El giro en el Sáhara no frena la inmigración ilegal: 300 personas llegan a la costa canaria en un día
A lo largo del domingo pasado, centenares de personas de origen subsahariano y magrebí arribaron en cayucos a las costas del archipiélago desde Marruecos
El cambio de posición de España en la cuestión del Sáhara Occidental en favor de Marruecos no ha tenido por ahora ningún efecto positivo en la gestión de los flujos migratorios en el Atlántico. Un objetivo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fijó en la misiva que envió el pasado 14 de marzo al rey Mohamed VI, en la que apoyaba el plan de autonomía marroquí y que ponía fin, según anunció el propio Gobierno, a una crisis diplomática entre ambos países de más de diez meses.
La prueba está en que el pasado domingo, y en menos de 24 horas, 290 inmigrantes llegaron a la costa canaria a bordo de distintas embarcaciones tras ser rescatados por Salvamento Marítimo, según fuentes del Servicio de Emergencias del Gobierno de Canarias. A ellos se suman otras 36 personas que este lunes también han arribado en los puertos de Gran Canaria y Fuerteventura. Estos ciudadanos, la mayoría de origen saharaui y magrebí, partieron desde el mismo punto, la ciudad costera de Tarfaya (Marruecos), en su afán por llegar a territorio español.
Las dos primeras embarcaciones fueron interceptadas durante la madrugada del domingo. Una de ellas, en la que viajaban 60 hombres magrebíes, recaló en el Muelle de Arguineguín (Gran Canaria). Y la otra, que fue avistada al este de la isla de Fuerteventura, llegó hasta el Puerto del Gran Tarajal, donde las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencias atendieron a 53 inmigrantes. Poco después, 48 subsaharianos llegaron hasta el Muelle de la Restringa (El Hierro), y otros 128 a las costas de Tenerife (12), Lanzarote (52) y Gran Canaria (64).
La carta de Sánchez
En la carta que envió al rey marroquí, el líder del Ejecutivo insistía en «renovar y profundizar la relación privilegiada» entre los dos «países hermanos, en un espíritu de estrecha concertación» y en «reiterar nuestra determinación para afrontar juntos los desafíos comunes, especialmente la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, actuando siempre con un espíritu de total cooperación y restablecer la plena normalidad en la circulación de personas y bienes, en beneficio de nuestros pueblos».
Un acuerdo que por ahora no ha visto sus frutos. Según datos de los servicios de emergencias canarios, desde el pasado 14 marzo, fecha en la que Sánchez remitió la carta a Mohamed VI, hasta el pasado sábado, Salvamento Marítimo no había interceptado ninguna embarcación procedente de Marruecos. No obstante, entre el domingo y el lunes, en un plazo de 36 horas, alrededor de 330 inmigrantes llegaron al archipiélago canario.
Malestar en Canarias
El giro del Ejecutivo de Pedro Sánchez con el Sáhara Occidental, en cualquier caso, no ha sentado muy bien en Canarias. Su presidente, Ángel Víctor Torres, dijo hace unos días que el Gobierno central deberá explicar a los canarios el contenido de la carta al rey de Marruecos. Una misiva, dijo, «relevante» y «trascedente», pero que al mismo tiempo trata un «asunto muy sensible» para todo el archipiélago.
Torres, además, precisó que pese a buscar buenas relaciones con el país vecino, no habría recorrido para ninguna propuesta que no contase con el acuerdo de ambas partes: Marruecos y el Frente Polisario. El presidente canario volvió a insistir en el mismo punto poco después, contestando a réplicas de la oposición en el parlamento regional. «Sin acuerdo del Frente Polisario no hay respuesta», dijo.
El líder del Ejecutivo autonómico reiteró que el acuerdo debía partir del seno de las Naciones Unidas y que el fin es conseguir la mejor relación posible entre España y Marruecos. «La solución tiene que ser justa, duradera y bajo el paraguas de la ONU; cualquier propuesta que se ponga sobre la mesa, debe ser aceptada tanto por el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui, como por Marruecos», zanjó.