa social de la izquierda.
Es curioso que en ningún otro país de la Europa en la que nos movemos hay ninguna diferencia en la forma en la que enfocan la Defensa nacional los diferentes partidos. En España no es así, porque la Defensa se ve de forma diferente, no solamente dependiendo del partido que está en el poder, sino dependiendo de la distancia que le queda para las siguientes elecciones.
P. ¿Falta cultura de Defensa en nuestro país? ¿debería enseñarse en las aulas?
R. Sin lugar a dudas. Si no se enseña en las aulas nunca llegaremos al éxito. El hacer que surja una concepción de la Defensa nacional y un compromiso de la sociedad con sus Fuerzas Armadas equivalente al de las Fuerzas Armadas con la sociedad solo se puede hacer en los colegios, y lo debe hacer el profesor, sin tapujos, porque tiene un ascendiente sobre el niño.
P. ¿Es Marruecos una amenaza directa para España?
R. No creo que Marruecos sea una amenaza directa hoy para España. Lo que sí que creo es que España vive de espaldas a Marruecos, cosa que a mí me sorprende muchísimo porque somos el único país europeo que tiene frontera con él. Si yo fuera marroquí estaría indignado con los españoles porque no me prestan ninguna atención. También llama la atención que, siendo nosotros su frontera, ellos miran más a nivel gubernamental lo que ocurre en París que lo que sucede en Madrid.
«España vive de espaldas a Marruecos, si fuera marroquí estaría indignado con los españoles porque no me prestan ninguna atención»
Esto, junto con la reivindicación casi secular de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos, hace que tengamos que estar preocupados, y me consta que mis compañeros militares en activo lo están. Que el conflicto vaya a ocurrir mañana, lo dudo, pero lo que no se puede es improvisar el día que ocurra, y en un punto tan concreto como este el conflicto tendría caracteres de guerra híbrida, y ahí vale todo.
P. ¿Deben preocuparnos las amenazas internas, como los movimientos secesionistas?
R. No nos puede sorprender. Tenemos una misión, que está recogida en la Constitución, y tenemos que estar preparados para cualquier cosa que ocurra. Tenemos ejemplos claros cada cierto tiempo, en 2017 fue el antepenúltimo, por lo que ya sabemos perfectamente lo que se plantea y lo que se debe o no se debe hacer.
También es importante los apoyos que estos grupos secesionistas obtienen fuera de España, y todos somos conscientes de que en 2017 hubo mucho interés en algunas partes de Rusia o de Venezuela por difundir mensajes contrarios a los intereses nacionales.
P. ¿A qué se debió su cese como Jemad por parte de Margarita Robles?
R. Yo sabía perfectamente que en el último tiempo de mi mando como Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de España no contaba con el beneplácito de la ministra. Uno no puede tener a su número dos y no llevarse bien con él, es como si Ancelotti se llevara mal con su hijo, si fuera así, entonces uno de los dos sobra en el equipo.
Yo tenía preparada una carta con mi dimisión que nunca llegué a entregar a Robles, porque la ministra lo primero que hizo al ser nombrada de nuevo en el cargo es decirme que quería cesarme. Yo lo asumí como algo normal. Mi forma de hacer, de ser o de opinar sobre temas militares no era la que a ella le gustaba y tiene todo el derecho de elegir a su jefe de Estado Mayor de la Defensa.
P. ¿No tuvo nada que ver con las discrepancias políticas?
R. Lo que no me gusta, y que conste que no fue el caso, es la politización de las Fuerzas Armadas. Yo no me siento ni un militar del PP, ni un militar del PSOE, y me molestó en cierto modo que en la prensa se recogiera que mi cese había sido por una falta de lealtad hacia la ministra, que ella sabe perfectamente que nunca ocurrió, o que se diera a entender que fuer porque yo era del PP, y yo no he sido nunca del PP, llevo sin votar al PP a lo mejor veintitantos años.
P. En su libro deja muy clara la diferencia entre el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas, entre la parte política y la operativa.
R. El Ministerio de Defensa es un elemento político y es parte del Gobierno, que tiene un color político y pertenece a un partido determinado y está bien que sea así. Con mucha frecuencia, el escalón político, cuando llega a la Castellana cree que manda las Fuerzas Armadas, y las Fuerzas Armadas, por la Constitución, les manda el rey y las representa el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, no las representa el ministro, ni el subsecretario, ni el jefe de Gabinete.
«Para ser de las Fuerzas Armadas hay que vestir de uniforme o trabajar para uno que vista el uniforme»
Es muy bueno que haya una separación entre un lado y otro de la Castellana, creo que es muy bueno que haya un elemento político y un elemento militar, y eso no encaja con que se vea al Jefe del Estado Mayor de la Defensa como un órgano político y no encaja con las frecuentes injerencias en las Fuerzas Armadas. Lo siento, pero para ser de las Fuerzas Armadas hay que vestir de uniforme o trabajar para uno que vista el uniforme.
P. ¿Es suficiente el último aumento del Presupuesto de Defensa ?
R. Con sinceridad, no he visto las tripas del Presupuesto, pero en mis tiempos de Jefe de Estado Mayor de la Defensa yo decía que no quería el 2% del PIB, que entonces habría supuesto tener un presupuesto de unos 22.000 23.000 millones de euros, cuando invertíamos 9.000, y que yo con 16.000 millones me contentaba.
P. Una de las reivindicaciones clásicas de nuestras Fuerzas Armadas es la retribución salarial.
R. La decisión de pasar de un sistema de reemplazo obligatorio a un sistema profesional se tomó de un día para otro, no hubo un plan de transición adecuado y eso provocó un verdadero desastre en las unidades en los primeros años del siglo. En la actualidad vamos superando ese bajón, pero lo que no hemos conseguido en absoluto es considerar a nuestros soldados como profesionales.
«A un soldado profesional no se le puede pagar lo que se le paga en la actualidad»
Hay que subir el presupuesto de Defensa, la mitad del presupuesto se dedica a sufragar los gastos de personal. A un soldado profesional no se le puede pagar lo que se le paga en la actualidad, porque entonces buscará trabajo en cualquier sitio menos donde lo está ejerciendo. Hay suboficiales que acaban buscando un puesto de policía municipal en su pueblo porque, por supuesto, es más cómodo y está mucho mejor pagado.
Esto es algo que no sucede en ningún país de nuestro entorno, tratan a sus militares de una forma más respetuosa de la que se hace aquí.
P. ¿Y qué pasa con la modernización y la mejora de material?
R. Desde 2009 no hemos podido acometer por la crisis los planes de reformas adecuados, todavía estamos pagando el programa de modernización que se implantó en las Fuerzas Armadas al comienzo del siglo y que todavía nos queda deuda para otros tres o cinco años más de aquellos programas que se hicieron en los 2000, y ahora me consta que el Ministerio de Defensa está embarcándose en los siguientes programas de modernización. Si eso no se hace con una dotación económica adecuada, no se llega a ningún sitio. Si la deuda es mucho más alta que el borde de la embarcación, al final nos ahogaremos.
P. ¿Está infravalorada la industria de defensa española?
R. No creo que esté infravalorada, lo que sí que me parece es que está infraapoyada. Si una empresa alemana fábrica un teléfono satélite puedo garantizar que el Gobierno alemán apoyará a esa empresa para que coloque ese teléfono satélite en cualquier oficina del mundo. En España somos demasiado respetuosos de la burocracia, demasiado pacatos en ese tema y no hacemos lo suficiente por la industria de defensa nacional. No lo hacemos los militares y no lo hace nuestro Gobierno, porque la industria de Defensa no está excesivamente bien vista.
P. En su libro carga duramente contra la UME, ¿fue un error su creación?
R. La recompensa por satisfacción nos gusta a todos, nos gusta hacer nuestro trabajo bien y que alguien nos lo reconozca. El problema es que, por ejemplo, si yo voy a Afganistán y cuando vuelvo nadie se da cuenta ni me da una palmada en la espalda y, sin embargo, mi compañero de promoción que está en la Unidad Militar de Emergencias cada vez que despliega le hacen un monumento en alguna plaza de un pueblo, pues evidentemente todo el mundo tiene su corazoncito y tiende a irse hacia ese lugar.
He llegado a oír a profesionales de la UME decir «es que yo lucho contra el enemigo de verdad», asumiendo que su trabajo es real, mientras que el de la Defensa de España es un trabajo hipotético. Llegará el momento en que haga falta, pero ahora de momento podemos seguir tranquilamente pensando que el que está de guardia con su avión en la pista de Torrejón pues está simplemente echando el día. Si eso permea pues al final nos volveremos todos benéficos e iremos umedificando el resto de las Fuerzas Armadas.