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Los retos de Defensa para 2022: la cumbre de la OTAN, el 8x8, el Sahel o la amenaza rusa

Se inicia el año militar en España y Defensa arranca 2022 con la modernización de las Fuerzas Armadas como bandera y con varios retos por delante

Los retos de Defensa para 2022: la cumbre de la OTAN, el 8×8, el Sahel o la amenaza rusa

Soldado de Infantería de Marina. | Rodrigo Isasi

Se inicia el año militar en España, como es tradición cada 6 de enero con la Pascua Militar, y el Ministerio de Defensa, que cerró 2021 marcado por la misión de rescate en Afganistán, arranca 2022 con la modernización de las Fuerzas Armadas como bandera y con varios retos y proyectos que perdurarán a lo largo de los próximos años.

El presupuesto de Defensa para 2022, de 10.155 millones de euros, un 7,9% más que el de 2021, tiene entre sus prioridades las inversiones, a las que se destinan 3.647 millones, un 18% más, que redundarán en el desarrollo de la industria nacional y la creación de empleo.

Precisamente, en nuestro país, las industrias de los sectores de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio generan 1.900 millones en I+D+I en el conjunto de la economía española. Así se desprende de un informe que KPMG ha elaborado para la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae), que recoge que las industrias de estos sectores aportaron 16.500 millones de euros al PIB de España en 2020, el 1,5% del total, y dan trabajo a 193.000 ciudadanos, entre empleos directos e indirectos.

Conocidas las cifras de un sector cada vez más pujante, bien vale pasar a enumerar los principales retos y proyectos de Defensa para este año 2022:

Cumbre de la OTAN en Madrid

Defensa se prepara ya para la cumbre de la OTAN 2022, que se celebrará en Madrid entre el 29 y el 30 de mayo, coincidiendo con el 40 Aniversario del ingreso de España en la Alianza Atlántica. Una cita muy importante en la que, previsiblemente, se aprobará el nuevo concepto estratégico de la organización para la próxima década.

España ingresó en la OTAN el 30 de mayo de 1982, una decisión que no estuvo exenta de polémica pero que ha marcado el devenir militar de nuestro país desde entonces. Hoy son pocas las voces que discuten la necesidad de España de pertenecer a esta organización en la que nuestro país participa activamente en diferentes misiones (las policías aéreas del Báltico, Turquía, o Irak, entre otras).

Cada país de la OTAN contribuye a los costos de dirigir la Alianza. Con mucho, la mayor contribución de los aliados se produce mediante la participación en misiones y operaciones lideradas por la OTAN. Por ejemplo, un país puede proporcionar aviones de combate, mientras que otro proporciona barcos, equipos o tropas.  En la Cumbre de Gales en 2014, los aliados de la OTAN se comprometieron a invertir más y mejor en defensa: detener los recortes y pasar a gastar el 2% del PIB en defensa para 2024.

Hoy por hoy, la realidad es otra, y la inversión en Defensa sigue siendo la asignatura pendiente. España no logra alcanzar ese 2% del PIB acordado -cerró 2021 con una inversión en Defensa cercana al 1%-, situándose en la cola de países de la OTAN -solo por delante de Luxemburgo-.

La misión en el Sahel

Tal y como señala el Ministerio de Asuntos Exteriores, España tiene tres objetivos fundamentales en el Sahel. En primer lugar, estabilizar las zonas en conflicto, especialmente Malí, y luchar contra las redes de traficantes que se extienden por toda la región. En segundo lugar, avanzar hacia unos flujos migratorios ordenados y controlados para garantizar una migración regular. En último lugar, en materia de desarrollo, promover espacios de prosperidad compartidos en marcos democráticos y de respeto de los derechos humanos.

En el ámbito militar, Francia lanzó inicialmente la Operación ‘Serval’, que pasó a denominarse ‘Barkhane’ en 2014, para detener el avance yihadista hacia el sur de Mali, evitar la caída de la capital, Bamako, y liberar las principales ciudades del norte, que se habían convertido en refugio de los terroristas.

El destacamento Marfil del Ejército del Aire español en Thies, a 90 kilómetros de Dakar (Senegal), presta apoyo a la operación francesa Barkhane. El contingente español opera desde el Aeropuerto Internacional Blaise Diagne en 19 países y cubre una extensión de más de 5.200 km, contribuyendo en un 30% a la Operación ‘Barkhane’ francesa con misiones de transporte aéreo logístico y de reabastecimiento en vuelo.

El contingente español también da asistencia de transporte a las misiones de Naciones Unidas MINUSMA y MINUSCA de estabilización en Mali y República Centroafricana (RCA), respectivamente. Asimismo, colabora con las misiones de la Unión Europea EUTM Mali y EUTM RCA, de apoyo a la formación y adiestramiento de las Fuerzas Armadas de dichos países, y del G5 Sahel en zona de operaciones.

El Destacamento ‘Marfil’ forma parte del compromiso de España con Francia y las organizaciones internacionales para la estabilización en la zona del Sahel. Las misiones de los países occidentales en la región, entre ellos España, es principalmente de adiestramiento y formación de las Fuerzas Armadas locales y no de combate directo.

Una misión que, previsiblemente, será la más importante de la próxima década, y que no está exenta de peligro, principalmente por los grupos yihadistas que operan en la zona de Mali y la presencia cada vez mayor de Rusia a través del Grupo Wagner, un entramado de empresas de seguridad privadas que son consideradas por algunos expertos como «el ejército en la sombra» del Gobierno de Vladimir Putin.

Precisamente, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Almirante General Teodoro Esteban López Calderón, ya se refirió el pasado noviembre a la labor que nuestros militares desempeñan en el Sahel y subrayó la necesidad de «no abandonar» la región y «contrarrestar la manipulación de Rusia» y hacer frente a todos los factores de desestabilización: terrorismo, pobreza, narcotráfico, cambio climático y gobernanza, entre otros. 

Los países que integran el Sahel son los vecinos de nuestros vecinos del Magreb, y sus amenazas no están tan lejos. Es más, las islas Canarias están más cerca de la frontera noroccidental de Malí que de la península ibérica. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya ha reiterado el compromiso con el Sahel y ha asegurado que España seguirá en la EUTM-Malí, la misión de instrucción de la UE, de la que es el primer contribuyente, con más de 500 efectivos.

VCR 8×8 ‘Dragón’: el nuevo blindado español

La fábrica de armas de Santa Bárbara Sistemas en Trubia (Asturias) inició a mediados de diciembre pasado la fabricación de los primeros Vehículos de Combate sobre Ruedas (VCR) 8×8 ‘Dragón’ del Ejército de Tierra. El contrato del Gobierno con la sociedad Tess Defence -formada por Santa Bárbara Sistemas, Indra, Sapa Placencia y Escribano- se traducirá en el suministro a Tierra de 348 VCR 8×8 entre 2022 y 2027.

Con un coste total que rondará los 3.800 millones de euros (contando el desarrollo, la compra y el mantenimiento), es uno de los mayores programas de vehículos blindados de la historia del Ejército español y que tendrá un gran impacto en la industria nacional. La entrega de las siete primeras unidades está fijada para el segundo trimestre de 2022 -siempre y cuando no haya retrasos-.

Vehículo 8×8 expuesto en Feindef 2021. | Rodrigo Isasi

El plan es que el VCR 8×8 sustituya de forma progresiva a los ya anticuados blindados BMR 600 y VEC-M1. Con un nivel de blindaje superior al de los vehículos actuales, el arma principal del VCR 8×8 es un cañón que dispara munición de calibre 30 milímetros, apoyado por una ametralladora de calibre 7,62 mm. La torre, además, incorpora un sistema para expulsar granadas de humo y un lanzador de misiles capaz de neutralizar un carro de combate a una distancia aproximada de tres kilómetros.

El sobrenombre ‘Dragón’ evoca las virtudes militares de las antiguas unidades de dragones, mezca de Infantería y Caballería, de las cuales son herederas las unidades actuales.

La amenaza rusa

Rusia es ya un viejo enemigo de la OTAN. Las relaciones con Rusia comenzaron después del final de la Guerra Fría, cuando Rusia se unió al Consejo de Cooperación del Atlántico Norte (1991) y al programa de la Asociación para la Paz (1994). Las dos partes asumieron el compromiso recíproco de trabajar juntas para construir un continente estable, seguro e indiviso sobre la base de la asociación y el interés común en 1997.

No es hasta principios de marzo de 2014 cuando las relaciones entre la OTAN y la Federación Rusa se deterioran significativamente, debido a la crisis en Ucrania y a la anexión rusa de Crimea, pidiendo la OTAN a Rusia que detenga sus acciones y afirmando públicamente su apoyo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Así, el 1 de Abril de 2014, la OTAN emite un comunicado en el que anuncia que ha «decidido suspender toda la cooperación civil y militar entre la OTAN y Rusia».

Desde entonces, la tensión no ha hecho más que aumentar. «La tensión entre Rusia y las potencias occidentales se acrecienta y, lamentablemente, cada vez son menos los puentes diplomáticos entre la UE y Rusia para mantener un diálogo totalmente necesario», dijo el Jemad en noviembre del año pasado.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en su visita a los militares españoles desplegados en Letonia. | Defensa

Robles viajó el pasado 30 de diciembre a la base letona de Adazi, a unos 25 kilómetros de la capital, Riga, y unos 120 kilómetros de la frontera, para felicitar el nuevo año a los casi 350 militares del contingente español desplegado en el país en el marco de la misión de policía aérea de la OTAN en el Báltico (Baltic Air Policing).

Se trata de una operación que comenzó en 2004 tras el ingreso en la organización de Estonia, Letonia y Lituania. Desde entonces cuatro aviones de combate de un país aliado permanecen desplegados en la base de Siauliai (Lituania) por periodos de cuatro meses. Tras el estallido de la crisis de Ucrania a principios de 2014 y el aumento de las incursiones de los aviones rusos en el espacio aéreo báltico, la misión se ha reforzado con otros 12 cazas de tres países y otras dos bases de despliegue: Amari, en Estonia y Malbork, en Polonia.

El objetivo es desplegar una fuerza militar de la OTAN a lo largo de la frontera para generar un efecto de disuasión ante una posible amenaza rusa. Son un total de 4.000 efectivos de diferentes naciones repartidos en cuatro ‘battle group’ ubicados en Estonia, Lituania, Polonia y Letonia.

Una misión similar a la que se desarrolla en Rumanía, en la que seis aviones Eurofighters de las Fuerzas Armadas españolas están desplegados en la base aérea de Mihail Koglaniceanu para llevar a cabo la misión de Policía Aérea de la OTAN junto a la fuerza aérea rumana.

Asimismo, la amenaza rusa ha aumentado en los últimos meses a raíz de que Vladímir Putin haya decidido enviar tropas a la frontera con Ucrania, lo que se ha traducido a nivel internacional como una posible invasión al país vecino. Estados Unidos, principal contribuyente de la OTAN, ya ha dejado claro que apoyará a Ucrania en todo lo que haga falta si se produce la invasión rusa. De ser así, está por ver cuál sería el papel de la OTAN en el conflicto y si España, como miembro de la Alianza, participaría activamente.

Las retribuciones a los militares

Esta es una lucha que viene de lejos y que, previsiblemente, seguirá estando presente a lo largo de 2022 y de los próximos años. Las principales asociaciones de militares (Asfaspro, Aume y Atme) reclaman a Defensa un aumento de las retribuciones a los militares, las cuales consideran insuficientes y denuncian la «explotación laboral» y el «ninguneo» por parte del ministerio.

La propia ministra de Defensa, Margarita Robles, reconoce que hay que seguir en la línea de mejorar las retribuciones, pero considera que en 2021 se ha hecho un «esfuerzo importante», algo con lo que las asociaciones de militares no están de acuerdo. «El personal militar sufre explotación laboral, definida como el hecho de recibir un pago inferior al trabajo que se realiza», denuncia Asfaspro, que señala que las Fuerzas Armadas reciben «limosnas» por parte del Gobierno.

Otros grandes proyectos

Submarino S-80: los cuatro submarinos S-80 diseñados y fabricados en España por Navantia y que irán destinados a la Armada van a mejorar enormemente nuestras capacidades militares submarinas, pero a España le están saliendo caros. Un programa cuyo coste para Defensa estaba proyectado en torno a los 1.700 millones de euros y que con los problemas añadidos ha acabado siendo de casi 4.000 millones de euros -cada submarino tiene un coste unitario de 976 millones-.

El primer sumergible de la serie S-80 ha iniciado un período de pruebas en el mar que se prologarán durante todo 2022, no estando prevista su entrega a la Armada y su entrada en servicio operativo hasta 2023. Puesto que los S-80 tienen una dimensiones mayores a las inicialmente previstas, Defensa debe acometer una profunda remodelación de las instalaciones y las infraestructuras de la Base de Submarinos Isaac Peral, situada en el Arsenal de Cartagena, para acoger a los nuevos submarinos.

FCAS, el futuro sistema de combate aéreo: Defensa continuará trabajando en 2022 en el Proyecto FCAS / NGWS (Future Combat Air SystemNew Generation Weapons System) ,el programa aeronáutico más ambicioso desarrollado en Europa tanto en términos tecnológicos como industriales. El futuro avión de combate europeo, que desarrollan España, Francia y Alemania, tiene un coste que superará los 100.000 millones y sustituirá al Eurofighter y al avión francés Rafale en 2040. Las empresas líderes del programa son Dassault Aviation en Francia, Airbus en Alemania e Indra en España.

Las fragatas F-110: en marzo de 2022, Navantia iniciará en su astillero de Ferrol la construcción de la primera de las cinco fragatas F-110 encargadas por España , el futuro buque insignia de la Armada española. El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 4.325 millones de euros, generará a lo largo de la próxima década en torno a 7.000 empleos. Según las previsiones, la primera F-110 entrará en servicio en la Armada en torno a 2026 y la última, en 2030, para sustituir así a las fragatas de la serie F-80.

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