Félix Sanz Roldán: «Rusia va a perder en lo militar, lo político y lo estratégico, nadie va a querer ser amigo de Putin»
El exdirector del CNI Félix Sanz Roldan analiza junto al exministro de Exteriores Josep Piqué la situación en Ucrania
El general de Ejército en la reserva Félix Sanz Roldán, Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) entre 2004 y 2008 y director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) durante diez años, entre 2009 y 2019, considera que, con la invasión de Ucrania, Rusia va a perder a largo plazo en el ámbito militar, político y estratégico: «¿Quién va a querer ser amigo de Putin después de lo que hemos visto en televisión? Nadie».
Así lo ha asegurado en la mesa redonda ‘El día después de la guerra de Ucrania’, organizado por la Fundación Independiente, y cuando se cumplen 22 días de la invasión de Rusia a Ucrania. En el evento, el general Sanz Roldán ha estado acompañado de Josep Piqué Camps, ministro de Asuntos Exteriores (2000/2002).
Para el general, las guerras deben analizarse desde tres planos: el político, el estratégico y el táctico, y es en este último donde Rusia «se ha encontrado a un pueblo decidido a defender su libertad y su soberanía» con una fuerza y resistencia que no esperaba. «Putin debe darse cuenta de que tiene que salir de Ucrania cuanto antes, cuanto más tarde en hacerlo, pero va a ser su resultado».
Además, para el que fuera jefe de los espías españoles durante una década, gran cantidad del material militar que está empleando Rusia «es chatarra», frente al material militar «de calidad» que recibe Ucrania, y añade: «Por Bruselas circula que a Rusia se le ha terminado toda la munición guiada de precisión, y de ahí que algunos misiles puedan estar cayendo sobre objetivos civiles».
El general descarta que se vaya a producir una escalada de la tensión a nivel nuclear: «Me cuesta mucho pensar que se vayan a usar armas nucleares: si hemos estado 40 años sin usarlas me costaría entender que ahora lo hiciéramos, si se usan el daño podría ser muy grande»
Por su parte, el exministro de Exteriores Josep Piqué señala que la intención de «un nacionalista como Putin» con esta invasión es «recuperar la influencia de Rusia, no solo de la URSS, si no de la Rusia Imperial, y tener el Mar Negro». «Lo que intenta Putin es cerrar la salida de Ucrania al Mar Negro y conseguir conectar el Donbás con Crimea y Crimea con Transnistria».
Piqué, que considera que la respuesta de Occidente ante los actos previos de Rusia (Crimea, Chechenia, Osetia del Sur…) ha sido débil, coincide con el general Sanz Roldán en que Rusia está perdiendo la guerra: «A Putin le han salido mal todos los objetivos políticos: ha generado una conciencia nacional en Ucrania brutal, los ucranianos no van a querer ser rusos en siglos».
Hay otra cosa en la que ambos coinciden: en que Rusia ha subestimado la capacidad de resistencia de Ucrania, y en que el Kremlin se ha encontrado a una OTAN y una Unión Europea fuerte y unida. «Putin quería debilitar el vínculo atlántico y lo ha fortalecido, ya no hay discusión sobre la necesidad de la Alianza Atlántica», destaca el exministro de Exteriores.
¿Va entrar Ucrania en la OTAN y en la UE?
Sobre la entrada de Ucrania en la OTAN y/o la Unión Europa, ambos ponentes están de acuerdo: no se va a producir, al menos de momento. «El ingreso de Ucrania en la OTAN es un tema que lleva podrido mucho tiempo», dice Sanz Roldan.
«No se va a producir la integración en la OTAN ni en la Unión Europea en mucho tiempo. Integrarse en la UE requiere de una serie de transformaciones internas, para ser coherentes con el mercado único, y Ucrania tiene todavía un larguísimo camino por recorrer. Hay otros países que llevan en la cola de espera mucho tiempo, y no tiene sentido incorporar ahora a Ucrania y decirle a los serbios, por ejemplo, que deben seguir en la cola», sentencia el que fuera titular de Exteriores de 2000 a 2002.
Y en este sentido y sobre una mayor implicación de la OTAN, descartan que eso vaya a pasar por el momento. Es más, sobre el posible envío de aviones desde Polonia a las Fuerzas Armadas de Ucrania, el general lo tiene claro: «Ni se va a hacer un cierre del espacio aéreo ni un intercambio de aviones».
Sanciones a Rusia: «Hay que medirlas, también perjudican al sancionador»
Piqué considera que hay que tener cuidado con las sanciones impuestas a Rusia y que hay que medirlas, ya que, a diferencia de como pasaba en la Guerra Fría, ahora «las sanciones también perjudican al sancionador». Pide también tener cuidado con la rusofobia: «Hay que distinguir entre el poder político ruso y los ciudadanos rusos, que también son víctimas».
El exministro lanza también un pequeño dardo al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: «No todos los problemas de España vienen por la guerra de Putin, esta guerra los agudiza, pero no hay que simplificar».
En esta cuestión, el exdirector del CNI difiere con Piqué y matiza: «No debemos entrar en la dialéctica sobre si las sanciones nos causan daño a nosotros mismos, debemos ser firmes y mantenerlas, su efecto no debe romper nuestra cohesión, mayor es el dolor que están sufriendo los ucranianos».
«China es el maestro del soft power, no quiere conquistar, quiere montar una tienda»
Sobre la implicación de China en el conflicto como un posible aliado de Rusia y un posible suministro de armamento, también coinciden los ponentes:
«China ahora es el maestro del soft power no quiere venir a conquistar a nadie, quiere venir a poner una tienda», dice el exdirector del CNI. «Es más, China, que controla gran parte de las tierras raras que hay en África, no quiere ir allí con un portaviones, quiere ir con un barco mercante para sacar esos productos y vendérnoslos a nosotros».
El exministro de Exteriores Josep Piqué añade que los objetivos de China y Rusia convergen en «su intención de debilitar a Occidente y en cómo tratan a su ciudadanos», pero que partir de ahí difieren en muchas cosas.
No obstante, quiere dejar claro la firmeza de la respuesta de Occidente ante la crisis de Ucrania: «Si la respuesta de Occidente hubiera sido débil y hubiera mirado hacia otro lado, eso habría sido una señal muy clara para China de que, ante una posible intervención suya en Taiwán, no habría habido una gran respuesta militar de Occidente y eso supondría la antesala para controlar más territorio en el Mar de China».