El suicidio se dispara en las prisiones: España es el cuarto país europeo con más casos
Un informe del Consejo de Europa sitúa a España entre los países con mayor tasa de suicidios en las prisiones. Un 22,5% por encima de la media europea
La pandemia ha disparado los suicidios en los centros penitenciarios. España es el cuarto país europeo con mayor tasa de decesos de esta tipología en sus prisiones, por detrás de Rusia, Francia y Reino Unido, según muestra el último informe sobre las cárceles europeas Space I – 2021, elaborado por el Consejo de Europa. En 2020, último año con datos completos, 62 personas se quitaron la vida mientras estaban privadas de libertad. De ellas, un 22,6% (14) se encontraba prisión provisional, es decir, no habían sido condenados en firme.
Uno de los casos de mayor trascendencia fue el de Rosario Porto, condenada a 18 años de prisión por el asesinato de su hija, Asunta Basterra, en 2013 en Teo (La Coruña). En el recuento de la mañana, funcionarios de la cárcel de Brieva (Ávila), donde cumplía pena, encontraron su cuerpo sin vida el 18 de noviembre de 2020. La interna ya había intentado suicidarse en otras ocasiones.
Si se comparan los datos del último balance con los del año anterior, la tasa de suicidios aumentó un 26,5%. En 2019, fueron 49 los presos que decidieron quitarse la vida. Entonces, el Consejo de Europa ya colocaba a España entre los países europeos con más fallecimientos de este tipo, por detrás de Rusia (274), Francia (120), Reino Unido (84), Alemania (58) e Italia (53). No obstante, las estadísticas más recientes colocan a nuestro país más arriba en la clasificación y sitúan el índice de suicidios en las prisiones españolas un 22,5% por encima de la media europea.
Cifra récord de suicidios
Aunque en años anteriores este informe europeo ya mostraba un aumento sostenido de estas muertes, en este caso, el auge de los suicidios en las cárceles coincide con un incremento de fallecimientos fuera de ellas. En 2020, un total de 3.941 personas decidieron poner fin a sus vidas, convirtiéndose este año, en el que se inició la pandemia, en el curso con más suicidios en España desde 1906, cuando comenzaron a compilarse los datos.
Los datos del informe anual del Observatorio del Suicidio en España, de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, que trabaja con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que durante ese año se produjeron de media de casi 11 muertes diarias. El 74% de estas personas eran hombres (2.930) y el 26%, mujeres (1.011).
La realidad es que la pandemia del Covid-19 ha impactado en la salud mental de millones de ciudadanos. Las muertes, infecciones y restricciones sociales han traído consigo más casos de depresión y ansiedad. Es lo que dice un estudio publicado en The Lancet, que evalúa por primera vez el impacto de la pandemia sobre la salud mental en todo el mundo. Esta investigación apunta que, en 2020, se produjeron 53 millones de casos más de depresión y 76 millones adicionales de ansiedad a nivel mundial.
El aumento de estas enfermedades, no obstante, no se ha dado por igual en todos los países. El estudio pone de relieve que los países con mayores tasas de reinserción y mayores limitaciones de movimiento presentan las peores cifras en cuanto al trastorno depresivo y de ansiedad. Afecciones, explican los expertos, que pueden aumentar los casos de suicidio entre la población. En España, tal como reflejan los datos del INE, se ha registrado un máximo histórico en los casos de suicidio consumado.
Protocolo de prevención
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIPP), dependiente del Ministerio del Interior, puso en marcha un protocolo de prevención de suicidios, en 2014. Desde entonces, todos los centros penitenciarios que dependen del Estado cuentan con un programa de actuación para detectar situaciones de especial riesgo entre los reclusos para evitar que se conviertan en conductas suicidas.
En el ingreso siempre se sitúa al interno en una celda compartida para evitar situaciones de aislamiento. Además, se facilitan las llamadas a las familias. No obstante, si un funcionario detecta un intento suicida, entre las medidas urgentes figuran la derivación al hospital de referencia en caso de urgencia psiquiátrica, el tratamiento médico directamente observado, la inmovilización terapéutica acompañada de observación, la asignación urgente de interno de apoyo, la retirada de material de riesgo y la vigilancia especial por funcionarios, informa Efe.
Las medidas programadas incluyen el seguimiento en consulta por parte del servicio médico, la derivación al psiquiatra, el ingreso en enfermería para observación y tratamiento, consulta psicológica, seguimiento directo por su educador y valoración por el trabajador social.