Los profesores temen una avalancha de reclamaciones con la nueva ESO
El sindicato mayoritario de los docentes rechaza que se les atribuya toda la responsabilidad sobre la promoción de alumnos y alerta de inseguridad jurídica
Los profesores tendrán la última palabra en la promoción de los alumnos. Hasta ahora, los estudiantes de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que suspendieran tres o más asignaturas debían repetir curso. El nuevo currículo, aprobado este martes, permite pasar sin límite de suspensos si así lo determina el profesorado. ANPE, el mayor sindicato profesional, considera que esta novedad genera inseguridad jurídica. Teme que se produzca una avalancha de reclamaciones de familias que no estén de acuerdo con la situación de sus hijos.
«El profesorado se va a quedar sin argumentos jurídicos para defender su decisión», reconoce Ramón Izquierdo, secretario de Acción Sindical en ANPE. En su opinión, los docentes de la ESO deberán ser respaldados por la administración educativa, ya que, si esta decide cursar las reclamaciones de los padres, se creará «un problema en la aplicación de las enseñanzas y la desmotivación de los profesores».
Promocionar en la ESO
ANPE, con más de 80.000 afiliados en España, rechaza «el paso adelante del ministerio», que en el nuevo currículo de la ESO les atribuye «toda la responsabilidad en la promoción y la titulación». Alerta de que la decisión puede generar controversias en los equipos docentes y que menoscaba la autoridad académica. Además, la organización mantiene su «absoluto desacuerdo» con que los alumnos obtengan el título de esta etapa educativa con alguna asignatura suspensa.
«El único indicador para saber si un alumno ha logrado los objetivos son las materias superadas», explica Izquierdo. Desde su organización explican que «la solución para luchar contra el fracaso escolar y disminuir las repeticiones no pasa por establecer sistemas de promoción y titulación con materias suspensas, sino por evitar que esto suceda». Para conseguirlo reclaman programas de refuerzo en los centros educativos y reducir el número de alumnos por aula.
Una propuesta que apoya Francisco García, secretario de Enseñanza en Comisiones Obreras: «No podemos seguir con las ratios que tenemos. Sobre todo, porque aumentaron un 10% con la pandemia y continúan sin reducirse». García afea que el Real Decreto aprobado el martes «no toca el tema». «Un sistema que pretende ser más individualizado requiere dotar a los centros de los recursos necesarios. Esto pasa por reducir las ratios», insiste Maribel Loranca, secretaria de Enseñanza en UGT.
Ramón Izquierdo, secretario de Acción Sindical en ANPE, explica a THE OBJETIVE que el nuevo currículo establece un nuevo modelo curricular que se adapta a la normativa europea y a los compromisos de España con la Estrategia 2021-2030 de la UE. Unos compromisos basados en las recomendaciones que realizó el Consejo de Europa en mayo de 2018 y que define las competencias que deben incluir los currículos. «Es un plan más reducido y generalista», reconoce.
El país en el que más se repite
García, de Comisiones Obreras, reconoce que el Real Decreto supone «un paso adelante», ya que establece «competencias más acordes con la sociedad del siglo XXI». En su opinión, la estructura diseñada en 2015 para aplicar la anterior norma educativa, conocida como ley Wert, pecaba de «hipertrofia». Considera «positivo» flexibilizar los criterios de evaluación y que sean los profesionales quienes determinen qué alumnos promocionan. «Somos el país de la OCDE en el que se más repite y eso es caro e ineficaz», admite.
«Es necesario aumentar la formación del profesorado. En los años de recortes los programas de formación se recortaron un 52%», indica García. Con el nuevo currículo, más práctico y encaminado al mercado laboral, el sindicalista considera indispensable seguir realizando esfuerzos en ese sentido. Loranca también valora positivamente las propuestas introducidas en el Real Decreto para lograr que los aprendizajes sean «realmente significativos y tengan una aplicación real en los distintos ámbitos y contextos de su vida».
La responsable de Enseñanza en UGT considera básico reforzar la equidad, algo que se puede conseguir gracias a la flexibilidad del nuevo currículo y la recuperación del programa de diversificación. No obstante, lamenta el retraso en el desarrollo reglamentario de la conocida como ley Celaá, la norma educativa aprobada en diciembre de 2020, porque «va a dificultar su puesta en marcha». El Real Decreto establece el 60% del currículo (50% en el caso de regiones bilingües). El 40% restante deben fijarlo ahora las comunidades autónomas, que han de redactar y aprobar sus propias adaptaciones.
«Las regiones deben coordinar el desarrollo curricular para no generar desigualdades. Hay asignaturas que las comunidades van a poder incluir en cursos diferentes y, si hay movilidad del alumno, este podría no cursar esa materia nunca. Hay que corregirlo», señala Izquierdo, representante de ANPE. El nuevo currículo termina con el modelo de memorización. El objetivo es combatir la alta tasa de abandono escolar y la repetición de curso, que en España alcanza al 9% de los alumnos, mientras que la media de la OCDE no llega al 2%.
La Filosofía no tiene cabida
El nuevo currículo potenciará el feminismo con el objetivo de fomentar la igualdad de géneros. Se incluirán también conocimientos de Memoria Histórica. Se enseñarán en la asignatura de Valores Cívicos y Éticos. El Real Decreto da margen a las regiones para que la inserten en uno de los cuatro cursos que conforman esta etapa educativa. La materia introducirá conocimientos de filosofía, materia que no seguirá siendo obligatoria, tal y como se comprometió Pedro Sánchez en 2015, cuando estaba en la oposición. Fue el Gobierno del PP quien, ese año, convirtió la asignatura en optativa.
El Gobierno no la ha incluido como optativa de oferta obligatoria en 4º de la ESO. Las comunidades autónomas deben decidir ahora si la incluyen o no. Madrid, Cataluña y Andalucía ya han anunciado que lo seguirán haciendo. Esperanza Rodríguez, vicepresidenta de la Red Española de Filosofía, considera que el nuevo currículo continúa «quitando peso» a la asignatura y que con el tiempo podrían eliminarla por completo. Insiste que la materia de Valores Cívicos y Éticos solo implica «una reflexión», pero que sus contenidos no son exclusivos de la Ética ni de la Filosofía.
La nueva asignatura solo contará con una hora semanal «en algún curso de la ESO», se queja Rodríguez, que también preside la Sociedad Española de Profesorado de Filosofía (SEPFi). La docente considera que es un tiempo insuficiente y lamenta que los partidos del Gobierno hayan incumplido la proposición no de ley que apoyaron en el Congreso en 2018, junto al resto de partidos, para que se volviese a impartir Ética en 4º de la ESO y la Historia de la Filosofía fuese obligatoria en 2º de Bachillerato. En esta etapa, la materia será obligatoria en ambas cursos.